No hace muchos días recordábamos a Paco Arcas de Radio Ourense, ahora es Amador Rego Villar-Amor quien desde las páginas de La Región, recuerda tiempos pasados de la emisora orensana:
Recuerdo con cariño aquella emisora: Radio Orense EAJ-57, situada en la calle de las Tiendas, en una casa que todavía creo que existe. Tenía dos hermosas galerías. Allí estaba Pedro Arcas, que fallecía aquel domingo de Ramos, 26 de marzo de 1972. Tenía una hermosa y muy clara voz; era una persona bastante gruesa y era el alma máter de aquella emisora, propiedad de Ramón Puga Noguerol. Esta emisora, como todas las del territorio nacional, tenía la obligación de conectar con Radio Nacional para oír los «partes» de las 14.30 y el de las 22 horas, con las señales horarias del reloj de la Puerta del Sol de Madrid. La emisión empezaba por la mañana, a las doce, con el rezo del Ángelus. Creo que por la tarde se interrumpía y empezaba de nuevo por la noche, pero no puedo precisar más.
Aparte de los colaboradores que se cita, se omite un personaje curioso e interesante, que era Baladrón, un hombre viudo por tres veces, que era también presidente de la Sección Social de Banca aquí en Ourense. Era funcionario de Banca Simeón, luego Banesto. Pues bien, este hombre tenía un programa que se llamaba «Berzas pro caldo», que era los domingos por la noche, sobre fútbol.
Se retrasmitían todos los acontecimientos que había en Orense, estoy hablando de los años 50, digo misas y novenas entre otros. Recuerdo aquel Padre Guillén que era franciscano, y comenzaba asi: «Queridos radioyentes, buenas tardes», con voz muy seria. Recuerdo también por aquellos años una serie que se llamaba «La muerte entra en Cachemira», que empezaba con una música clásica.
Pero hubo un programa que se llamaba «Ciento por uno», para recaudar fondos para la campaña de Navidad. Las empresas hacían regalos y los particulares también y algún famoso. Éstos se subastaban y la gente llamaba y preguntaban en cuanto estaba cada regalo. Recuerdo perfectamente que la habían cogido con el valor de un regalo, que era la corbata de Cebrián, que era un jugador del Fútbol Club Orense. La gente preguntaba por casi todos los regalos y al final acababa preguntado en cuanto estaba el valor de la famosa corbata. Como eso se repetía con alguna frecuencia, el bueno de Pedro Arcas acabó diciendo a alguno de los impertinentes: «Esa corbata se la voy a poner a usted al cuello».
El sentido del humor no se perdía en el pueblo español a pesar de aquellos años que no eran fáciles. Eran muy frecuentes los chistes y los chascarrillos.
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