Pablo Del Campo escribe en esdiario.com que el editor de Periodista Digital presume de la sentencia que condena al humorista y a la propia emisora con una multa de 41.800 euros por, entre otras cosas, llamarle «subnormal» 16 veces.
Ha sido el propio Alfonso Rojo, periodista y editor de Periodista Digital el que ha anunciado la publicación de la sentencia condenatoria contra Héctor de Miguel, popularmente conocido como Quequé, por vulneración en el derecho al honor del propio Rojo.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid corrige al Juzgado de Primera Instancia que en su día desestimó la demanda interpuesta por el periodista y acaba condenando a Quequé al pago de 41.800 euros, más las costas, por el delito anteriormente citado.
Pero es que, según el propio Rojo, «la sentencia señala como autor principal a Héctor de Miguel, más conocido como ‘Quequé’, pero responsabiliza al conjunto de la empresa radiofónica del Grupo PRISA, por connivencia con el chistoso».
Así se explica en la propia sentencia: «Esta conducta de connivencia con el autor de las expresiones menospreciativas durante sucesivos programas de la cadena, unida a la participación en los beneficios económicos derivados de la divulgación, determina que es procedente esta extensión de la responsabilidad, con carácter solidario, a la cadena radiofónica, SOCIEDAD ESPAÑOLA DE RADIODIFUSION SL, Cadena SER, en donde se han propagado las manifestaciones que constituyen la intromisión ilegítima, por el autor directo de dichos insultos».
El recurso ha sido liderado por el abogado Álvaro Rojo Quintana, hijo de Alfonso Rojo y de Ana Rosa Quintana, que fue el encargado de apelar ante la Audiencia Provincial de Madrid el primer fallo registrado en Primera Instancia.
En la sentencia queda probado que «sin mediar provocación directa por el Sr. Rojo al Sr. de Miguel, este le califica como “subnormal”, no una, sino hasta 16 veces, con evidente insistencia y ánimo recordatorio de su juicio peyorativo sobre el demandante».
«Una cruel situación de bullying»
El Tribunal no considera «nada irónico ni ingenioso, tildar de modo repetitivo de “subnormal” a una persona con la que se discrepa. Consideramos que resulta lamentable un acoso semejante entre profesionales, semejándose a una cruel situación de bullying, que merece un justificado reproche social, pues se pretende provocar una situación de humor a costa de la humillación y denostación de una persona a nivel social».
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