Treinta años de Onda Cero: Así creó en 1990 el PSOE la radio al servicio de la ONCE de Miguel Durán

Onda Cero

Juan Luis Galiacho escribe en Elcierredigital.com que se cumplen 30 años de existencia de la cadena de radio Onda Cero, su expresidente Miguel Durán tuvo que negociar primero con los hermanos Rato y después con el Gobierno para obtener licencias de emisoras. El PSOE y Miguel Durán fueron de la mano durante la década de los 80 hasta que Durán fue traicionado por aquellos en quienes había confiado. Pero contra viento y marea y a golpe de talonario, logró tener su cadena de emisoras que ya tiene 30 años. Ésta es su historia.



El 6 de octubre de 1989 José María Armero, periodista y uno de los abogados madrileños más prestigiosos del momento, con bufete en la exclusiva calle Velázquez, llamaba a Miguel Durán a su cuartel general de la ONCE para preguntarle si tenía inconveniente en recibir a Ramón de Rato Rodríguez Sampedro, padre de Ramón y de Rodrigo, futuro vicepresidente de Gobierno con el PP.

Armero le contó a Durán que acababa de recibir la visita de Rato y que tenía interés en vender la cadena de emisoras de radio, propiedad de su familia. Aquello le sonó bien a Durán que desde hacía años buscaba una red de emisoras con cobertura y proyección nacional.

Durán cita entonces a Armero y a Rato tres días después, el 9 de octubre en su despacho. Después de tres entrevistas, ambas partes llegan a un acuerdo que rubrican el 27 de noviembre de 1989 por el que la ONCE compra las radios de Cadena Rato. Por fin, el ciego más influyente de España tiene a su disposición toda una cadena de emisoras, su ansiado proyecto de expansión e influencia puede comenzar, además su olfato empresarial le dice que ha hecho el negocio de su vida. Por 2.000 millones de pesetas ha adquirido el 51 por ciento de una cadena de 68 emisoras. Además, el pasivo de la sociedad será absorbido por la familia Rato, en total 1.900 millones de pesetas de los que quedan apenas 100 millones de pesetas limpios.

Pero no todo iba a salir bien. El mismo día, por la tarde, Rodrigo Rato Figaredo, hijo menor del fundador de Cadena Rato y futuro vicepresidente del Gobierno, presidente del FMI y presidente de Bankia, recibe una llamada de un alto ejecutivo de la cadena Ser que le recrimina haber realizado esa operación en secreto. Rato no puede creer que su padre haya vendido las emisoras sin consultarlo y lo niega. Entonces Rodrigo, licenciado en Derecho y 48 años, se apresura a contactar con su progenitor. Lo consigue a la tercera ocasión. Cuando Rato padre le confirma la noticia el hijo guarda un momento de silencio para terminar sentenciando: “Padre, el ciego te ha tomado el pelo”.

¿Por qué? Es claro, aunque el pasivo era grande y Rodrigo Rato padre estaba preocupado por esa deuda, la cadena era la primera en audiencia en Castilla-La Mancha y Andalucía y la tercera en Cataluña y a pesar de las deudas, la empresa no pasaba apuros económicos. Poco dinero para un negocio tan en alza. Por 100 millones de pesetas los Rato habían perdido todo el poder de control en una de las radios más fuertes del país. Sin embargo, al examinar el contrato de compraventa los dos hijos, Ramón y Rodrigo, se dan cuenta de que Durán, con las prisas, ha cometido un error que puede provocar que el contrato sea nulo. En ningún lugar del acta notarial figura que su padre es el titular de la red de emisora y el notario no ha pedido una certificación de separación de bienes, con lo que la madre de los Rato, Aurora Figaredo, tendría derecho al 50 por ciento de esa empresa. Tampoco todas las hojas del documento están firmadas.

Al día siguiente, Rodrigo Rato Figaredo, diputado del PP y portavoz de su grupo en el Congreso, llama a Santiago Muñoz Machado, abogado y el asesor legal de Durán en la compra de las emisoras Rato para decirle que “no vamos a venderos las emisoras, así que el documento de compraventa que tenéis podéis hacerle un marco y colgarlo en la pared”. El abogado contrataca: “¿No es la firma de tu padre?”, Rato le responde que sí pero que no pone en ningún sitio que “mi padre fuese el propietario de las acciones” a lo que Muñoz Machado rápido responde que “¿quieres decir que tu padre ha vendido algo que no es suyo? Eso está castigado en el Código Penal”. Pero Rato no acepta el órdago y no cae en la trampa, sin inmutarse le dice que “nos veremos en los tribunales. La buena fe en comprar unos activos a un señor de 83 años es más que discutible”.

Al día siguiente, la ONCE mueve ficha y filtra al diario El País que ha comprado 68 emisoras de radio. La familia Rato poco después responde con un comunicado oficial y el diario El Mundo publica: “La familia Rato se siente engañada”. La ONCE insiste en sus amenazas para llevar a Rato padre a los tribunales y el abogado José María Armero se pone manos a la obra para intentar negociar un acuerdo.

