José Manuel Mures rememora el mítico ‘Susurros y pellizcos’ de Radio León

José Manuel Mures. Foto: Pancho Marcos Peñacorba

La entrevista de Marta Cuervo al histórico locutor de Radio León y de Los 40 Principales José Manuel Mures para ileon.com nos sirve para recuperar la memoria del legendario programa «Susurros y pellizcos«.

Su éxito se alargó hasta bien entrados los 90, y de ella surgieron muchos matrimonios. También puede considerarse el ‘Tinder’ de la época, y aunque ya nadie escribe cartas físicas, un grupo en Facebook de más de 2.000 integrantes refresca la memoria de estos enamorados empedernidos. Risas, cachondeo y mucho amor, así se ligaba con el programa de radio más romántico de José Manuel Mures.

«Que nadie me repita la palabra amor. Volver a ser feliz es imposible. Murieron tantas cosas esta tarde… Que no me queda nada por vivir, tan sólo quiero recordar que un día fui volcán entre tus brazos. Que me llenó de amor y puso mil caricias en mis manos»… fragmento de una carta del programa de Radio León ‘Susurros y pellizcos’.

Amor. Desamor. Al final es sólo eso. Perder la cabeza por alguien, el valor de decirlo, el romanticismo de hacerlo. Y ya sea a través de una etiqueta de Instagram, con los 140 caracteres de un tuit, la discreción de un email o la ternura de una carta, también hay que aguantar el tipo esperando la respuesta.

Las formas cambian, pero la esencia es la misma, y en los 80-90 se hacía a través de la radio, del programa de José Manuel Mures en Radio León -Cadena SER-: ‘Susurros y pellizcos’. Los enamorados, amantes, ‘follamigos’ y conquistadores se servían de este canal para dar rienda suelta a sus sentimientos más íntimos, para ‘entrar’ a la persona que les gustaba o buscar un acercamiento con quién les había robado la calma. Un sistema ‘vox populi’, que bien podría considerarse la antesala de las aplicaciones que hoy se usan para ligar –Tinder, Adopta un tío-, o de otras cuentas de salseo como el @informerdelaULE, que dice a través de Twitter todo aquello que los estudiantes de la Universidad de León piensan y no se atreven a publicar. Aunque en ‘Susurros y pellizcos’ la mayoría de las veces se daba la cara, y encima los autores de las cartas y poemas sabían que no sólo el destinatario le descubriría: el programa tenía tremendo índice de audiencia y era la comidilla en los patios de todos los institutos leoneses.

‘Susurros y pellizcos’ era la red social del momento. «Lo hacíamos por teléfono, con dos líneas: llamaban por un lado las mujeres, y por otro los hombres. También teníamos la sección de cartas que era el medio más usado. Recibíamos muchísimas, había días que teníamos 80 ó 100 cartas de amor», recuerda Mures, uno de los creadores y conductores del espacio pionero.

De cartas desde la cárcel hasta la lucha de dos hermanos por el amor de una misma mujer
«El programa se creó porque de aquella teníamos mucho sitio para hacer radio, y me pareció divertido que la gente pudiera tener relación a través de ella, aunque lo usaban más para el cachondeo», explica la voz más escuchada de las ondas leonesas, José Manuel Mures. «Pero cuando ampliamos a la noche, empezamos a leer cartas de amor todos los días a las 12, durante una hora, y lo aderezábamos con música lenta, llegó a ser un programa que tuvo bastante consistencia amorosa», añade.

La sensual ‘Je t’aime… moi non plus’ –sintonía del programa- fue testigo de innumerables historias, muchas atesoradas en la memoria de Mures, las más bonitas, custodiadas en la emisora en sus sobres originales, y que gracias al trabajo del locutor vuelven a salir a la luz para los nostálgicos del grupo de Facebook  ‘Susurros y pellizcos’, de más de 2.000 integrantes.

«Cruzábamos las cartas de gente que escribía desde la cárcel, de historias entrelazadas a través de las cartas del programa. Hace poco hemos estado publicando una serie de cartas de dos hermanos que estaban locos por una chica muy guapa, y se mandaron un montón, al final no sé quién ganaría», comenta Mures, quien confía que los autores de estos textos saben que son sus letras. «Se ve cómo estaba escrita, si a máquina o a mano, y me imagino que quien la escribiera en su momento, si sigue por aquí o tiene contacto con el grupo -creado por Enrique Barthe que vive en Chile-, la reconocerá. Pero sigo pensando que el grupo es muy local», apunta con voz socarrona quien cada día cuelga una canción imprescindible: «los susurros imprescindibles», acompañados cada semana del audio de una carta que vuelve a las ondas.

