Su experiencia hace que vea cuáles son las necesidades de una «emisora de país» como Onda Vasca. Ángel López cree que hay oyentes muy dispuestos a mantener una íntima relación con una radio de proximidad.
El curso está a punto de terminar en Onda Vasca, el verano impone otros ritmos y septiembre, aunque parece lejano, está a la vista y Ángel López, director de la emisora, ha comenzado a hacer los deberes de cara al otoño. Incide en la cercanía, lo local, aunque siempre con un ojo puesto en lo que pasa fuera.
Ocho años de la nueva etapa de Onda Vasca. ¿Cuál será la posición de la emisora en Euskadi y Navarra?
-Nosotros tenemos la primera palabra pero los oyentes la última. Somos un proyecto muy joven que se la juega contra marcas fuertes consolidadas tras décadas en el dial. Nuestro objetivo es hacernos un sitio preferente con un trabajo atractivo y de país aun sabiendo que competimos ante titanes con muchos más recursos.
¿Cuál es la apuesta del equipo de los profesionales de la emisora?
-Crecer sin perder nuestras señas de identidad. Aumentar la audiencia es posible aunque resulte complejo tanto por la competencia como por los cambios en el modo de consumo de los medios. En la era digital y el periodismo en pequeñas píldoras que reclaman las redes sociales, tenemos que encontrar nuestro formato. La radio no se muere, sólo tendrá que adaptarse; de hecho sigue teniendo sus fortalezas y mayor credibilidad que otros medios.
¿Dónde pone el foco Onda Vasca de cara a la próxima temporada y de cara al futuro?
-El foco tiene que estar en lo más cercano, sin ningún complejo. Hoy es fácil acceder por otros medios a las grandes informaciones internacionales; sin embargo, las historias de barrio, de los pueblos o las comarcas se han descuidado. Las marcas grandes apenas dedican espacio en sus parrillas a los asuntos cercanos, ahí tenemos un nicho de oyentes esperándonos. Una mirada a lo cercano, que además coincide con nuestra filosofía fundacional. Nacimos para ser una «radio de país» que se interesa por lo que pasa aquí.
¿Qué puntos fuertes plantea este enfoque más local?
-Estar sobre el terreno, pisar suelo vasco y ser altavoz de lo que está pasando aquí al lado es siempre una buena baza. Ese punto de chovinismo bien entendido es una oportunidad para Onda Vasca. Nosotros no estamos sujetos a las ataduras de las cadenas españolas de radio y por tanto tenemos mucho más margen, cintura y espacio en la parrilla para profundizar en nuestras historias.
¿Qué menú radiofónico es el que los oyentes vascos quieren degustar en estos momentos?
-Hoy todos tenemos más opciones que nunca para estar informados y entretenidos. Hay una competencia brutal en todos los soportes y esto nos obliga a una renovación continua en parrillas y contenidos. Aquí hay una gran demanda informativa pero los oyentes también buscan divertirse o compartir las emociones que depara el deporte, tan arraigado en Euskadi. Onda Vasca trabaja duro para ofertar todas estas demandas con una programación abierta y unos profesionales entusiastas.
Lleva siete años en la emisora. ¿Cómo ha evolucionado la radio en este tiempo?
-La familia de Onda Vasca se ha ido adaptando a los tiempos y a esas nuevas exigencias en cuanto a contenido y formato. La radio en general vive un proceso de transformación que obliga a conjugar los fundamentos de siempre con los nuevos usos que han deparado las nuevas tecnologías. En estos años, hemos vivido en la organización cambios de personas y de formas de hacer para ser competitivos pero sin perder nuestra razón de ser.
¿Alguna novedad de cara a la temporada que comenzará en septiembre?
-Habrá cambios como todos los cursos. La radio se mueve al ritmo que imponen los hábitos de escucha y siempre hay opciones de mejora que debemos valorar. Queremos subirnos al carro de las nuevas tendencias, hacer programas más corales, apasionados y participativos pero sin olvidarnos de nuestro abecé. Vamos a fortalecer el
tramo de la mañana, que es el que más volumen de oyentes tiene, con nuevas secciones y personas; eso sí, sin descuidar otros espacios que nos dan mucho y nos están posicionando bien como el deporte o el fin de semana. La mañana es fundamental porque hay más tráfico, pero tenemos otros públicos específicos o de nicho que nos escuchan con fidelidad, tanto en Gabon como por las tardes, que también debemos mimar.
