Pepe Domingo Castaño (COPE): «Pedro Sánchez creo que ha batido el récord mundial de la mentira»

Pepe Domingo Castaño

Ana del Barrio y Daniel Izzedin le han entrevistado para El Mundo:
El locutor de ‘Tiempo de juego’ en la COPE ha estado gravemente enfermo por coronavirus. Tras superar la dolencia, pero aún convaleciente, reflexiona sobre la vida y el futuro del fútbol.



Describe cómo era tu vida antes del coronavirus.
Era mi vida, la de siempre. Radio, familia, amigos, buenas cenas, viajes, un buen vino de cuando en cuando, unos cubatas compartidos, ganas de vivir y, sobre todo, libertad total para hacer lo que me diera la gana. Ésa era mi vida y ésa es la que pretendo que vuelva a ser cuando pase esta locura.

  • ¿Cómo estás pasando el confinamiento?
  • Estoy con Tere, mi novia eterna. Con ella todo se hace más fácil. Es duro, pero también tiene sus buenos momentos. Tienes tiempo para todo, para soñar, para escribir, para disfrutar de la comida, para mirar las estrellas, para leer un buen libro…
  • Has estado enfermo de coronavirus y lo has pasado mal.
  • Es algo que no se puede explicar con palabras. De pronto, te vienes abajo, te entra por el cuerpo una sensación de que te vas, de que se acaba todo. No comes, no duermes, estás fuera de ti, tremendos dolores de cabeza, a veces fiebre, un cansancio increíble que no te permite ni pelar una manzana. Yo no me encontré tan mal como me encontré esos cinco días nunca en mi vida. Creí que no lo contaba. Yo no tuve ni mucha fiebre ni problemas pulmonares, pero no quiero ni acordarme de lo mal que lo pasé.
  • ¿Qué errores hemos cometido como sociedad, y especialmente en España, tan azotada por el coronavirus?
  • No creo que la sociedad sea culpable de nada. Cuando ocurre algo parecido, lo primero que hacemos casi todos, sobre todo los periodistas, es buscar culpables. Y, a veces, no hay culpables a quien cargarles el muerto. Lo que sí tenemos que reprocharnos es haber elegido a unos gobernantes que no han sabido estar a la altura. No se aclaran y eso aumenta el nerviosismo de la gente. Hay que ser directos y eficaces y, sobre todo, decir la verdad. Y nos han mentido. Eso es imperdonable.
  • ¿Qué político nos ha mentido más durante la gestión de esta crisis?
  • Creo que esto va en función del cargo y la responsabilidad. Simón empezó mintiendo -o le obligaron a mentir-; luego mejoró algo su gestión. Pablo Iglesias sigue siendo el que mejor lo aprovecha todo en su beneficio, lo bueno, lo malo y lo peor. Y aún no sacó del todo la patita. El ministro Illa, cuando habla, parece que está pidiendo perdón. Lo de Carmen Calvo es un punto y aparte bastante fuerte, con manta incluida. Y Pedro Sánchez creo que ha batido el récord mundial de la mentira. Lo del ‘Saturday Night Sánchez’ no hay por donde cogerlo. Es la sublimación del «pregúntame lo que quieras y te responderé lo que me dé la gana». Alguien debería decirle que los españoles (y las españolas, faltaría más) no somos gilipollas.
  • ¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando salgas a la calle?
  • Sentarme en una terraza con mi gente, pedir una caña bien fría y un buen aperitivo y darle gracias a la vida por permitirme superar lo que he superado. Y levantaré mi caña por todos los que no han podido superar el virus y por toda esa gente que ha seguido al pie del cañón haciendo grande la solidaridad de este país, que es mucho mejor de lo que pensamos.
  • ¿A qué sabe la vida sin fútbol?
  • Es como un cubata sin ron, una mierda. Lo de jugar sin público lo vamos a pagar caro. A ver si ahora la afición se acostumbra a quedarse en casa viendo la tele y se acaba el chollo de los abonos. Es lo que tiene anteponer la pasta a la salud a la hora de gestionar la vuelta a la normalidad. Y digo normalidad, porque eso de nueva normalidad me parece una mamonada inmensa.
  • ¿Cómo se celebrarán los goles?
