José Ramón de la Morena: «La soledad del periodista de noche es bestial»

José Ramón De la Morena

Mikel Labastida le ha eentrevistado para El Correo:
Hace apenas unos días, José Ramón de la Morena apagaba su etapa en ‘El transistor’ y se despedía de la audiencia desde el estadio Wanda Metropolitano, donde realizó un programa especial con el que decía adiós a 40 años de carrera. El veterano periodista echa el freno voluntariamente para priorizar por primera vez su vida personal ante la profesional.

  • ¿Cómo ha sido esta etapa final, después de que ya hubiese anunciado que se retira?
  • Me he sentido extraño, en algunos momentos se me ha hecho cuesta arriba, como si estuviese a punto de llegar al destino final y necesitase el último empujón. Llevo trabajando de noche 40 años y cada vez se me hacía más duro. Además al tener un niño pequeño el cansancio ha sido más grande.
  • La paternidad habrá sido determinante en su decisión.
  • La nueva paternidad. Hace 30 años todo era diferente, porque el sacrificio era para dar a mis hijas los mejores estudios y pagar la hipoteca. Ahora estamos en otra situación, eso lo tengo asegurado. Con José Ramón es distinto, lo vivo con tranquilidad. Lo miro a menudo y me digo «a ver si consigo que siga siendo así de feliz». La paz que irradian de recién nacidos es algo irrepetible, y ahora me fijo mucho. En eso, en lo plácido que duerme, no quiero perderme nada…
  • Y supongo que se ha hartado de ir al revés que el mundo por horarios.
  • Bueno, yo he sido facilón para adaptarme a los horarios y recuperar sueño. Me ha tocado trabajar en todas las franjas y en todas las condiciones. Con Iñaki Gabilondo estuve en un matinal que empezaba a las seis de la mañana, lo que significaba levantarme a las dos de la madrugada… Después vinieron la Eurocopa del 84, el Mundial del 86… Me hice todos los tours, viajando por carretera sin parar… He empalmado turnos durmiendo en el sofá de la radio. Fue muy salvaje. Me asombro de haber aguantado. Ahora llegaba a mi casa sobre las tres de la madrugada y no me dormía hasta una hora después. Lo he llevado cada vez peor.
  • Va a vivir la noche de un modo diferente a partir de ahora.
  • La soledad del periodista de la noche es bestial, ese regreso a casa de madrugada dándole vueltas a todo. La noche es un juez muy duro con uno mismo, te echa en cara muchas cosas y hay veces que te sabes defender mejor que otras. Cuando terminas el programa te asaltan las dudas, sobre si lo habrás hecho bien o no, si deberías haber callado o contado algo, y todo eso por la noche se gestiona diferente.
  • ¿Ha cumplido todos los sueños laborales?
  • He cumplido más sueños de los que tenía. Me habría conformado con ser ayudante de cualquiera de los compañeros que he tenido. No aspiraba a estar en la radio, mi sueño era trabajar en un periódico. La radio llegó de casualidad y me quedé.
  • ¿Ha cambiado mucho la radio?
  • Mucho. La radio cada vez se ha vuelto más instantánea. Durante la pandemia, de todos modos, se ha descubierto que la televisión también se puede hacer así. La pandemia ha cambiado la manera de hacer periodismo.
  • ¿Cómo se va quitar el mono de radio?
  • La radio es una adicción sana, no hay ningún mono que quitar, me lo voy a tomar solo con más tranquilidad. Tendré la potestad de gobernar mi tiempo, que eso hace muchos años que lo vendí, lo hipotequé. Y se hace doloroso.
  • Pero seguirá trabajando, ¿ya sabe en qué?
  • No sé hacer otra cosa, lo que tengo claro es que no voy a volver a acostarme a las tres de la madrugada por trabajo. Quiero escribir, pero después de darme un tiempo. Echaré el balón al suelo y veré hacia dónde lo mando.
  • ¿Se plantea ejercer otro tipo de periodismo?
  • Me gusta el periodismo deportivo pero nunca se sabe. Lo que me encanta es conversar, comentar con la gente que me despiertan interés. Me pasa cuando escucho a músicos como Serrat o Sabina y me apetece preguntarles dónde y cómo se inspiraron para algunas canciones. El año pasado cuando paró el fútbol nos replanteamos cómo hacer el programa y eso me dio la oportunidad de probar otros recursos.
  • ¿Qué le pareció verse reflejado en la serie ‘Los reyes de la noche’ por su enemistad con José María García?
  • No me doy por aludido porque nunca he sido rey de la noche. Creo que lo que cuentan no coincide con lo que hice con García. Tuvimos momentos que no fueron muy ejemplares, pero mi conciencia la tengo tranquila porque no supe hacerlo mejor. Hay una cosa que tengo clara: no me considero más o menos culpable que García, pero desde luego yo no di la primera bofetada. Me defendí. Fue una época en que se hizo muy buena radio, no solo estábamos nosotros, había vida más allá de las riñas de García y De la Morena. Lo de la serie parece más caricatura que otra cosa. Y aquella fue una generación de buen periodismo.
  • ¿Qué legado le gustaría dejar?
  • Yo no soy Joaquín Prat ni Luis del Olmo, solo soy un reportero venido a más. He estado en escaparates muy buenos, primero en ‘El larguero’ y ahora en ‘El transistor’. Cuando alguien me dice que está todas las noches conmigo me reconforta. Me reconforta saber que he hecho compañía a alguien, que le he servido de algo. Más que un referente siempre he querido ser útil.



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