Recordando a Jesús Hermida a los cinco años de su muerte

Jesús Hermida

Luis Fernando Romo le ha dedicado estas líneas en El Mundo:
Mientras el hombre pisaba por primera vez la luna el 20 de julio de 1969, Jesús Hermida pisaba en tierra ajena para retransmitirlo en directo. «Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad», dijo el astronauta Neil Armstrong y en sentido figurado también lo fue para el propio periodista. El mismo día que Martin Luther King era asesinado, Hermida se convirtió en el primer corresponsal de TVE en Nueva York con 31 años.



«Yo tuve suerte; simplemente, estaba allí», solía comentar. Los grandes siempre han sido modestos. Así lo auguraba Nietzsche con el aforismo «el gusano se encoge para subir, por eso aminora la velocidad que lleva en su ascenso. En el lenguaje moral, esto es la humildad». Nacer en una familia de pescadores te curte en la vida. Siempre estuvo apegado a sus raíces onubenses a pesar de que sus aguas acabaron con la vida de su padre mientras faenaba. Poco se sabe de su infancia. Se ha dicho que nació en 1937 en Córdoba o en Ayamonte, donde al parecer le acogieron en la Casa Cuna para niños huérfanos. Pero Hermida paseaba a su Huelva por el mundo.

La tristeza por la ausencia del progenitor se amortiguó con un amor a primera vista a los 16 años, el de María Nieves, a quien siguió hasta Madrid. Él solía confesar: «Ahorré 300 pesetas (1,80 euros) y me marché en tren». La capital era dura. Trabajó como albañil y administrativo, abandonó la carrera de Filosofía, pero terminó Periodismo. La revista católica Signo le dio su primera oportunidad, pero no le llegaba para pagar la pensión. Y surgió la picaresca heredada del Lazarillo de Tormes.

Jaime Olmo contaba en Infolibre que un médico amigo le internó en un hospital madrileño «como enfermo, y desde allí escribe sus colaboraciones periodísticas. Son meses de ahorro de pensión y manutención, hasta que los ingresos dan de sí para ‘obtener el alta’…». De allí saltó a Europa Press y le fichó Emilio Romero, maestro de maestro, para el diario Pueblo.

Su vida personal ya empezaba a asentarse. Se casó con Nieves en 1960 y tuvieron tres hijos, Victoria, Jesús (1963) y Jaime (1966), junto a los que se mudó a Nueva York. Desde el principio, su esposa fue su tabla de salvación. Le cuidaba haciéndole bufandas y guantes de punto para que no pasara frío retransmitiendo desde la calle o le llevaba bocadillos para que sus palabras no decayeran con el estómago vacío.

Pero aquella estabilidad emocional e inquebrantable se resquebrajó cuando se divorciaron 35 años después. Sin duda, Nieves fue su gran apoyo en los momentos cumbre de su carrera. Tras una década en la Gran Manzana, volvió a Madrid y pasó penurias. Hasta que todo volvió a la normalidad.

En 1986, una joven estudiante de periodismo llamada Begoña Fernández empezó las prácticas en el programa La Hora Cero de Antena 3 radio que Jesús dirigía y presentaba. Se dice que allí surgió el amor. Ella sentía admiración, devoción, veneración. Y aprendió junto al mejor. En esta ocasión, fue Begoña quien sufrió las heridas de las flechas de Cupido. Finalmente, se casaron por lo civil en 1999. No importaba la diferencia de edad. Ella tenía 36 años y él 62. Fue su último gran amor, su secretaria, su ayudante, su gestora…

Hermida siempre fue un visionario. Revolucionó en 1987 el formato televisivo matinal con el magazine Por la mañana, que actualmente sigue funcionando. Fue una mina de la que salieron joyas como Nieves Herrero, Consuelo Berlanga, Irma Soriano o María Teresa Campos, a quien dio visibilidad tras una larga trayectoria en la radio. Ellas fueron la versión televisiva de ‘las chicas Almodóvar’, pero de Hermida.

Sin duda, creó un estilo de hacer periodismo. Lo tildaron como hermidismo. Acentuaba mucho las ‘s’ al final de las palabras, hacía muchas pausas e inflexionaba la voz. Fue un hombre afable, exigente, con un sentido del humor muy particular, trabajador y potenciador de talentos. Los espectadores le adoraban y era invencible en las audiencias.

Ahí quedan los célebres programas Su turno (1981-1983), A mi manera (1989-1990), el Telediario de TVE (1990-1991) o Con Hermida y Cía (1993-1996). Enamorado del medio televisivo, fue uno de los miembros fundadores de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España en 1997.

Cuando falleció el 4 de mayo de 2015 a los 77 años, las personas más importantes del país prácticamente enlutaron. El entonces Rey Juan Carlos I tuvo un recuerdo cariñoso hacia él: «Es una pena, era un gran hombre, una gran persona, un magnífico periodista y, sobre todo, un gran español. Tengo muchos recuerdos de Jesús de hace muchos años. Ha sido un gran amigo y un gran profesional». Su relación era sólida. De hecho, él fue el elegido para entrevistar al Emérito al cumplir 75 años para TVE en el especial La noche del rey, un año antes de su abdicación. Fue criticado por ser un cortesano.

En su funeral le despidieron a ritmo de los Beatles y leyendo fragmentos de Platero y yo, la obra de Juan Ramón Jiménez que tanto adoraba.

Tras su muerte, se produjo un escándalo y una desgracia. Un año después, su hijo Jesús falleció en Bali tras una larga enfermedad. Y en 2018 la ex cantante Franciska reveló que Hermida era el padre de su hija Rebeca, la cantante que se hizo famosa por la canción Duro de pelar. Al parecer, aquel amor había surgido en Nueva York. Nadie lo confirmó.

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