David Felipe Arranz (Radio Intereconomía), 25 años de cultura en la radio y una Antena de Oro: «Los periodistas vendidos al poder son ruidosos»

David Felipe Arranz

23.10.2025.- Alvar Salvador le ha entrevistado para elespanol.com: David Felipe Arranz Lago (Valladolid, 50 años) es un “enamorado del conocimiento y de la cultura”. En especial, como cuenta en esta entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León, de aquella que le hace “elevarse sobre la prosa de la vida y las vidas prosaicas”.

El pucelano suma 30 años en el mundo del periodismo y los mismos como filólogo. Es amante de la literatura, del cine, del teatro y de viajar y conocer diferentes culturas allá por donde va.

La semana pasada conocíamos que David Felipe Arranz era reconocido con la Antena de Oro 2025 por parte de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España por su espacio radiofónico ‘El Marcapáginas’ que él mismo conduce desde el año 2000, ni más ni menos y que se emite, cada sábado, en Radio Intereconomía.

Este periódico charla con él para conocer más a fondo la historia de un amante de todo lo relacionado con la cultura que nació en la ciudad del Pisuerga y que ve con optimismo el futuro.

P.- ¿Quién es David? ¿Cómo se define?
R.- Me defino como una persona muy inquieta intelectualmente y que siempre tiene por delante un horizonte de proyectos que va sacando poco a poco. Para mí la cultura es como respirar.

P.- ¿Qué recuerda de Valladolid?
R.- Nací en la Clínica del doctor Jolín, también conocida como Sanatorio de Nuestra Señora de la Salud, a orillas del Pisuerga, un 22 de febrero de 1975 a las 5 de la mañana. He sido el primogénito de mis padres y ellos me cuidaron muchísimo y lo siguen haciendo, se preocupan por su hijo que tiene medio siglo de vida.

P.- Además, recuerda con especial cariño a su abuela.
R.- Mi abuela Cano fue mi madrina. Cuando era pequeño me cuidó mucho. Su mirada era de pura bondad y generosidad. Me rompió el corazón cuando falleció, se agarraba a mí cuando iba a verla en los últimos meses de vida. Algo se nos queda con los que se van, algo se nos desprende y ya no vuelve.

P.- ¿Fue feliz su infancia en Valladolid?
R.- Muy feliz. En una familia castellana, con todo lo bueno y lo malo que conlleva esa palabra. Es decir, con una felicidad infantil atenuada y atemperada por el rigor de entonces, que era el de la España de la Transición. Había que echarse la siesta en verano y te bajaban los cuarterones de las ventanas y a callar todo el mundo.

P.- Tocaba portarse bien por aquella época.
R.- En casa no se movía ni Dios y mis hermanos y yo éramos siempre buenos niños, no te quedaba otra. Pero con mucha importancia dada en la familia a la educación y a la cultura. Mi padre es un lector incansable, hijo de maestros y adicto a los libros, y mi madre ha sido profesora de Formación Profesional en el Instituto Profesional de la Mujer. Una educadora y transmisora del conocimiento con amor. No te digo más.

P.- ¿Cuándo era pequeño, qué quería ser de mayor?
R.- Quería ser naturalista porque me gustaba El hombre y la tierra de Félix Rodríguez de la Fuente y los cuadernos que publicaban los quioscos. Luego, de adolescente, me influyó mucho ver lo bien que se lo pasaba mi tío Julián Lago haciendo periodismo, y me empezó a gustar. También el cine, que me atrapó desde el primer momento y la literatura, una edición de Imagcolor de El Quijote de la Caja de Ahorros Popular, que me leía de cabo a rabo y pintarrajeaba.

P.- ¿Cuándo le llegó lo de ser periodista?
R.- Cuando acabé el COU y aprobé la selectividad. Miramos en la Universidad Pontificia de Salamanca una posibilidad de hacer periodismo, pero un jesuita historiador amigo de la familia, Luis Fernández Martín, hombre sabio y santo, me aconsejó que hiciese antes Filología hispánica para empaparme de cultura y aprendiese a escribir de los clásicos. Y vaya si me empapé, tanto que me matriculé después de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada.

