Saludos cordiales: el podcast sobre la rivalidad entre José María García y José Ramón De la Morena

Saludos Cordiales

La mítica guerra de las ondas deportivas, recuperada a través de un reportaje de Radio Marca que tiene cuatro episodios… y decenas de testimonios.
Seguro que De la Morena vivió el día más feliz de su vida cuando García lo dejó… pero después se habrá dado cuenta de que ése fue el principio de su fin. Se retroalimentaban». Da que pensar la frase de Agustín Castellote. Porque José María se retiró hace tiempo y porque José Ramón ha puesto fecha inminente a su retirada, pero también porque ambos protagonizaron, hace décadas ya, un litigio en la radio deportiva que podía parecer personal, pero que realidad enfrentaba intereses económicos, políticos y de todo tipo. Del ‘buenas noches y saludos cordiales’ con que arrancaba uno al ‘queden con Dios’ con que se despedía el otro, España se paraba a medianoche durante 90 minutos (o los que fuera menester) para atender a la guerra de las ondas.



Escucha el primer episodio
García y De la Morena eran los generales, pero aquel conflicto exigía mandos intermedios… y sobre todo soldados. Los hubo a decenas y sus testimonios configuran el podcast que estrena hoy mismo Radio MARCA, cuyo primer episodio (de un total de cuatro) pone en contexto la situación y abarca hasta la llegada de José María a la Cope en 1992, tras abandonar Antena 3, después de que ambos coincidieran en la Ser, primero, y de que se convirtieran en rivales desde 1989, después.

‘Queden con Dios’, la frase del adiós
El podcast tiene cuatro episodios, que irán viendo la luz a razón de uno por semana. Después de ‘1.982 metros’, de estreno ya, seguirán ‘La casa de Futre’, ‘La Vuelta’ y ‘Queden con Dios’. Este último toma para el título la frase con la que durante años ha despedido sus programas José Ramón de la Morena.

«Es verdad que había guerras y tensión, pero también que era periodismo en estado puro, que tenías la noticia y el personaje a las doce en punto y que había una legión de oyentes detrás. No había Netflix, no había HBO, no había El Chiringuito, no había aplicaciones móviles… no había todas las alternativas de ocio que hay ahora y la radio era la rehostia», cuenta Alcalá. «Hubo un día que me ruboricé y todo, porque De la Morena dijo una barbaridad sobre la mujer de García. Pensé que habíamos pasado todas las líneas. Era un mundo salvaje», recuerda González. «Mucha gente habla de todo esto como si fuera un drama, pero todo es competencia y hay que saber digerirla. No pasa nada. Como reportero estabas en medio y un día tenías que ganar y otro tenías que perder, así es la vida», tercia Herraéz.

«El enfrentamiento era total. García era un portaaviones y nosotros un velero bergantín, pero nos fuimos igualando. Empezó a venir gente al estudio para ver el programa en directo a las 12 de la noche, y eso fue creciendo hasta dar la vuelta a la manzana de la Ser en la Gran Vía. Era una realidad sociológica de lo que estaba sucediendo», narra Gallego. «Su pique tenía mucho de show, aunque ellos saben que por momentos se equivocaron. Para mí fueron años maravillosos, con la radio en lo más alto y una generación de jóvenes que se comían el mundo. Derrotar a García era muy difícil, pero salieron diez matados que hablaban de otra manera, que se llevaban la contraria, que vacilaban, que se reían…», matiza Lama. «Fue sucio a ratos, demasiado encarnizado, pero fue bueno. No creo que se pudiera repetir: es otra época y somos todos mucho más civilizados», defiende Alfredo Relaño, que tiene mucho que ver en la historia desde el momento en que, como responsable de deportes en la Ser, fue el encargado de dar la alternativa a De la Morena

«Siempre pongo el mismo ejemplo, por adecuarlo a la época. Cualquier noche de éstas Florentino Pérez y Sergio Ramos estarían en el programa de García discutiendo si hay que renovar o no. Posiblemente se hiciera público allí mismo un acuerdo. Pero si queremos buscar y encontrar un hito relevante del poder omnímodo que tenía, ése es el 23-F», explica Ares. «Vivían con la autopresión que ellos mismos se imponían, pero se han preocupado mucho por la gente que ha estado con ellos y han tratado de ayudarles. Yo con José Ramón lo he vivido más, pero creo que era cosa de los dos», insiste Bustillo. «Había una tensión competitiva y profesional, pero también una tensión personal, de ver quién la tenía más larga…», completa Estrada.

‘Supergarcía’. ‘El larguero’. Cope. Ser. Hasta los colores de los micrófonos se convirtieron en símbolos de la contienda. «Si un día ganaba el del amarillo, el del azul tenía bronca. Si un día ganaba el del azul, el del amarillo tenía bronca…», señala Edu García. Las anécdotas se suceden: cada uno se buscaba la vida para que el protagonista fuera suyo justo en la medianoche, aunque eso implicara ‘raptarlo’ durante horas. El fin justificaba los medios y la pelea por la noticia derivó en enfrentamientos públicos con epítetos que, efectivamente, provocan ahora sonrojo.

Los medidores de audiencia, siempre discutidos pero siempre utilizados, concedieron el primer liderato a De la Morena en 1995. García aún pasaría por Onda Cero antes de su retirada definitiva. «Subió después del programa como un día normal, se metió en su despacho, estuvo escribiendo a máquina, dejó un sobre en la mesa de su secretaría y se despidió: ‘mañana nos vemos, Julito’. Nunca más volvió a hablar por la radio. Si a mí me dices entonces que ése es el último día, te digo que estás loco. Ni el propio García lo pensaba…», narra Pulido.

Lo mejor de esta historia es que acaba bien, con la reconciliación de los últimos tiempos. «Se odiaban, se insultaban y se peleaban… pero se necesitaban». Nuevo podcast, historias de toda una vida.

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