  • Habrá que verlo. Todas esas milongas que se montan algunos para celebrar el gol con sus compañeros van a pasar a mejor vida. Se tocarán el escudo, levantarán los brazos gritando gol, se tirarán por el césped, bailarán reguetón o quizás alguno se toque sus partes en señal de hombría mal entendida. Yo qué sé, estoy deseando verlo.
  • ¿Distanciamiento social y estadio de fútbol son términos incompatibles?
  • El fútbol es un juego para que lo disfrute la gente. Y, como tal juego, provoca avalanchas de personas que se abrazan, muchas veces sin conocerse, cuando su equipo mete un gol, se cabrean con el árbitro con la complicidad del que tienen al lado, o sea que hay contacto social sin que los protagonistas lo pretendan. Luego, están las pandas de amigos que encuentran en el fútbol, gran motivo para relacionarse, no sólo en el campo, montan un chat, comen juntos, van de cena, incluso viajan juntos de veraneo. El fútbol es algo más que un estadio, es una manera de vivir para mucha gente. Y si les quitas el estadio, le estás quitando uno de sus grandes motivos para cultivar la relación con los demás.
  • ¿Se van a poder mantener los pequeños clubes sin los ingresos de taquilla ni los abonos?
  • Sí se pueden mantener. La televisión y el márketing de cada club son ahora mismo las partidas económicas que sustentan su supervivencia. Lo que sí creo es que tienen que apretarse el cinturón a la hora de las contrataciones de personal, y no hablo sólo de los jugadores. Cuántos ayudantes tiene un entrenador, cuántos directores tiene un club, cuántos jefecillos, cuántos están en nómina sin pegar un palo al agua… Y además, tendrán que buscar ingresos por otros cauces. Será la única manera de sobrevivir, pero no creo que esto dure mucho tiempo.
  • Mucha gente critica que se hagan test a los futbolistas, pero no al personal sanitario.
  • Y me parece normal que se quejen. En un país en el que está muriendo la gente a miles, donde los sanitarios son los que corren mayor peligro porque están permanentemente en contacto con el virus y a los que se les está negando la posibilidad de hacerse los test, que los futbolistas por su cara bonita tengan acceso a los test a la carta, es algo que a mí me sigue clamando al cielo. Y estoy seguro que, cuando todo pase, alguien pagará por eso.
  • ¿Los futbolistas viven en una burbuja?
  • Ahora mismo, sí. No hay más que echar la vista atrás y recordar otros tiempos no demasiado lejanos, cuando los futbolistas eran personas afables que hablaban con los medios, que sonreían a los aficionados y hasta les firmaban autógrafos. No como ahora, que pasan por delante de ellos, cuando bajan del autobús, con sus auriculares puestos o simulando que hablan por teléfono, todo para evitar a la afición, gracias a la cual están donde están. Tienen que cambiar mucho los futbolistas para ser personas normales. Que aprendan de los del baloncesto. Les vendría bien.
  • No todo el mundo sabe que tuviste éxito de joven como cantante. De estrella de la canción a estrella de la radio. Vaya cambio, ¿no?
  • Nunca fui estrella de nada. Tuve suerte y logré varios números uno aquí y en América cantando. Y todavía no entiendo por qué. No sé cantar como un profesional, no soy guapo, tengo gafas, tenía el pelo horriblemente largo, vestía con aquellos pantalones campana… Nunca entendí que vieron en mí para comprar mis discos, pero la verdad es que los compraron.
  • ¿Cuál es la clave para lucir ese bronceado perfecto?
  • Es cuestión de vitamina D, esa que ahora están recomendando a todo el mundo con la llegada de la pandemia. A mí el sol me da energía y, cuando entro en fase de bajón anímico, me voy a una playita, me tumbo al sol unos días y me recupero rápido.
  • ¿Es cierto que tocas el afilador?
  • Siempre me ha encantado la figura del afilador. Lo recuerdo de pequeño cuando pasaba por mi calle gritando: «Afiladoooooor y paragüerooooooo». Me enternece recordar a aquellos viajeros impenitentes. Y, coincidiendo con uno de mis anuncios que es la crema de orujo del mismo nombre, aprendí a usar este maravilloso instrumento que, además, me gestiona la morriña.
  • Nunca perdonas la juerga de los jueves.
