Dani Garrido (Cadena SER): «Intentamos reírnos más que llorar y aunque fue difícil, aprendimos mucho»

Dani Garrido

Tras pobtener el Premio Ondas, Cristina Limia le ha entrevistado para diariovasco.com
Dicen que los momentos duros sacan lo mejor y lo peor de uno mismo. En medio de la infernal crisis de la Covid-19, tras largos meses en los que toda la actividad deportiva se ha visto suspendida por la pandemia… el programa radiofónico Carrusel Deportivo, dirigido por el legazpiarra Dani Garrido en Cadena Ser, ha recibido el Premio Ondas. Desde Madrid, donde reside desde hace diez años, relata a DV cómo vive este reconocimiento a su labor periodística y cómo están siendo estos meses tan complejos tanto profesional, como personalmente en la gran urbe. «Cada día que pasa echo más de menos el pueblo» reconoce con una pizca de nostalgia.



– ¿Cuál cree que ha sido el secreto de este Premio Ondas?
– Es un reconocimiento que debemos a los oyentes de la radio. Ellas y ellos fueron y son el hilo conductor de Carrusel. Por lo demás, es un premio al colectivo. Carrusel es un programa que sale adelante gracias a más de doscientas personas cada fin de semana, en el que el menor mérito es el del presentador.

– ¿Cómo fueron aquellos meses de trabajo radiofónico sin actualidad deportiva?
– Fueron meses difíciles para todos, en los que decidimos que teníamos que utilizar las horas de Carrusel para entretener a la gente, para intentar que se desviara el foco de atención de la pandemia por un tiempo, para evadirnos. Es verdad que paró el deporte, pero aprendimos mucho. Intentamos reírnos más que llorar y mucha gente aportó. Gente como Buenafuente, Évole, Martín Berasategi, Iniesta, Ernesto Sevilla, Iñaki Gabilondo…Pasaron centenares, son solo algunos ejemplos. Se convirtió en un gran magazine, siempre con mucha participación de los oyentes.

– Y a nivel personal, ¿qué fue lo más difícil? y ¿lo más gratificante?
– Mantenerse en antena cuando sabías que estabas a punto de dar el dato de fallecimientos, era el momento más complicado del día. Hubo momentos especialmente difíciles que hacen que te replantees muchas cosas. Sin embargo, más que nunca, era importante entretener a la audiencia, simplemente, hacer compañía a tanta gente que estaba en sus casas, en muchos casos sola. Ese giro era muy delicado y supongo que no siempre lo conseguimos. Después te das cuenta de lo ridículo que puede llegar a ser elevar a categoría de problema la derrota de tu equipo de fútbol, ojalá todo problema en la vida fuera ese. Lo más gratificante fue el día que dedicamos a las amonas y los aitonas, llamaron a la radio muchísimos, nos contaron sus experiencias, dificultades del pasado. Fue muy emocionante, creo que esta sociedad no podrá perdonarse jamás haber dejado de lado a los mayores en la primera ola.

– Actualmente, ¿cómo está viviendo la situación en Madrid?
– Mal, como en cualquier lugar, con el importante matiz de la politización lamentable de la pandemia que, como siempre, paga el pueblo trabajador. Noto que la sobreinformación, al trabajar en una radio, me fatiga mentalmente. Noto que necesito más espacio para la desconexión, para evadirme de realidades que son muy complicadas. Y como cualquier ciudadano, lo vivo con un punto de pena, de tristeza, pero también con la esperanza de que tarde o temprano, pasará.

– ¿Cómo ha sido la travesía profesional que le llevó hasta Madrid?
– Supongo que he tenido mucha suerte profesional. Fui cumpliendo etapas en Bilbao, tuve muy buena gente que me asesoró, que me ayudó a progresar, que tuvo mucha paciencia conmigo en los inicios, porque no fui nada brillante. Sí tenía mucha dedicación y entiendo que ganas de evolucionar. En casa fuimos siempre muy de radio, gracias a mi ama, Lourdes, que era una apasionada. Se pasaba el día escuchando, y recuerdo lo contenta que se ponía cuando me escuchaba en cualquier programa. Me regaló esa pasión por la radio y eso me ayuda siempre a crecer. Estuve diez años en Bilbao, hasta que con treinta y uno me llamaron para trabajar en la sede central de la Cadena SER.

– ¿Cuánto tiempo lleva dirigiendo Carrusel Deportivo?
– Esta es mi quinta temporada, me parece mentira, pero el tiempo vuela y da un poco de vértigo. Los primeros años en Madrid fueron para conocer el programa por dentro prácticamente en todas las funciones posibles. Ya con Manu Carreño, que también dirigió el programa, comencé a presentar algunas ediciones. Hasta que se equivocaron y me dieron la responsabilidad de dirigirlo a mí, jeje.

– ¿Algún sueño profesional por cumplir?
– Si algo nos demuestra la pandemia que vivimos es a relativizar tanto problemas, como planes de futuro. Son golpes de realidad. Lo que quiero es seguir aprendiendo el oficio, que aún me queda para ser un comunicador sólido. Me conformo con seguir trabajando día a día con la misma libertad de la que disfruto ahora. Si a partir de ahí llegan más Mundiales, Eurocopas o Juegos Olímpicos, pues perfecto.

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