P.- ¿Dónde estudia finalmente?
R.- En la Universidad de Valladolid Filología Hispánica y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y después en la Universidad Carlos III de Madrid estudié Periodismo donde imparto clases como profesor desde 2008 hasta hoy en día.

P.- ¿Dónde comienza a ejercer?
R.- Profesionalmente, en Radio Círculo. En el Círculo de Bellas Artes de Madrid, con César Antonio Molina, por entonces su director, que fue la primera persona en este país que creyó profesionalmente en mí cuando le llevé el proyecto de ‘El Marcapáginas’ en septiembre del año 2000.

P.- Lleva 25 años con “El Marcapáginas”. ¿Cómo los ha vivido?
R.- Con mucha ilusión. Siempre ha sido un programa que he movido por diferentes emisoras como son Radio Círculo, Radio Cervantes, Radio Inter, Gestiona Radio, Capital Radio y Radio Intereconomía desde enero del 2021. Para mí es como si fuese mi hijo. Cuido de él y de mis invitados. Es un magacín muy especial y los escritores y dramaturgos quieren venir siempre. Es exactamente un reflejo de mi personalidad.

P.- ¿Qué sintió cuando le informaron de que ganaba esa Antena de Oro?
R.- Me hace especial ilusión porque también es un reconocimiento al periodismo cultural, que siempre juega un papel secundario en el oficio cuando pienso, al contrario, que es actor principal. Me lo entregarán el 8 de noviembre en el Casino de Aranjuez, en una gala con cena, cortesía de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España, impulsores de estos premios y a cuyos responsables estoy muy agradecido. Mucha felicidad.

P.- ¿Qué supone para usted?
R.- Supone un reconocimiento de mis iguales en la profesión a 25 años de lucha por la cultura en el sistema de medios. Algo que creo que podría definirse muy bien como milagro o suceso sobrenatural, tanto lo del reconocimiento de los colegas como la larga vida del magacín.

P.- Todo con la base del periodismo cultural.
R.- El premio es, también, una muestra de que puede hacerse periodismo cultural para todos y que guste. Y, sobre todo, una justificación de cara a mis padres, especialmente a mi madre, que nunca ha terminado de entender que haga estas cosas. Y yo entiendo que no lo entienda.

P.- ¿Cómo definiría al programa?
R.- Es un programa único en su género. Tiene vida propia y ha alcanzado un estilo tan personal que, por mucho que han intentado copiarme, no lo han conseguido. Demuestra que la cultura y los programas sobre libros no tienen por qué aburrir a la audiencia. También es una parte importantísima de mi vida y una ventana abierta a las gentes, porque gracias a este programa he hecho amistades íntimas como Aurora de Andrés o la productora Isabel Roba.

P.- ¿Cómo cambia su vida este premio?
R.- Espero que lo haga en algo y que sea el principio de más alegrías. Todo puede ser. Tal vez no. Vaya usted a saber, como en el amor. Todo es muy incierto y pensar en el futuro es una tontería.

P.- ¿Cuánto tiempo lleva fuera de su ciudad?
R.- Demasiado. Desde septiembre de 1998. Mi santo padre me llevó en el Volvo a Getafe a hacer el examen de ingreso a la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación, una prueba que no era nada fácil, seríamos como 300 por los pasillos, y entramos cerca de 60 alumnos. Nunca voy a olvidar el madrugón que nos dimos para salir desde Valladolid hasta Getafe y cómo llegué justo cuando lo profesores empezaron a entregar los exámenes: Obdulio Martín Bernal, Antonio Rodríguez de las Heras, María Pilar Diezhandino, Javier Galán…

P.- Vaya susto.
R.- Recuerdo que nos preguntaron por los nombres de quiénes eran los padres de la Constitución española, por el partido que convocó sus primeras primarias o el significado de barretina. Las preguntas deportivas las dejé en blanco, pero el resto las acerté todas. Así que soy un madrileño de adopción que vive en la Gran Vía, en el cogollo del meollo del bollo. Luego vengo ejerciendo desde 2008 de profesor asociado en la Universidad Carlos III de Madrid para compartir con mis alumnos todo lo que sé hacer en la profesión, y ahí seguimos.