  • Eso no se puede perdonar nunca. El día que se acabe la juerga, se me acabará la vida. La juerga con mi gente, con todos a los que quiero y admiro, es lo más grande de la semana. Y terminará cuando yo termine, y no tengo ninguna gana de hacerlo. Y luego están los viajes que organizo con ellos (bueno, y ellas, como dicen ahora, como si hubieran descubierto la pólvora). Una vez al año me convierto en una auténtica agencia a la que llamo ‘Viajes Castaño, juerga todo el año’. Creo que eso lo dice todo.
  • Confiesa: ¿con quién te llevas mejor con Paco González o con su mujer?
  • Cada cosa a su tiempo y en su lugar. Mi mujer es sagrada, es mi novia eterna y seguro que sin ella ahora sería un pobre hombre echado a perder. Y Paco es como mi hermano adoptivo, al que en primer lugar admiro profundamente porque en la radio no hay ahora mismo nadie como él. Y luego le quiero, con ese cariño que se ha hecho más intenso con el paso de los años y que está por encima incluso de la mismísima radio.
  • ¿Cómo se te ocurrió convertirte en locutor de anuncios?
  • Me pareció que ahí había un hueco desde que se fue aquel gran hombre que se llamaba -y se llama en mi recuerdo- Joaquín Prat. Aproveché ese hueco, me inventé una manera divertida de encajar la publicidad dentro de un programa deportivo y, poco a poco, la gente fue entrando, nos fuimos compenetrando y ahí seguimos, intentando que la publicidad no sea una pausa, como muchos profesionales dicen, sino auténtica radio. Y encima me pagan y me lo paso bien. Creo que he acertado, ¿no?
  • Los periodistas solemos ser alérgicos a las marcas.
  • Antes ningún periodista hacía anuncios, hasta que vino el lobo de verdad y no tuvieron más remedio que hacerlo. Ahora, todo el mundo anuncia cosas, parece algo normal. Pero antes sólo lo hacíamos algunos que, por dedicarnos a la publicidad, estábamos minusvalorados en la radio. Eso ha cambiado y me alegro de que se reconozca que anunciar algo y anunciarlo bien es una buena manera de mejorar la radio.
  • ¿Qué poder tiene ‘Tiempo de Juego’?
  • Tiene el poder de lo natural, de lo auténtico, de la verdad. No hay engaño. Lo que suena en el programa, el buen rollo, el cachondeo, la complicidad, el compadreo, la cordialidad y las ganas de vivir son auténticas, es lo que sentimos y así lo comunicamos a los demás. Siempre lo hemos hecho así y tratamos de no defraudar nunca a esa gente maravillosa que nos ha llevado hasta arriba, aunque el EGM nos toque muchas veces las narices.
  • ¿Hay mucha envidia en el periodismo deportivo español?
  • Hay competencia. Siempre la hubo. Lo que pasa que antes esa competencia generaba envidias, pero, con el tiempo, creo que hemos mejorado. Y nos llevamos bien con todo el mundo. Todos queremos ser números uno, pero con buenas artes y sin tener que despellejar al contrario. ¡Viva la competencia! Cuanto mejores sean tus rivales, mejor vas a ser tú.
  • ¿Seguro que no vuelan los cuchillos entre las estrellas deportivas de la radio?
  • Ya no. Volaron en su día, no mataron a nadie, pero volaron. Y hasta pienso que hemos pasado de aquellos cuchillos a cierta ñoñería entre las estrellas. Un poco de follón no vendría mal.
  • Define con pocas palabras a los siguientes periodistas: Paco González.
  • Casi Dios. Y sin casi.
  • Manolo Lama.
  • El gran capitán del grupo.
  • José Ramón de la Morena.
  • Inventó otra radio. Grande.
  • Manu Carreño.
  • Me reservo la opinión. O sea…
  • Josep Pedrerol.
  • Tiene su chiringuito abarrotado. Y eso mola.
  • José María García.
  • La radio siempre estará en deuda con él.
  • ¿Cuál es el momento más duro que has vivido en la radio?
  • Cuando ocurrió lo de Paco en la SER, ese momento tremendo en el que tienes que decir entre la empresa y el amigo. Y la felicidad interna que sientes cuando eliges al amigo, cuando el corazón le puede a la cabeza.
  • ¿Seguirá Pepe Domingo Castaño la temporada que viene al pie del cañón?
  • Eso te lo diré después de la publicidad.
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