Pepe Domingo Castaño (COPE): “Hasta que no consiga hacer el mejor programa de mi vida no voy a parar”

Pepe Domingo Castaño

La entrevista es de Andrea Gisbert Suñé para Mundo Deportivo: La voz de Pepe Domingo Castaño (Padrón, 1942) es inconfundible. Todos le hemos escuchado alguna vez sintonizando uno de los muchos programas que ha presentado. Cálido, pausado y con su historia entre las manos atiende a Mundo Deportivo.



Lo hace pocas semanas después de publicar su último libro ‘Hasta que se me acaben las palabras’, en el que relata sus «emocionantes recuerdos y vivencias», las ganancias del cuál irán destinadas íntegramente a ‘Cáritas’ y a ‘AESLEMA’, la Asociación por la Prevención de Accidentes de Tráfico y ONG de atención a víctimas de accidentes).

En un céntrico hotel de Barcelona, durante su visita para promocionar el libro, nos sentamos con él y charlamos no sólo de su vida, sino también de la profesión.

  • ¿Qué te hace lanzarte a escribir este libro después de tantos años?
  • Este libro tiene una historia que hay que contarla para que la gente lo entienda. El libro tiene dos partes, una primera parte que está escrita hace 20 años y otra segunda parte que está escrita hace dos años. ¿Por qué? Pues sencillamente porque la primera parte la escribí para que fuese un libro completo. Ese era mi libro. Pero una vez que la escribí la volví a leer y no me gustó nada. Dije esto que no va a interesar estas cosas muy mías. Además, me daba la impresión de que está mal escrito. En fin, digo ¿yo qué pinto yo con este libro? Y lo guardé. Los guardé sin deseo ninguno de publicarlo. Sólo lo escribí porque necesitaba en aquel momento que me encontraba un bajón anímico importante escribir algo, unos poemas… Y me salió el libro. Primero me salió un poema, ‘La lluvia’ y dije no poema, no. Voy a escribir un libro. Empecé con el capítulo de la lluvia y seguí. Me salió solo, muy rápido, lo guardé.
    Y entonces un día, en un programa de radio, alguien se enteró de que tenía ese libro y me dijo: “¿Y por qué no lo publicas?” Y le contesté que no, “porque me parece muy malo y que no va a publicarlo a nadie”. Después, un tío me llamó desde La Coruña, Juan Luis Mirabet, y me dijo “Yo quiero leer ese libro antes de que lo tires o lo dejes, envíamelo”. Se lo envié. Pasaron 20 años (desde que escribió el libro, hasta que lo mandó) y a los tres días me contesta, me dice “esto es un best seller”.
    Yo estaba muy asustado y dije “no puede ser, si es muy malo”. Y dice “no, no… Es un librazo, solo que falta una parte. A partir de que llegas a Madrid”, que ahí terminaba el libro, “hasta hoy. ¿Te atreves a escribirlo?”.. Y digo yo, “eso me va a costar más trabajo porque no estoy en la situación que estaba cuando hice la primera parte”. Pero un día, mientras llovía, la lluvia siempre está en lo mío. Estaba lloviendo en Madrid, yo estaba triste y me puse a escribirlo y salió, salió muy rápido. Una vez que me puse salió muy rápido. Terminé la segunda parte, hace dos años. Se lo mandé y por eso el libro tiene dos partes diferenciadas: una escrita hace 20 años y otra escrita ahora.
  • ¿Cuál es el capítulo que te costó más escribir?
  • Cuando regreso del convento a Padrón, a mi pueblo, porque es la crónica de una derrota y las derrotas son difíciles de explicar. ¿Una derrota en qué sentido? Tú inicias una carrera y no llegas a ella. ¿Yo quería ser frail?. Pues no lo sé, yo creo que no, pero me metieron en un convento de frailes y poco a poco te vas haciendo a la idea de que puedes llegar a ser fraile. Entonces, cuando en el noviciado te das cuenta de que no sirves como fraile y lo dejas, para tus padres era como una derrota. Yo no había conseguido lo que pretendía. Así que volví a Padrón muy, muy triste y luego llegué a casa, hubo muchos líos… Me costó reflejar el mal humor de mi padre, mi madre que estaba enferma, Padrón que se me vino encima. Todo eso me costó mucho, pero igual que me costó, me salió muy rápido. Me costó situarme en eso, pero luego fue un capítulo que me gustó.
  • ¿Cuál es el secreto para después de tantos años trabajando en la radio seguir teniendo esta ilusión?
  • ¿Sabes cuál es? Pensar que los sueños tienen que cumplirse y pensar que nunca vas a hacer el mejor programa de tu vida. Por ejemplo, este sábado que iré a la radio intentaré hacer el mejor programa de mi vida. Hasta que lo consiga no voy a parar. Y como espero no conseguirlo nunca, pues hasta que se me acaben las palabras, que será cuando me acabe yo también.
