Isabel Díaz Ayuso también pasó por Radio Voz en los 90

Isabel Díaz Ayuso

Ruth Díaz escribe en El Mundo que la polémica anuncia marejada cum laude en Ciudad Universitaria. «A todo el movimiento podemita lo conocí en la Facultad y eran lo mismo, paralizándolo todo», ha lanzado Isabel Díaz Ayuso en sus escasas referencias a su etapa universitaria. Y este martes, esa frase se pone a prueba. Colectivos de estudiantes, profesores y trabajadores promueven una protesta contra el reconocimiento de Ayuso como Alumni Ilustre de la Universidad Complutense. A diferencia de los otros siete honrados, la distinción no se fundamenta en una votación de la Junta de Facultad de Ciencias de la Información, sino que la impulsa directamente el rector, Joaquín Goyache. Y esa tramitación es el origen de una disputa que sirve también un viaje en el tiempo para descubrir el propio origen de Ayuso como política. Todo empezó y se definió allí.



Llegó a la facultad entre dudas de izquierda-derecha y salió alineada con el ala liberal-conservadora del PP. Ahí se estrenó en unas elecciones, con derrota, que convirtió en victoria arrolladora un año después. Se licenció y añadió un Máster en Comunicación Política y Protocolo; hizo el doctorado y la tesina, pero no la tesis. En una de esas investigaciones, tuvo el primer contacto con Miguel Ángel Rodríguez, mano derecha del presidente Aznar. Se reencontrarían dos décadas después en un AVE y hoy es el estratega diferencial del fenómeno Ayuso. «La política universitaria y la vida universitaria son lo mejor que me ha pasado en la vida», subrayó ella en el programa de Bertín Osborne. Sobre sus rivales políticos de juventud lanzó: «Eran los cachorros de IU y nos pegábamos mucho con ellos».

La presidenta regresa mañana a esos pasillos carceleros de hormigón en los que aterrizó en 1997, con un año de demora, tras un traspiés al inicio de BUP. Aquella joven del barrio de Chamberí era «tímida al principio», coinciden compañeros de entonces, y «decía que no era ni de izquierdas ni de derechas; hasta la oí decir que sus padres habían votado a IU», recuerda Raúl Camargo, quien, desde la izquierda, fue su némesis política en la Facultad, como fundador de la George Orwell.

La hoy líder regional del PP ejerció su primera militancia en Altavoz, una asociación autoproclamada «corporativa», porque gestionaba prácticas y becas desde Radio Complutense, pero encuadrada en la derecha universitaria. «Ayuso dudaba entre PSOE y PP, pero se fue hacia la derecha, pero derecha civilizada», recordó a El País el profesor José Augusto Ventín, que administraba Radio Complutense, un personaje intrigante, basculando entre la UGT y el bloque conservador, que vio cerrar el Instituto de Radio por orden del decano, tras un conflicto con la gestora económica de la facultad, reacia a pagar a Ventín sus gastos de comida.

Corría 2009 y fue el acto póstumo del colectivo estudiantil que, 10 años antes, llevó a Ayuso a su primer parlamento, reflejado en la imagen que acompaña a este reportaje y que pertenece a la agenda oficial que se entregó a los miembros de la propia Junta de Facultad. Sólo dos representantes de alumnos obtuvo Altavoz, frente a los siete de la George Orwell. En los siguientes comicios, se volteó la situación: mayoría absoluta de Ayuso, justo lo que persigue en la próxima campaña electoral. Tiene un cuarto de siglo de experiencia en la materia.

Recuerda Raúl Camargo: «El primer año la veía retraída, pero se fue soltando. Tanto nosotros como ellos hacíamos pasaclases, para contar nuestro programa. Con 20 años, para entrar en un aula a hablar en público o para hablar ante los profesores en la Junta de Facultad no puedes ser muy tímido. El primer año fui el más votado y el segundo arrasó ella. Hizo una campaña muy fuerte, ya coordinada con la derecha de la Complutense, y empezó a ser conocida, lo que se puede ser en unas elecciones donde votaba el 15%».

Efectivamente, la mayoría de los alumnos pasaban por la facultad ajenos a la política, pero sus protagonistas la vivían con fiereza. Confirma esta clandestinidad una ex alumna que coincidió con Ayuso en unas prácticas: «No volví a saber de ella hasta que un día vi su foto en la web de EL MUNDO. Envié la imagen al grupo de whatsapp de mis amigos de la facultad, y me resultó curioso que casi nadie se acordaba de ella, apenas un par». Y ese par la recordaba, precisamente, por su participación en La voz de la solidaridad, un programa semanal de finales de los 90 en Radio Voz.

