
12.10.2025.- Cándida Andaluz escribe en lavozdegalicia.es que José González González, conocido popularmente como Pepe González, puso fin a su carrera profesional el pasado 26 de septiembre tras más de cuatro décadas dedicadas a la radio. González (Ourense, 1958), pasó su infancia en la avenida de Portugal, cuando las calles aún eran de tierra. A los 18 años se trasladó junto a su familia a la plaza Mayor. «Por circunstancias de la vida me exilié más tarde al barrio de A Ponte», comenta con humor. Cursó estudios en el colegio Luis Vives, donde ingresó con tres años gracias al fundador del centro, Manuel Loureiro, amigo de la familia.
Su trayectoria en la comunicación comenzó en EAJ-57 Radio Ourense, donde entró siendo muy joven. «Siempre me tiró la radio», recuerda. En aquellos inicios, la emisora funcionaba con un sistema artesanal. Los contenidos que se emitían debían presentarse antes de las doce de la mañana en Información y Turismo para su aprobación y González era el encargado de llevar la programación. «A veces te sellaban todo y otras te decían: con mis respetos, esto no lo vi», explica sobre el censura previa que existía entonces.
En los primeros años en Radio Ourense fue responsable del control técnico de los informativos y de las radionovelas, muy populares en aquella la época. «Tenían una audiencia enorme. Hasta llegaron a ofrecerme dinero para saber cómo acababa la de Lucecita. Yo era el único que lo sabía, ya que me encargaba de las cintas», relata entre risas. Explica que la emisora ourensana fue también pionera en la frecuencia modulada. «Este servidor inauguró la primera FM en Ourense», afirma, para ejemplificar todos los cambios que ha vivido a lo largo de su trayectoria profesional. Más adelante, la cadena incorporó su primera unidad móvil, de la que González fue el encargado exclusivo. «No quiero que nadie más toque la unidad», le dijo entonces el director. Con ella cubrió fiestas, ferias, manifestaciones y retransmisiones deportivas por toda la provincia.
Su labor en la radio lo llevó a vivir momentos de emoción y también de dureza. «He llorado mucho después de cantar un alirón o un ascenso en mi ciudad, viendo banderas al viento», señala sobre su faceta deportiva. Pero también recuerda situaciones trágicas, como la cobertura de sucesos locales: «Lo más duro fue tener que preguntar a un abuelo si una joven hallada muerta era su nieta». En ese momento toma aire.
Durante su carrera, vivió la evolución técnica y social del medio: de las cintas magnetofónicas a los sistemas digitales. «Hubo que adaptarse, no hay otra», señala. Defiende el valor de la radio como compañía y cercanía. «Si tienes un periódico o pones la radio, no estás solo», afirma. Y para él, los medios locales representan una riqueza que no debe perderse: «Tienen algo artesano, algo profesional, que habla de tu tierra, que está pegado a lo que de verdad interesa a los vecinos. Deben saber que ellos están siempre ahí, te escuchan. Curan la soledad. Es una riqueza». Se demostró, subraya, durante la pandemia.
El 26 de septiembre fue su último día en activo. «Recogí mis cosas en dos bolsas de la compra. Cuando llegué a casa, después de despedirme de los oyentes, les dije a mi esposa y a mi hija: «Esto es lo que traigo, unas agendas y unos libros dedicados, tras más de cuarenta años», cuenta. Al día siguiente sintió una emoción especial al poder comer con su familia sin mirar el reloj.
Retirado del trabajo, mantiene viva su pasión por la comunicación a través de una página en internet. «Sé tanto que no sé nada, pero si puedo aportar algo, lo hago. Al final mi afición siempre fue mi trabajo», comenta. También frecuenta el Liceo, al que considera todo un símbolo de la cultura en la ciudad.
En la parte personal, asegura que afronta esta nueva etapa «sin planes», disfrutando del tiempo al máximo pero con el ritmo que va marcando la vida. «Mi afición siempre fue mi trabajo. Ahora es otro ciclo», expresa. Y concluyó con un mensaje que resume su filosofía y su relación de años con los oyentes: «Hay tres palabras que siempre tienen que estar en la boca: gracias, por favor y perdón».
«La radio fue uno de los grande inventos como la electricidad o la penicilina»
Pepe González habla de la crisis que viven los medios de comunicación, pero sigue apostado y creyendo en su importancia. «La radio fue uno de los grandes inventos, como la electricidad, los teléfonos móviles o la penicilina. El peor enemigo que tiene la radio es la radio», subraya.
El deporte, del que pudo hablar durante años a través de los micrófonos, fue otra de sus pasiones. Recuerda perfectamente las conexiones con Pepe Domingo Castaño y Paco González; el saludo a Johan Cruyff, cuando jugó con el Barcelona en el estadio de O Couto; o cuando tuvo que cantar con ahínco los tantos de un equipo canario que jugaba en Ourense [con todo el dolor de su corazón], ya que retransmitía el partido solo para las islas. Pero, sin lugar a dudas, defiende el deporte local y el minoritario: «Están ahí y son muy importantes».
Con su jubilación, cierra un capítulo de la historia radiofónica de la ciudad que lo vio nacer, crecer y dar voz a generaciones de oyentes. Dice que se lleva el agradecimiento y el amor de los oyentes.
DNI. José González González (1958) comenzó a trabajar en la SER con escasos veinte años. Hizo de técnico de control, de conductor de la unidad móvil, de reportero y de locutor. Su pasión fue (y es) el deporte.
Su rincón. El Liceo es para Pepe González todo un símbolo de la cultura ourensana. Cree que la institución es fundamental para la ciudad y pide que se defienda desde todos los ámbitos.
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