
06.06.2025.- Alba Moledo escribe en diariodepotevedra.es que La Ventana de la SER se abre este viernes en Pontevedra, en el salón de actos de la UNED, con Carles Francino al frente. La ocasión es doblemente especial, pues tiene como marco la primera edición de los Premios José Hermida de Radios Escolares, una conexión entre dos vocaciones, la radio y la educación que, asegura, «me emociona por dentro».
Para Carles Francino (Barcelona, 1958) asomarse a La Ventana desde Pontevedra siempre es plato de buen gusto. Ahora se trata de «sembrar semilla para el día de mañana» y, en ese empeño, en busca de un periodismo más limpio y con perspectiva, lo tiene más claro que nunca: «Por si alguien tenía todavía alguna duda, la muerte de la radio no está cerca ni se la espera».
Cuarta cita con la ciudad en seis años. ¿Qué tiene Pontevedra?
La ciudad tiene muchos atractivos, pero lo de este viernes es algo muy especial. Porque estos premios que llevan el apellido de Hermida refuerzan el vínculo entre la escuela y la radio como una herramienta de educación y divulgación. Toda esta actividad que está haciendo Radio Pontevedra es una apuesta de futuro acojonante.
Hemos sido muchos los que crecimos escuchando su voz en la Ser. ¿Cómo vive lo de este viernes?
Precisamente, a mí, que mi vocación real era ser maestro y he terminado trabajando fundamentalmente en la radio, ver esa conexión en otro plano, como el de este viernes, me emociona por dentro. Estaba dispuesto a estudiar magisterio y se me cruzó por el camino la radio.
¿Qué lugar ocupa la radio en la vida de los jóvenes y cómo se puede llegar a ellos a través de las ondas?
Yo creo que hay dos retos para buscar audiencia, en la gente joven y no tan joven. Uno, las cosas que cuentas. Nosotros somos contadores de historias y deberíamos buscar siempre las que puedan interesar más al oyente. Luego están los nuevos formatos. Ahora hay muchas más formas de consumir audio y eso nos favorece, pero tenemos que dar con la tecla, no solo para fabricar contenidos para un determinado público, en este caso los jóvenes, sino para incorporarles a ellos y escucharles. Al principio de esta temporada de La Ventana dije que quería poner mucho el acento en el colectivo de los adolescentes, que están en esa edad en esa ‘tierra de nadie’. Desde la radio debemos escucharles. No hay una fórmula mágica, la radio es una relación de poquito a poco, no de enamoramiento instantáneo, es muy de piel. Y el vínculo que establece con sus oyentes es sólido, pero cultivado durante mucho tiempo. Si de repente abro La Ventana con una hora de humor gamberro, si tenemos un buen prescriptor de libros como Benjamín Prado; uno que hace un concurso medio zumbado como Javier Coronas; una buena prescriptora de televisión, series y cine como Mariola Cubells… Es ir poniendo contenidos que puedan interesar y tratar de entrar en su mundo, en su lenguaje.
En el último apagón quedó demostrado que la radio sigue salvándonos. ¿Es un medio de futuro?
Sin ninguna duda. Dentro de toda la revolución tecnológica de los últimos quince o veinte años, la radio es la que sale más fortalecida. El audio, al contrario que el papel, es el mismo producto, pero se puede consumir en diferido, a la carta, en streaming. La radio tiene el futuro más claro del mundo y es el medio que genera más credibilidad, según las encuestas. Te puede gustar o no, pero combate con tus armas. En la radio no hay mucha posibilidad de maquillar ni disimular. En la radio al impostor se le pilla pronto.
¿Le falta algo? La Ventana es un clásico, pero existen diversos enfoques y competencias a través de los podcast…
La radio seguramente tenga que echarle una ojeada a los formatos más tradicionales. Pero sin una prisa ni una urgencia especial. Los podcast pueden alimentar también la antena de la radio, el mundo podcast es radio. Todo lo bueno que hay ahí, a nivel de talento y divulgación científica, artística, de entretenimiento… es un viaje en dos direcciones: de la antena al podcast y del podcast a la antena. Eso que llaman ‘radio hablada’, que a mí siempre me ha hecho mucha gracia, tiene que buscar gente interesante y cultivar todos los géneros.
En este momento político y de desinformación, ¿cuál es el papel de los medios?
A mí no me gusta nada meterme en otros berenjenales, aunque claro que hay que hacer debates e informar. Un gran reto de la radio: tenemos que sustraernos del yugo de la política mediocre de una vez por todas. La política es sensacional, imprescindible, necesaria, digna, pero algunos la están convirtiendo en una barra de bar. La radio, en mi modesta opinión, tiene el reto de desengancharse de esto. Y por ahí puede crecer e incorporar nuevos públicos. Estoy seguro de que hay muchísima gente en España, joven y no tan joven, que está harta de todo este ruido, del desplante continuo, de la bronca y el insulto. ¿En qué estamos convirtiendo la política? Los medios también están contribuyendo a esto. Yo creo que la radio, y concretamente la Ser, tenemos la oportunidad de intentar desengancharnos de esta servidumbre, porque nos hemos dejado colonizar y ocupa demasiado espacio la política de cuarta división, no la importante, que es la que hay que seguir. Ahora más que nunca, no podemos meter la pata.
¿Cómo se puede limpiar ese horizonte y rescatar la confianza del público?
Lo primero, invertir recursos en el periodismo y en los buenos profesionales. Y eso compete a las empresas. Luego, esos profesionales tienen que dar el callo y mostrar el mundo desde todos los ángulos posibles de acuerdo a unos fundamentos éticos. Nosotros no estamos para poner ni quitar presidentes, ni para marcar tendencia. No, somos contadores de historias y tenemos que conectar al oyente con el mundo que le rodea desde distintas miradas y eso no está reñido con que cada medio tenga una línea editorial. Algunos no hemos saltado esas normas éticas, pero ya está muy claro cómo nos podemos distinguir de los ‘seudomedios’. Lo de Ayuso diciendo: «Si mañana se habla en catalán o en euskera en la Conferencia me levantaré y me iré», ¿qué bien le hace al país, a la política y a la diversidad? ¿Queremos seguir por ahí? Yo no. Nuestra obligación es ponerlo en un contexto. Y el contexto es que hay ahora gente en la política que está practicando el ‘guerracivilismo’.
¿Qué mensaje manda a las nuevas generaciones de periodistas?
Que tengan claro en qué consiste este oficio. El periodismo ahora mismo tiene dos enemigos: la precariedad y la confusión, y casi están al mismo nivel. Esto no tiene que ver con hacerse millonario ni con la popularidad, sino con que tú tengas la satisfacción de contar las cosas bien.
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