P.- ¿Se plantea volver de forma definitiva a Valladolid?
R.- Vuelvo cada semana para participar en ‘El programa de Cristina’ con Cristina Camell que es maravillosa, ágil, encantadora y una profesional como pocas que conozca. También participo, a veces, en ‘Cuestión de Prioridades’ con José Luis Martín, que proviene de la prensa escrita y me recuerda al viejo estilo del buen periodismo.

P.- No ha contestado a mi pregunta.
R.- Tal vez me retire en Valladolid, dentro de cuarenta años o menos, en una casa en el mismo edificio que mis hermanos, Laura y Alfonso, que son mis cómplices. Somos una familia muy unida. Y me iré a dar de comer a los patos del Campo Grande.

P.- ¿Cómo ve en la actualidad el mundo del periodismo?
R.- Vendido a la polarización política en su mayoría y convertido en terminales, muchos colegas de los gabinetes de prensa de los partidos. Hay mucho periodista del pesebre y poco reportero de raza verdaderamente independiente. A mí, el riesgo me mantiene muy despierto. Es un entorno cruel, frentista y hasta verbalmente violento. A mí eso no me gusta porque yo soy un republicano, pero conservador. Tengo ideas progresistas, pero vivo con calma, tolerancia y sensibilidad la política. Lo que vendría a ser la socialdemocracia que se cargó el PSOE en los años setenta.

P.- ¿Cree que se hacen las cosas bien en el mundo del periodismo?
R.- Depende. La mayoría sí hace bien su trabajo y sus buenos reportajes, claro que sí. Los periodistas vendidos al poder son ruidosos y cansinos. Se les dan muchos altavoces, sobre todo, desde las televisiones públicas y privadas. Están vendidos y sabes lo que van a decir. Bien son rojísimos o bien de la derechona.

P.- ¿Qué falta?
R.- Me hace falta una sensatez e imparcialidad de un periodista al estilo de Manuel Chaves Nogales que pasa por ser mi referente. Una figura que sea verdaderamente equilibrada, que haga un balance de todo, al estilo de Ángel Antonio Herrera, con gracejo y talento. En la Transición sí que contábamos con estas figuras en autores como Francisco Umbral, José Luis Balbín, Víctor Márquez Reviriego o mi propio tío Julián Lago. Pero eso, prácticamente, se ha acabado.

P.- ¿Hay medios comprados por el poder?
R.- Claro que sí y tampoco se molestan en ocultarlo. Ya no lo disimulan y, a veces, leen el argumentario que les han enviado sus “amos” en directo. Dan mucha vergüenza.

P.- También es filólogo… ¿Se habla y escribe bien en España?
R.- Mejor hace veinte años y hace cincuenta ni te cuento. Esto tiene que ver con los planes de estudio. A los niños ya no se les manda leer tanto. Nosotros leíamos las dos partes del sin rechistar con trece años y allí no pasaba nada. Ahora, los psicopedagogos dicen que se trauman y que tienen que leer cuadernos de sexualidad con muchos dibujos cuando tienen seis años, pero que no lean a Baroja ni a Delibes, que El camino es muy violento y triste, dicen.

P.- ¿Cómo ve el futuro?
R.- Dependerá solo y únicamente de la capacidad que tengamos los españoles de defendernos del saqueo de la casta parasitaria.

P.- Objetivo y deseo mirando a ese futuro.
R.- Primero quiero una España mejor, más libre y, económicamente, más fuerte. No sujeta al riego de subvenciones del Estado. Que se generen y apoyen las industrias, la investigación y también el I+D+i. Además, que se atienda mejor al prójimo desde las Administraciones, porque lo de la no gestión de la pandemia y la dana ha sido vergonzante para nuestros políticos que no merecen el sueldazo que les pagamos. Ha muerto demasiada gente en nombre de la ineptitud de los irresponsables públicos.
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