Radio Okapi cumple 15 años al servicio de la reconciliación nacional en el Congo

Radio Okapi

El 25 de febrero de 2002 empezó una nueva era en la historia de la comunicación en República Democrática del Congo (RDC). Tras cuatro años de guerra que dividió el país en tres regiones –el este y el norte, controlados por fuerzas rebeldes armadas, y un Gobierno sin legitimidad en la capital, Kinshasa–, nacía Radio Okapi con el objetivo de dar voz a todos los protagonistas del conflicto para entender sus raíces y allanar el camino hacia la paz. Tras 15 años de emisiones y dos décadas de conflicto, la emisora se ha convertido en el buque insignia de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco) y sus emisiones han conseguido unificar la voz de los congoleños.



“Nacimos enfrentándonos a un montón de desafíos de seguridad y políticos. Los actores políticos congoleños se reunieron en Pretoria, en Sudáfrica, para emprender un diálogo interestatal en 2002 y firmar un acuerdo de paz. Había que reunificar y pacificar el país, y Radio Okapi nació para apoyar ese objetivo”, explica Martin  Sebujangwe, jefe de redacción de la estación, la más escuchada en RDC seguida de Radio France Internationale, y que emite en francés lingala, kituba, kisuajili y tshiluba.

La emisora nació con la intención de cubrir los 2.345.000 kilómetros cuadrados que ocupa el país, una extensión casi cinco veces mayor que España. “En aquel momento, la telefonía móvil e Internet no tenían mucho peso en el país, así que decidimos abrir las emisiones con un debate político entre diferentes partes del conflicto.
Intervinieron personas del nordeste, del sudeste y del oeste, cosa que ayudaba a esclarecer muchas dudas a la población», declara el periodista congoleño desde las oficinas centrales de la cadena, fuertemente protegidas por las fuerzas de seguridad de la Monusco, en el corazón de Kinshasa. Cuenta además que en su línea editorial se marcan como prioridades acompañar el proceso político de pacificación, respaldar la protección de la población civil y promocionar la reunificación nacional.

Radio Okapi, impulsada por la Monusco y la Fundación suiza Hirondelle, es uno de los ejemplos más estudiados en cuanto al rol mediador de los medios de comunicación tradicionales para la resolución de conflictos. Su importancia ha sido elogiada desde su nacimiento por aliviar las tensiones regionales, contrarrestar la propaganda  partidista de muchas otras emisoras y ayudar a los congoleños a reconstruir sus vidas después de la guerra. Fue crucial durante el referéndum de 2005, en el que se aprobó una nueva Constitución con el apoyo del 84% de la población.

Desde 1998, el conflicto se había saldado más de 3,5 millones de vidas, además 3,4 millones de desplazados internos y 443.000 refugiados forzosos en nueve estados limítrofes. Volvió a ser clave durante las elecciones de 2006, los primeros comicios democráticos celebrados en el país desde la independencia de Bélgica. “De 2006 a 2011 nos centramos en una programación basada en el desarrollo y centrada en asociaciones de mujeres y jóvenes”, dice Sebujangwe. Aunque la emisora volvió a centrarse en las elecciones en 2011.

“Volvimos a experimentar grandes problemas en el ámbito de la seguridad”, expresa el periodista acerca de la violencia poselectoral desatada después de que Joseph Kabila fuera declarado ganador, y el rechazo de su recientemente fallecido opositor, Etienne Tshisekedi, que se autoproclamó presidente. “La situación sigue siendo  muy complicada a día de hoy, pero Radio Okapi permanece como una herramienta imprescindible para informar a la población y apaciguar los ánimos”, explica acerca de la expiración del segundo mandato del presidente Joseph Kabila el pasado 2016, y de las duramente reprimidas protestas de la oposición ante un posible tercer mandato  inconstitucional del hijo del asesinado Laurent Kabila.

RDC se encuentra en el número 154 de 180 países, según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Varios periodistas, incluidos Serge Maeshe y Didace Namujimbo de Radio Okapi, han muerto en este país del África Central mientras reportaban sobre la política y la seguridad; y otros muchos han sido agredidos o perseguidos por la policía. “A pesar de la intimidación y las amenazas que sufren los periodistas de este país, Radio Okapi cuenta con la protección de las Naciones Unidas, pero también con el respaldo estatal. Hemos perdido ya a dos periodistas, pero no nos podemos desmoronar. No podemos desistir. Hay que aprender de la experiencia y seguir sirviendo a la audiencia”, añade el reportero.