Política y fútbol son los elementos fundamentales en muchos medios. ¿También en Onda Vasca?
-Son las dos vertientes que más movilizan a los oyentes, ambos tienen sus detractores pero son muchos más los incondicionales. Son dos contenidos muy versátiles y que han incorporado diferentes maneras de hacer, sobre todo con la incorporación de las redes sociales que favorecen una interacción brutal. La política se trata en Onda Vasca con inteligencia, tacto y buen gusto y el deporte se vive con la pasión que demandan unos oyentes a los que enganchamos por la emoción que trasladan narradores consagrados como Iñaki de Mujika o José Manuel Monje, entre otros.
¿Qué cree que le falta a la emisora o dónde cree que hay que poner el acento con más fuerza?
-Nos faltan recursos que suplimos con esfuerzo y compromiso. Podemos presumir de una plantilla entregada y permeable a los cambios, proactiva y muy consciente de las dificultades que presenta el mercado. Ellos son los principales artífices del milagro diario de Onda Vasca.
Onda Vasca compite con emisoras potentes en recursos, ¿cómo se defiende en el campo de batalla?
-Con ideas y sin escatimar esfuerzos. Tendiéndonos la mano y siempre con una sonrisa, pequeños gestos que ayudan en los momentos de debilidad. Alguno dirá que somos unos ilusos pero nos pueden las ganas de hacer cada día una radio mejor pese a nuestras limitaciones.
¿Cuántos años lleva usted en la radio?
-Desde que comencé de becario en Radio Euskadi, en el lejano 1992. Estoy a punto de cumplir 25 años, casi la mitad de mi vida detrás de un micrófono.
¿Era la radio el medio que le llevó a usted a estudiar Periodismo?
-Siempre tuve curiosidad por la radio y esas grandes voces que estaban detrás de aquel transistor que lucía protagonista cada tarde en la cocina de mi casa. Mis padres eran unos oyentes compulsivos y yo un charlatán, estaba predestinado a trabajar en la radio. Ja, ja, ja.
¿Echa de menos el micrófono?
-La verdad es que sí. Hago mis incursiones en la programación, grabo cuñas y me quito el mono todos los viernes con Javier Vizcaíno en el espacio Cosecha del 67, pero el cuerpo me pide más.
¿Cuántas horas de radio puede escuchar al día?
-Me despierto con la radio y me suelo ir a la cama con ella. A veces por control y otras muchas como un oyente más. Paso al menos 8 horas cada día escuchando mas o menos de forma ininterrumpida
¿Mira de reojo a la competencia?
-Claro, hay mucho en juego. A los enemigos nunca hay que minusvalorarlos. Se aprende de lo que hacen y de lo que se olvidan. Todos los medios nos auditamos.
¿Cree que la voz o el nombre de un profesional en concreto están por encima del formato?
-El éxito en la radio siempre es el fruto de un trabajo en equipo que no funcionaria si no hubiera una sacrificada labor en la sombra de redactores, productores y técnicos. Todos los medios tenemos nuestros tótems pero ellos son conscientes de que el liderazgo siempre es compartido.
Si volviera a estar al frente de un programa, ¿qué le gustaría hacer?
Soy de biorritmo matutino y el cuerpo me pide hacer un madrugador, pero el puesto ya está bien cubierto por Pablo Fuentes Pila. Como decía antes, con un buen equipo me atrevería con casi todo pero ahora, como dice Urrutia, “no toca”.
¿Cree que en la radio está todo inventado?
-Para nada, la radio nos obliga a inventarnos cada día y ha demostrado ser un medio que metamorfosea desde hace décadas hasta aquella canción de los Buggles, Video killed the radio star. Hoy nadie se acuerda del vídeo y la radio sigue ahí, pegando fuerte. En el caso de Onda Vasca aguardando con los brazos abiertos a todos los que quieran seguir el relato de cada día con nosotros.
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