«Preparábamos reportajes sobre las Madres de la Plaza de Mayo, sobre la ablación en África…», cuenta otra de sus colegas de la emisora, de raíces abulenses como la propia presidenta. «Recuerdo que le gustaba mucho la radio y se involucraba. Iba mucho al estudio, pese a hacer el programa en directo a las ocho de la mañana en fin de semana. Imagínate, todos con la resaca», resume gráficamente.

Ayuso, tras aquella primera gran polémica nacional sobre «los atascos madrileños» como «seña de identidad», que la convirtieron en una figura política más allá de Madrid en su primera campaña, aclaró: «Odio los atascos, pero amo la vida nocturna de Madrid, la he vivido con intensidad». Por tanto, no desmentiremos su querencia, pero descubrimos que mostraba la misma energía al amanecer. «Estaba allí a las siete de la mañana a grabar», relatan sus ex compañeras de micrófono sobre aquellos madrugones, que ellas -prefieren el anonimato- emprendían desde Leganés y Aluche.

Convergen ambas en la descripción sobre la Ayuso veinteañera -«vivaz», «extrovertida», «sociable», «divertida», «echada pa’lante», «con la que se podía trabajar y con ganas de aprender»…- y coinciden en el agradecimiento por el «detalle» de que siendo presidenta apareció «por sorpresa», el pasado abril, en el acto por el 50 aniversario de la emisora de la Facultad. Hoy se llama Inforadio UCM, una vez refundada tras la era Ventín-Radio Complutense, el espacio que monopoliza a la Ayuso universitaria.

Desde Radio Complutense se accedía a Radio Voz, propiedad del grupo de La Voz de Galicia. Pues de la hoy presidenta, sólo han trascendido dos imágenes en la facultad. La que abre este reportaje, que apareció en el programa de Bertín Osborne, y otra que mostró en el suyo María Teresa Campos. Se ve a Ayuso con gorra y sudadera azules que apenas permite distinguir un 16, prueba de su implicación en la campaña de relanzamiento de Diario 16 cuando lo compró, justo, La Voz de Galicia.

Y sobre todo Radio Complutense era un lugar marcado por el paso de Rubén Arosa, que sería director general de Juventud con Esperanza Aguirre en la Comunidad y del INJUVE con Ana Mato en el Gobierno. Como dos de sus hermanos, Jorge y David, está adscrito en la Universidad Rey Juan Carlos. En un artículo en La Razón, titulado «Alta Voz», Urosa reconocía el padrinazgo sobre Altavoz y decía de Ayuso: «Recuerdo su timidez, su humildad, su carácter afable y su predisposición a ayudar y participar en todos los saraos que organizábamos. Al poco tiempo y sin hacer ruido estaba metida en todos los jardines». Al mismo Urosa apunta Camargo como celestina: «Hacía de líder de la asociación y la fue metiendo en el PP».

No se afiliaría hasta 2005, con Pablo Casado como presidente de Nuevas Generaciones, pero ya estaba entrenada. «Nos veíamos por los pasillos o en reuniones y manteníamos una actitud de rivalidad. Teníamos bastantes enfrentamientos, porque ella estaba en la asociación de derechas, aunque ellos decían que no eran de derechas, y nosotros estábamos en la de izquierdas, que sí decíamos que era de izquierdas».

Cuando Ayuso se matricula, la Facultad de Ciencias de la Información resulta ser, tal vez, la más famosa del país, tras el éxito de Tesis, la película de debut de Alejandro Amenábar, rodada entre aquellas paredes donde él estudió y con la que triunfó en los Goya de 1997. En España se vive un periodo de escasa conflictividad social, pese a la llegada de la derecha al poder tras 14 años. El periodo más prolongado sin una huelga general son los ocho años que van de 1994 a 2002. Sin embargo, en lo universitario, es un periodo marcado por la aprobación de la Ley Orgánica de Universidades, la segunda en democracia.

Un vistazo al archivo fotográfico de EL MUNDO permite descubrir a Guillermo Zapata, referente de Ahora Madrid y concejal fugaz de Manuela Carmena, en una mesa electoral del referéndum simbólico sobre la LOU. No hay en la hemeroteca rastro de Ayuso, aunque el repaso sí permite descubrir los hitos que atrajeron atención externa: visitas de Ignacio Ramonet, referente altermundista de la comunicación, y de Julio Anguita, para la conferencia La democracia falsificada; encierros nocturnos por la falta de prácticas o por los planes de estudio con 20 asignaturas; actos contra la Ley de Extranjería, en defensa de Doñana, por el Prestige o por la paz tras romper ETA su tregua de 1999. En ninguna de esas instantáneas está la presidenta, pero tienen interés para situar el contexto y entender su proceso de politización. Interesan, sobre todo, dos secuencias.