El país tiene más de 300 emisoras de radio y alrededor de 90 estaciones de televisión. El sector privado domina la radiodifusión, que es en su mayoría propiedad de empresarios con fuertes vínculos con el partido gobernante o la oposición. En este contexto, Radio Okapi, es el único medio que llega a todas las provincias y no está sujeto a censura. Tal y como ya expresó Caddy Adzuba, periodista de Radio Okapi y Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2014, Martin Sebujangwe cree que los medios tienen un poder y una responsabilidad capital a la hora de educar a la audiencia y de visibilizar el malestar popular. “Radio Okapi se ha convertido en el medio que permite a los congoleños y congoleñas poderse expresar con libertad. Sus problemas e inquietudes también llegan así a los círculos de poder, que pueden estar más en contacto con los temores y tedios de la población del país, a menudo invisibilizada”, explica.

Las tasas de acceso a la electricidad son solo del 4%, según informa Esi Africa’s Power Journal. Muchas zonas aisladas, como Kasongo, en el nordeste del país, están consiguiendo agua potable por primera vez y gracias a oenegés extranjeras. Y la desconexión entre las regiones de un país vastísimo, sin infraestructuras suficientes y con falta de representación administrativa en gran parte de su territorio, hacen esencial una plataforma de encuentro y debate constructivo como Radio Okapi. «La comunicación de necesidades impulsa la acción gubernamental en muchos casos. Muy a menudo, la población recibe respuestas por parte del Estado a través de nuestra emisora. En catástrofes sanitarias, brotes de cólera o incluso sequías que producen baja productividad del suelo, la emisora traslada las noticias a la capital y promueve la búsqueda de soluciones. De esta forma, el estado ha enviado delegaciones gubernamentales a zonas con emergencias en varias ocasiones”, ilustra el periodista.

«Hemos perdido ya a dos periodistas, pero no nos podemos desmoronar. No podemos desistir», dice un redactor
El año pasado, el Gobierno congoleño subió un 35% las tarifas de Internet, en un intento de privar la movilización social ante las protestas contra el presidente Kabila. Las redes sociales y los mensajes de texto son eventualmente censuradas para evitar los levantamientos populares; y la persecución de activistas como Lucha o Filimbi es una tónica. Sin embargo, la radio, continua siendo el medio por excelencia en el país y llega donde ningún otro medio puede alcanzar.

“Tenemos mucho más alcance que las redes sociales, pero además, cumplimos una función muy diferente. Nosotros somos profesionales, verificamos todos los datos, no somos parciales en nada y no damos opiniones subjetivas. Hay que respetar los principios profesionales y ser responsables con nuestras declaraciones. Por supuesto que utilizamos las redes para propagar informaciones rigurosas, pero nunca para comentar, sino para informar”, recalca Sebujangwe, que comenta que durante los períodos de conflicto armado, la difusión de información rigurosa y plural ha permitido disipar malentendidos y rumores sin fundamento para luchar contra la
manipulación de la población.

“Tenemos cuarenta emisores instalados por todo el país, con los que llegamos a de 23 a 25 millones de congoleños cada día. Solo en Kinshasa hay unos 100 periodistas trabajando para la emisora, y en todo el país cerca de 200 trabajadores repartidos entre Bukavu, Lubumbashi, Bunia, Goma, Kindu, Kisangani, Matani, Mbandaka y Mbuji-mayi. Pero sabemos que necesitamos seguir trabajando junto a la Monusco, porque el día que Naciones Unidas no nos apoye, Radio Okapi desaparecerá”, manifiesta.

Tras 15 años de periodismo en Radio Okapi, la consolidación de la democracia y el desarrollo en RDC siguen siendo un reto. Conflictos latentes como la violencia en Kasai, que afecta a 1,7 millones de congoleños según Naciones Unidas, una nueva epidemia de ébola en el norte del país o la ya endémica guerra que hace del cuerpo de las mujeres un campo de batalla, la continuación de esta emisora se ve como una necesidad imperante. Por eso, su redactor jefe, asegura que la emisora ampliará programación para tener más participación ciudadana y poder tener impacto en la agricultura, el desarrollo rural o la economía y poder dar más peso al emprendimiento, la juventud o las mujeres.

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