Pepe Domingo Castaño (COPE) se suma al selecto club de Gallegos del Año

Su trayectoria profesional en la comunicación es indiscutible. ¿Quién no conoce al gran Pepe Domingo Castaño Solar? Por eso llama la atención que no se considere a sí mismo periodista el flamante miembro del selecto club Gallegos del Año.



“Creo que soy más locutor de radio que otra cosa. Desde muy pequeño, la radio fue mi eterna compañera y en todos mis sueños aparecía la radio como gran objetivo de mi vida. No me resultó fácil, porque tuve que ponerme a trabajar muy joven para llevar dinero a una casa con muchos hermanos y demasiados problemas. Pero, en cuanto surgió la oportunidad de trabajar en Radio Galicia, no la desaproveché y me dediqué a ella con todas las consecuencias. No me puedo quejar”, confiesa a El Correo Gallego.

Admite que “la radio me dio a mí mucho más de lo que le di a ella. Creo que aquella frase que aprendí en el bachillerato –‘Añade a tu prudencia un gramo de locura’– fue la que me lanzó a todas las aventuras que han jalonado mi vida”.

“Creo que este chileno (Bobby Deglané) fue el que revolucionó la radio de aquellos primeros años, el que le dio categoría de espectáculo. Luego, Tomás Martín Blanco, al que escuchaba en El gran musical cada mañana de domingo. Y, por último, mi inolvidable Joaquín Prat, el dios de todos los que hicieron radio en este país. Joaquín lo tenía todo y, encima, era una gran persona. Trabajar con él fue la culminación de un gran sueño. Le recordaré siempre”, reconoce el padronés, al que siguen aunque cambie de emisora.

“Es muy gratificante saber que hay gente capaz de abdicar de sus creencias para seguirte. Yo sé de muchas personas que no escuchan la COPE porque no comulgan con su línea editorial y, sin embargo, cuando llegan los deportes, ponen Tiempo de juego. Eso es muy de agradecer. No creo que lo hagan por mí, sino por el trabajo grupal de un equipo perfectamente ensamblado que sabe lo que quiere y que respeta al oyente, por encima de todo, incluso de sus propias creencias”.

Piensa, además, que el periodismo “de este tiempo está maniatado, demasiado sujeto a intereses económicos y políticos. Hay pocos periodistas que puedan escribir en su carné de vida que son totalmente libres. Y es una pena. Y lo peor del caso es que esta tendencia se está agravando en estos últimos tiempos, en los que el periodismo ha dejado de ser un ejercicio de verdad y de libertad. Y todos tenemos algo de culpa, yo me incluyo, aunque no me sienta periodista.

Y aunque han pasado unos meses, le transmito que celebro que haya apoyado a Vicente Vallés. Sabe que no todos los periodistas pueden hacerlo.
“Es que no hay derecho a que vayan contra un periodista que se ha limitado a presentar una serie de datos sobre determinados temas de actualidad, sin meterse con nadie, sin faltarle al respeto a nadie, únicamente apoyándose en datos para avalar su versión de los hechos. La verdad molesta, pero también nos hace más libres. Y he querido apoyar a Vicente Vallés porque se ha jugado el tipo por ejercer su profesión con total honestidad y valentía, le moleste a quien moleste”.

Durante la entrevista le manifiesto que el periodismo deportivo parece muchas veces el programa basura Sálvame, a lo que me responde con total sinceridad: “La televisión creo que a veces no da la mejor imagen de un deportista haciéndose eco del coche que se ha comprado o si se ha puesto a bailar y ha subido el vídeo a las redes sociales… Puede ser que últimamente hayamos perdido un poco la perspectiva al hablar de los protagonistas del deporte, pero es un poco el resultado de los estudios de audiencia, que priman este tipo de noticias rosas sobre las noticias de verdad y el trabajo que realizan los deportistas, que debería ser nuestro objetivo permanente”.

¿Cómo es con los suyos?
“Antes, me dejaba llevar con bastante asiduidad por los vaivenes de mi trabajo y podía llegar a parecer un poco distante con mi gente, lo reconozco. Pero con la edad me he ido recomponiendo y creo que, actualmente, me entrego más a la gente que me rodea y necesito mucho más su cercanía. Me parece que soy una buena persona, que va por la vida intentando hacer felices a los demás”.

Afirma el locutor que “la familia lo es todo. Sin ella, estás cojo, incompleto, fuera de sitio. Con esta pandemia reciente, que me ha tocado de lleno, me he dado cuenta de lo importante que es tener al lado a una mujer que te quiera y a unos hijos que se desviven por ti, Y qué te voy a decir de mis nietos, tenerlos cerca es la mejor medicina contra la depresión”.

Para el padronés, Galicia “es mi vida, mi tierra, mi todo. He tenido la enorme suerte de nacer en Galicia y no la cambiaría por nada del mundo. Hay poca gente que quiera y eche en falta a su tierra como los gallegos. Tener morriña es necesitar su cielo, su luz, su verde, su alma, su lluvia, su mar, sus ríos, su música… Todo en mí es por y para mi tierra. Me gustaría que Galicia me quisiera tanto como la quiero yo a ella. Pero eso ya no depende de mí”

Recuerda que su madre le dijo muchas veces: “Pepiño, procura rodearte de gente que sepa más que tú, porque así acabarás aprendiendo algo de todos ellos”. Y eso, asegura, “es lo que he hecho y no me ha ido nada mal”.

La marca de la covid 19.
Cuenta que no han cambiado demasiadas cosas. “Sigo siendo el mismo de antes, un poco más curtido quizás, pero con idénticas ganas de vivir y de repartir felicidad a través de la radio. Cuando alguien te para en la calle y te dice: ‘Gracias, Pepe, por hacernos felices’ es la mejor compensación que te da la vida por dedicarte a algo tan hermoso y tan reconfortante como la radio”.

Para este periódico, tener a Pepe Domingo Castaño entre los mejores embajadores de su tierra es un privilegio. El amor y respeto que manifiesta por esta comunidad, y del que hace gala siempre que puede, lo convierte en un hombre bo e xeneroso, y universal. ¡Bienvenido al club Gallegos del Año!

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