Felipe González se marca un Obama: estrena podcast para «contextualizar su legado»

Felipe González

Vanity Fair publica: ¿Por qué es tan frecuente que los exmandatarios se conviertan en conferenciantes? «Para que otros puedan aprovechar su experiencia», decía la politóloga estadounidense Irina Berenky en un artículo académico sobre el papel que deben jugar los expresidentes de Gobierno. Añadía también, no sin malicia, que otro de los motivos que los movía a hacerlo era «restaurar su imagen o reescribir la historia de su mandato». Y que por eso muchos dedicaban tanto tiempo de su jubilación política a publicar memorias, dar charlas o usar sus redes sociales. Ahora, además, graban podcasts.



Esto último sólo lo ha hecho en España, de momento, Felipe González. Desde la fundación que montó con ayuda de su hija María, acaban de anunciar que el expresidente lanza Sintonías infrecuentes , un podcast «para la reflexión y que aspira a convertirse en un nexo de comunicación directa con la ciudadanía». Así arranca la nota de prensa enviada a los medios, pero al final de la misma añaden otro objetivo: «Contextualizar su legado». A eso se refería Berenky con lo de reescribir su historia.

Otra de las claves de ese afán están en lo que en esa nota de prensa enviada por el equipo de González llaman «comunicación directa». Es decir, sin periodistas. A pesar de que cualquier medio de comunicación los atenderia si quisieran decir algo, apenas se ponen al teléfono, ni se prestan a entrevistas pues prefieren, además de legislar y gobernar, sujetarse ellos mismos el micrófono. Hablar, no contestar preguntas. O mejor aún, invertir los papeles, como hace Pablo Iglesias en Otra vuelta de Tuerka.

El caso de los Obama
El ejemplo del podcast viene de lejos aunque sea reciente. Del mismo modo que el papel que juega la prensa en democracia lo entendieron antes y mejor en Estados Unidos, también ha sido allí donde han captado más rápido las ventajas de prescindir de ella. El caso más claro es el del matrimonio expresidencial formado por Barack y Michelle Obama, que no sólo han probado el formato que ahora estrena González, sino que han creado su propia productora, Higher Ground Productions, con la que mantener una «comunicación directa».

Con ella dan su visión del mundo: hablan alimentación sana en el documental Waffles + Mochi mientras preparan otro sobre la fascinante vida del exesclavo, autor y defensor de los derchos de los negro Frederick Douglass. Y también dan la visión que de ellos mismos quieren que tenga ese mundo y la posteridad: por ejemplo en los podcast o en la película Becoming, donde rizan el rizo y un equipo sigue a Michelle en la gira de presentación de sus memorias.

Rentable, de otra manera
En el caso de los Obama, además, es un buen negocio, pues los honorarios por sus conferencias y los derechos de distribución de sus productos audiovisuales se pagan y se distribuyen por medio mundo.

En España, el negocio no puede ser el motivo principal pues, para empezar, la audiencia de González no alcanzaría nunca la de los Obama, famosos en todo el planeta. En su caso, participar en el debate público sería una de sus razones –aunque el andaluz, como el resto de expresidentes españoles se ha ausentado del mismo en la peor crisis sanitaria que ha vivido el país en el último siglo– y a la vez, modelar su imagen y el relato de su trayectoria.

La novedad es que González lo hace ahora en un podcast, pero el fin es muy parecido al que persiguieron José María Aznar, Mariano Rajoy o Albert Rivera al publicar sus memorias o Iglesias al alternar su papel de vicepresidente, y ahora candidato a la Comunidad de Madrid, con el de entrevistador en un espacio de Youtube.

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