Vuelve a la carga
Un mes después, en diciembre de 1989, la ONCE renuncia a la compra de la cadena Rato. Sin embargo, Miguel Durán no iba a dejar escapar ese negocio tan fácilmente. En febrero de 1990 vuelve a sondear a Ramón y a Rodrigo Rato. A finales de febrero se sientan en una mesa del restaurante Club 24 de la madrileña calle Claudio Coello, por un lado Ramón Rato y el abogado del bufete de Armero, Fernando Escardó, y por otro lado Miguel Durán y su letrado, Santiago Muñoz Machado.

Como hábil negociador que es, a los postres Miguel Durán pide perdón en nombre de la ONCE y le dice a Ramón Rato: “Quiero que sepas que la ONCE no va a entrar en ninguna casa sin permiso de los que están dentro” y ofrece comprar el 25 por ciento de la empresa. Rato declina la oferta pero entonces Durán pregunta cuánto costaría el cien por cien. Ramón Rato responde que 5.500 millones de pesetas. Y en vez de descartarlo, Durán pide unos días para pensarlo. Se vuelven a llamar y tras varias negociaciones, el 29 de abril de 1990 ambas partes sellan un acuerdo en el número 29 de la calle Princesa, de Madrid, sede del bufete de Muñoz Machado.

La ONCE adquiere un total de 63 emisoras de las 68 por 5.400 millones de pesetas y lo hace a través de una sociedad instrumental llamada Divercisa. Ramón Rato sale del despacho con un talón de 1.700 millones de pesetas y ocho letras avaladas por una Caja de Ahorros a descontar durante dos años, hasta el 2 de abril de 1992. Por fin Durán ha logrado su objetivo, dar un paso hacia la cima de poder radiofónico en España.

Su anhelo comenzó en la década de los 80 y el gobierno socialista de Felipe González había abierto la veda el 11 de noviembre de 1988 en el consejo de ministros al ampliar la cobertura de las emisoras de FM. El plan era crear 153 nuevas emisoras y se adjudica el proyecto al ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, José Barrionuevo que delega en su segundo, el secretario de Estado de Comunicaciones José Luis Martín Palacín. Durán y Martín Palacín tienen buena sintonía, ambos son excomunistas, extremeños y desde la desaparición de Prodiecu son muy amigos.

Pero el concurso para la adjuración tiene muchos pretendientes, el vicepresidente Alfonso Guerra, harto de las críticas a la gestión del Gobierno, sentencia: “¡A Polanco (Prisa) y a los curas de la COPE ni agua!” Todos coinciden en que la ONCE puede tener sus emisoras porque al final es una entidad de Derecho Público sometida al control del Gobierno e incluso depende de la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández y constituye una manera de acercar la radio a los intereses socialistas. Pero el vicepresidente Guerra y el número tres del Gobierno, Txiki Benegas no están tan seguros y preguntan a Martín Palacín si Durán es de confianza. El secretario de Estado responde con un rotundo “completamente”.

Al final se impone la tesis de que la ONCE puede ser el socio ideal del PSOE en las ondas y en caso de que Durán no acepte las reglas del juego siempre se le podrá apretar desde el ministerio de Economía que controla las ventas del cupón. Al menos eso piensan entonces los socialistas.

El 29 de julio de 1990 el consejo de ministros se halla reunido en La Moncloa y trasciende que el Estado va adjudicar nuevas licencias de FM. Durán está en su despacho relajado, a las dos de la tarde le dice a su secretaria Paloma Olivares que se vaya a comer. Poco después recibe la noticia mediante la cadena Ser. Sólo le conceden cinco emisoras y a pesar de haber desembolsado cientos de millones de pesetas solo le caen una migajas. El resto ha ido a los amigos de Guillermo Galeote y Fali Delgado, dos reconocidos socialistas. Durán se siente traicionado por Barrionuevo y Martín Palacín. Desde entonces, las relaciones con el PSOE nunca volverían a ser las mismas y Miguel Durán se juró entre lágrimas que tendría su cadena de emisoras de radio al precio que fuese.

Entonces comienza a dar instrucciones a sus directivos en todas las provincias de España. Comprar emisoras de radio de manera discreta. Así, el 2 de abril de 1990, firma el acuerdo definitivo con la cadena Rato, la ONCE tiene en propiedad más de 100 emisoras propias y crea la sociedad Uniprex. La familia Rato incluye una cláusula que pide cambiar el nombre de las emisoras en el plazo máximo de un año y en el equipo de Durán alguien, jugando con las siglas de la organización de ciegos sugiere el nombre de Onda Cero. En verano de 1991 la radio tenía 600.000 oyentes. A mediados del año Miguel Durán habla con Luis del Olmo, director y presentador de Protagonistas en la COPE. Le ofrece 3.000 millones de pesetas por cinco temporadas. Es la estrella radiofónica del momento y Durán se lo lleva a golpe de talonario. Al frente de los informativos pone a otros dos profesionales de reconocido prestigio, Luis de Benito y Andrés Aberasturi. Durante meses Durán aguanta el envite del resto de competidores que comienzan a considerarlo un rival peligroso. En el primer mes se sitúan en 1.500.000 oyentes. De esta manera Durán se convierte en el primer “ciudadano Kane” invidente del mundo, justo antes de hacerse con el control de Telecinco con ayuda de Silvio Berlusconi… pero esa es otra historia.

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