Radio Clásica y los inexistentes autores españoles

Radio Clásica

Francisco Delgado escribe en salamancartvaldia.es: He acumulado, durante largo tiempo, la experiencia de que en RTVE- Radio Clásica debe haber una ley o norma interna por la que está prohibido citar a compositores contemporáneos, y escritores dedicados a la historia de la música, que sean españoles.



Esto es una hipótesis, que no he tenido ocasión de confirmar ; pero mi experiencia como oyente habitual de algunos programas de Radio Dos o Radio Clásica, y mi experiencia como escritor especializado en biografías de compositores, españoles y centroeuropeos me lo señalan. Es muy raro que la emisora nacional RADIO CLÁSICA emita una obra compuesta por algún compositor nacional contemporáneo (nunca he tenido la oportunidad de escuchar alguna obra de nuestros jóvenes y no tan jóvenes músicos) como nunca he escuchado, mientras emitían algún programa dedicado a un compositor concreto, de los que he escrito su biografía, citarme, cuando el periodista hablaba de aspectos de su vida u obra que yo he investigado y publicado.

Esta curiosa “censura”, manifiesta o latente, enlaza con una excesiva antigua práctica de la sociedad española, de valorar mucho más lo que se hace fuera de nuestras fronteras que lo que hacemos los creadores españoles. Aún no sé si esta absurda y dañina costumbre nacional es una manera más de manifestar la envidia al otro, que ya señalaron nuestros autores respetados o, más concreta, una estrategia de alejar a los potenciales o incipientes artistas o intelectuales, del campo de la cultura, “esa siempre sospechosa y nada útil actividad”.

Una cosa es que en nuestras instituciones públicas no se haga publicidad comercial de obras particulares, o se privilegie a unos artistas sobre otros igual de dignos, y otra cosa muy distinta que, como práctica habitual, se desconozca a los compatriotas creadores que aún no han fallecido o que primero no hayan triunfado en el extranjero. Pues en nuestras instituciones, en las editoriales, en las revistas culturales, los jefes suelen tener la poco valiente costumbre de encumbrar al que ya ha ganado un premio, o dos, o ya ha sido galardonado, repito, fuera de nuestras fronteras. Estos “jefes” no quieren fallar, no quieren perder, no quieren apostar “en falso”.

En los programas de los Conciertos de Música clásica, en nuestro país aproximadamente un 80% de las obras que se interpretan pertenecen a los clásicos de los siglos XVII y XVIII, un 15% a las obras de finales del XIX y principios del XX y quizás no llegue ni al 5% de obras de autores contemporáneos y menos si son españoles.

Esta subvaloración de lo nuestro, ¿no nos ocurre en la mayoría de nuestros valores y logros? ¿Los mejores de nuestros profesionales, investigadores, artistas, creadores, van a tener que seguir emigrando a otros países, pues en el nuestro se potencia al mediocre, al excesivamente sumiso, al ambicioso, al alérgico a lo nuevo?

¿Que un escritor salmantino ha estrenado en esta ciudad una obra de teatro sobre los últimos años del genio, J.S. Bach? “¡ Qué tipo tan raro debe ser ese salmantino para escribir sobre algo que a nadie le interesa…!” es el pensamiento más común en nuestras tierras.

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