La primera remite a la reivindicación de un «aula social» en Ciencias de la Información, siguiendo el modelo de Ciencias Políticas. Varios alumnos llegaron a okupar un espacio, de donde fueron desalojados con violencia por los antidisturbios. En respuesta, una masa caminó hasta el rectorado para pedir la dimisión de Rafael Puyol. En esa marcha, sostiene un extremo de la pancarta Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos. Raúl Camargo aparece en otra toma fotografiado con Olga y María. El reportero anota sobre ellos tres: «Los líderes de la revuelta estudiantil».

Y hay también en la hemeroteca imágenes, al paso por la Facultad de Ciencias de la Información, de una manifestación que venía desde Derecho en protesta por una agresión de carácter fascista, en 1998. Los golpeados habían retirado una pancarta de agradecimiento a Pinochet «por 25 años de paz» cuando el ex dictador chileno había sido arrestado en Londres por una orden internacional de Baltasar Garzón. Entre los agredidos estaba Pablo Iglesias y sería condenado Kiko Méndez-Monasterio, mano derecha hoy de Santiago Abascal.

Ese pretérito sería el que llevó a Ayuso a proclamar: «A la generación de Pablo Iglesias, al movimiento podemita de ahora, lo conocí hace 20 años en la universidad y eran lo mismo, obligándote a hacer huelgas, paralizándolo todo…». Una apreciación algo hiperbólica, pero sí parecen años de una polarización premonitoria. Sobre sus adversarios políticos, afirma Camargo: «La derecha complutense era más bien extrema derecha, controlada por afines al Opus Dei, y eran bastante reaccionarios, aunque estuvieran en el PP». También esa opinión tiene base, pues es la época inmediata a Gustavo Villapalos, vinculado a Legionarios de Cristo y rector hasta 1995, cuando pasó a ser consejero de Educación de Gallardón. Bajo su mandato, se funda la Universidad Rey Juan Carlos.

«Mi impresión, contrariamente a lo que se ha dicho a veces, es que no era una persona muy ideologizada. Pero ocurre que su politización se dio con un grupo de gente que, en mi opinión, para nada era centrista. Y luego ella, sobre todo, hizo por ascender en política», sintetiza Camargo, mientras señala otro par de nombres de la época: «Borja Carabante, que estaba en Económicas», hoy un poder en el Ayuntamiento de Madrid, y «David Erguido, de Políticas», que dimitió del Senado por el caso Púnica y antes fue compañero de Ayuso en la Asamblea regional.

También ahí pasó una legislatura Raúl Camargo, fundador de Podemos desde el ala anticapitalista -el propio nombre del partido lo concretan Iglesias y el anticapitalista Miguel Urbán cuando vuelven en coche de cenar en casa de Camargo-. Sobre el reencuentro en 2015, ilustra él: «Claro que me conocía, pero me saludó como sin querer; no te creas que se paró a hablar conmigo… No era buen momento. Tenían el lío de Cifuentes, se hacían muchas putadas internas… Ella ya estaba supermetida y era protagonista. El PP la sacaba cuando había alguna pelea más política, tipo Venezuela, para morder a la izquierda».

Camargo, cosecha del 78, como Iglesias y Ayuso, que hasta comparten cumpleaños (17 de octubre). «Los que seguimos de mayores haciendo política, un papelillo hemos tenido en España. Bueno, unos más que otros», ironiza quien llegó a ser secretario político de Podemos Madrid y acabó purgado como todos los anticapi. Se mantiene activo en ese frente, sin cargo público, «con las mismas ideas desde que llegué a la universidad». Tampoco Ayuso cambió, desde que salió.

En la facultad se había operado «un cambio fascinante», le reconoció a Bertín Osborne, hacia «el mensaje liberal». No insistió en el reporterismo. «Si te apellidas Díaz siendo periodista, como es mi caso, no tienes donde caerte muerto». Anduvo cuatro meses en una productora en Ecuador y un año en una radio fórmula, tipo 40 Principales, en Irlanda, antes de su primer contrato político, en 2006. Isabelita, decía Aguirre -ayer se abrazaban en un acto del PP-, escaló peldaño a peldaño hasta la cima. Mañana vuelve a clase para ser investida Alumni Ilustre. «Primera presidenta regional que dio esa Facultad». Así lo argumentó el rector. A lo largo de la pasada semana, este periódico insistió en contactar con él, sin éxito.

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