¿Qué se ha perdido la gente que no conoció ‘Susurros y pellizcos’?
«Creo que ahora es distinto, sin más. Ni la gente que hay ahora se perdió lo de antes ni la gente de antes se pierde lo de ahora; las generaciones nos van aportando cosas y nos tenemos que apuntar a todo. Los sentimientos son los mismos, la gente se enamora y se desenamora igual: te jorobas, sufres y escribes cosas y lloriqueas por las esquinas», responde con su voz socarrona.

Aunque el presentador de ‘Los 40′ en Radio León reconoce que ahora hay muchas más opciones para contactar con la otra persona. «Hay que acoplarse a lo que hay, ahora tienes más contacto y las relaciones son más intensas de momento y más rápidas. Pero las relaciones son igual: si te gusta alguien intentas relacionarte de una forma o de otra con los medios que tienes, y de aquella estaban las cartas y la radio como punto intermedio», insiste el locutor.

Entre las anécdotas más llamativas: el triunfo del amor, ya que mucha gente se casó gracias al programa; y las llamadas de atención de Correos, que les entregaban sacas con más de 100 historias. «Seleccionábamos un poco y, dependiendo si eran muy de cachondeo, las leíamos durante el fin de semana. También había que entender la letra, que esa es otra ciencia, me especialicé mucho con la letra de las cartas», cuenta Mures mientras muestra con cariño una carta del 86: «Mira qué tomate de carta, qué intensa, es doble… escrita a máquina, pero con sus correcciones oportunas, con puntos y comas».

«Tuve alguna experiencia de enfados, que solventé y aprendí a hacerlo con más tiento. No leía datos privados. La gente que quería se daba por enterada. Nos conocíamos todos de los diferentes institutos, el movimiento que había. Era todo muy local».

‘Susurros y pellizcos’, ‘Chúpame la oreja’ y ‘Burbujas de amor’
A medida que se fue recortando la programación local, ‘Susurros y pellizcos’ fue haciendo versiones más reducidas del programa. «Luego se llamó ‘Chúpame la oreja’.
Entre los dos programas duramos 9 años con cartas, con canciones de amor. Luego hicimos una versión más en Cadena Dial, con Alberto Castro que se llamaba ‘Burbujas de Amor‘. Pero todo fueron sucedáneos», detalla el locutor que entre semana se lo curraba con las cartas y con la música lenta, algo muy romántico, y el fin de semana se juntaba con José Manuel Contreras, Joaquín Otero y JC –Juan Carlos de León-.

«Nos vemos en el reloj de Santo Domingo»
La mayoría de la gente que se citaba a través del programa quedaba en el reloj de Santo Domingo, y muchos de quienes escuchaban iban a cotillear. «Para reírse un rato, eran todos muy cachondos, el resultado de la edad. Había quienes no tenían otra posibilidad de contactar con nadie, solo a través de la radio, y quienes se partían de risa. Al día siguiente, en el instituto todo se comentaba: ‘éste llamó a ésta, se escribió una carta con tal, o mira la carta que le colamos a Mures’.
Era la gracia del momento», confiesa el propio Mures que asegura que tan atrevidos eran los chicos como las chicas, y que también tenían cartas recurrentes de enamorados empedernidos.

La radio, como el amor, sigue muy viva
Mures nunca se ha desvinculado de la radio, y reconoce que todo lo que envuelve este mundo «le parece de antes de ayer». «Llevo 36 años aquí, que son muchos años, pero todo para mí ha ido muy rápido, no he parado en ningún momento». A pesar de ello, la mítica voz de la radio de León, asegura que «cada cosa tiene su tiempo».
Para el locutor el amor no es mejor ni peor que en los tiempos de ‘Susurros y pellizcos«, aunque sería muy complicado recuperar la esencia del programa. «Un programa de música lenta siempre es un programa de música lenta, y si encima tiene pinceladas con canciones de amor, podría funcionar, sería cuestión de utilizar los medios que tenemos ahora, ‘mándanos un mail a … ‘ –imagina Mures en voz alta- «Lo bueno de todo esto es que el medio radiofónico sigue muy vivo, la gente sigue consumiendo radio, también con los podcast, aunque a mí me gusta escuchar la radio en directo, que me cuente cosas». «Es cierto que cada vez hay menos aparatos de radio, pero todavía hoy viene un colegio a visitarnos y a los niños se les salen los ojos. Algo tiene la radio que otros medios no han sabido potenciar, mucho encanto para esconder detrás de una voz a las personas», reflexiona.

Antes de despedirse, como confesión de alguien que ha vivido siempre entre sintonías, revela que, en el amor y en la radio, un método que nunca falla son las dedicatorias en las canciones. «Si ahora abrimos la antena y nos ponemos a dedicar canciones, llaman para dedicar 20.000 temas. Dedicar canciones es un estándar de la radio, y dedicar canciones de amor es un estándar de la radio de amor».

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