Luis del Val (COPE) publica el libro «Memoria y olvido»

Luis Del Val

Carlos Abella escribe en ellimparcial.es que la voz de Luis del Val (Zaragoza, 1944) periodista y escritor español, es una caricia matinal, vespertina o nocturna que en los ultimos cuarenta años ha ennoblecido nuestra percepción de la realidad española ofreciéndole la imprescindible ternura para que fuera balsámica y digerible. Y así como su voz nos ha permitido ennoblecer la condición de tertuliano, locutor o forjador de opinión y criterio, su pluma, a través de Memoria y olvido nos lleva con suavidad, sin pedantería, y con la ya aludida ternura desde los humildes orígenes de su familia en la población aragonesa de Ateca, grata a quienes como quien esto escribe ha convivido con el placer de recorrer en coche la ruta Madrid-Barcelona y viceversa unas diez veces al año, durante casi cuarenta para ver a la familia barcelonesa y regresar a la capital.



La descripción de la churrería familiar está contada con tal encanto que cada línea desprende el olor del aceite hirviendo y se evoca el rulo que una vez a punto es cortado con extrema habilidad por el churrero para luego introducirlo a petición de ilusionado niño o del adulto glotón en una papelina, y espolvorearlo con azúcar a granel. De Ateca viajamos con su pluma a Zaragoza, donde además de afinar su formación universitaria y cultural, encuentra a la mujer de su vida a la que dedica en este delicioso libro páginas de una exquisita ternura, sin duda inspiradas en la sinceridad de un amor duradero, sólido y convincente.

Luis del Val es un extraño ser en las ondas de la radio española, pues su pluma, su voz, su criterio, su observación ha sido tan trasversal que le he permitido ser apreciado por las diferentes emisoras del espectro político radiofónico -ya fueran la SER, Radio Nacional, Cope u Onda Cero-, y por los conductores estrella de los programa de mayor audiencia de la radio española, de los ultimos cuarenta años. Y así, Carlos Herrera, Iñaki Gabilondo, Angel Expósito, Carlos Francino, Basilio Rogado, y otros que no cito para no hacer interminable este consenso, le han confiado un espacio, un apunte, una breve intervención o incluso un retador programa nocturno para que los oyentes encontraran en su mirada del entrevistado, un detalle inteligente, en la conversación sosegada con grandes personajes un rincón de su desconocida alma, gracias a la finura, y la habilidad con la que Luis del Val aborda la entrevista o la simple percepción del ídolo entrevistado.

Entre sus méritos reconocidos están -entre otros muchos-, el Premio Café Gijón por su novela Buenos días, señor ministro, el Micrófono de Oro de la Asociación de Profesionales de Radio y Televisión 1989; el Premio Ondas 1990 por el programa Sé que estás ahí de la Cadena COPE (1988-1992) y de nuevo el Premio Ondas 2002 al mejor periodista innovador por el espacio Carta abierta del programa Hoy por hoy, y el Premio Ateneo de Sevilla de Novela por Las amigas imperfectas.

El libro aborda episodios relevantes de la reciente historia de España, y nos deja un testimonio de primera magnitud de aquella ingente tarea humana que fue la Transición política, escrita con mayúsculas, para ilustrar a quienes son incapaces de asumir el reto del entendimiento de la vida pública y la apasionnte misión de llevar a España desde la dictadura a una democracia, aquella sí plena y pujante. Luis del Val es otro hijo más de la ilustre UCD, guiada por el inolvidable Adolfo Suárez que le animó a figurar en las listas electorales por Zaragoza, siendo diputado electo en la legislatura de 1977 a 1979. Es muy interesante el relato de la personalidad de Francisco Fernandez Ordóñez al que Suárez decidió presentar como cabeza de lista por Zaragoza en 1979 y de él, Del Val nos ofrece detalles de su autenticidad, de su formación, y de su inteligente talante. Pero también hay un hueco para que recree la personalidad del doctor Severo Ochoa y su afición por preparar un exquisito dry martini con el que asumir la añoranza de su Nueva York.

Luis del Val nos cuenta todo esto y mucho más, con ese humor y esa ironía que son inherentes a su calidad humana y a su estilo literario y eso hace que el relato de las vicisitudes profesionales estén exentas de rencor. Del Val nos trae su memoria y nos dice que “ésta nos traiciona porque tendemos a embellecer la realidad y el olvido nos ayuda porque limpia de asperezas y malos momentos el álbum del viaje. Pero son inseparables, porque si no existiera la memoria, tampoco podría existir el olvido”. Totalmente de acuerdo Don Luis. Título, acertadísimo.

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