  • De todos estos años, ¿de quién has aprendido más en la radio?
  • Hay sobre todo dos personas muy importantes. La primera era Bobby Deglané, un locutor chileno que vino a España y cambió totalmente la radio. Hasta que llegó Bobby era una radio muy de mesa camilla, de andar por casa, de concursitos, sin complicaciones, sin meterse en honduras. Y este hombre llegó y cogió todos los posibles ingredientes de la radio: noticias, tertulias, unidades móviles, deportes, entrevistas, lo juntó todo en un programa e hizo ese programa ‘Cabalgata fin de semana’, que era el compendio de lo que tiene que ser la radio. Yo lo oía y me volvía loco. Y pensaba “algún día tengo que hacer un programa como este”.
    Y luego el segundo que siguió las directrices de Bobby fue Joaquín Prat, que era Dios en la radio. Yo no he conocido a nadie capaz de hacer una radio tan increíble como la de Joaquín. Para mí es el hombre en el que yo me miraba para ser alguien en la radio.
    Y luego Paco González. Es la trilogía mía. Paco es el compendio de lo que tiene que ser una buena persona. Yo juzgo a la gente, más que nada por lo que son como personas y quiero que me juzguen a mí igual. Primero como persona y luego como profesional. Como persona Paco es un genio: humilde, sencillo, generoso, sentimental, cariñoso. Luego ya como profesional, es un tío capaz de hacer cualquier tipo de programas. Ahora está haciendo ‘Tiempo de juego’, pero el programa de Herrera lo podría hacer perfectamente Paco y sería un éxito. Es el compendio también de lo que puede ser un hombre de radio. Esos son los tres pilares en los que yo baso mi deseo de continuar haciendo radio.
  • Ahora que hablas de pilares, ¿es el amor un pilar fundamental en tu vida?
  • Sí, por todo lo que hago. Yo creo que la palabra amor no es solamente amor físico, amor sexual o amor a una mujer. Es amor a todo lo que te rodea. Yo quiero a la gente. Cuando me paran por la calle y me piden una foto, yo quiero a esa persona. Cuando me paran por la calle y me piden que firme algo, yo quiero a esa persona. Y cuando te dicen mirándote a los ojos ‘gracias por hacernos felices, es lo más grande que le pueden decir a una persona que hace radio, que tú comunicas a la gente algo tan difícil en este tiempo como es la felicidad. Felicidad es amor. Yo quiero a mi novia. Sí. Quiero a mis amigos. Sí. Quiero a mi familia. Y todo eso es amor. Amor fraternal, amor familiar, amor de verdad, con mayúsculas. Todo es amor en la vida. Y si tuviésemos más amor y los políticos tuviesen unas gotitas de amor con minúscula, ya no pido mayúsculas, este país sería mucho mejor.
  • ¿Te arrepientes de algo de lo que has hecho para lograr estar donde estás?
  • Yo no soy mucho de arrepentirme, porque cuando hacen las cosas con convencimiento es difícil que te arrepientas. Cuando tienes que tomar una decisión entran en juego dos factores: cabeza y corazón. Entonces, como la cabeza te puede engañar porque es muy fría, lo que tú piensas con la cabeza, siempre es lo lógico, lo frío, lo natural.. Y cuando piensas con el corazón es lo ilusionante, lo rebelde, lo loco. Yo le he hecho siempre caso al corazón. El corazón me ha dictado, que tengo que hacer una cosa y la hago yo. Cuando me fui de COPE me fui porque el corazón me pidió que me fuera. Cuando me fui de Santiago a Madrid, que era una locura, me fui porque esa locura es la que me comunicaba el corazón. Cuando me fui de mi pueblo a Santiago, a la radio y pedí la baja en la empresa antes de ir a la prueba ¿por qué? Porque me lo pidió el corazón. Entonces no puedes arrepentirte si una cosa te la dicta el corazón, porque nunca se equivoca. No hay capacidad de arrepentimiento cuando tú sigues más al corazón que a la cabeza.
  • ¿En algún momento de todos te quisiste dar por vencido?
  • Sí. Cuando llegué a Madrid… Es muy difícil y más cuando llegas de una ciudad pequeña como Santiago donde todo el mundo te conoce. En el libro el choque es brutal. Andar por la Gran Vía y que no te conozca nadie es muy duro, cuando vienes de que te conozca todo el mundo. Picar a puertas y que no te hagan ni caso, que casi ni te reciban, es muy duro. A mi me ha salvado la rabia, el orgullo. Los gallegos cuando volvemos a nuestra tierra tenemos que hacerlo triunfando. Yo estuve a punto de volver a mi tierra, porque me quedé sin dinero, sin apoyos… No podía ir a la pensión porque no podía pagar, tenía que mendigar dónde dormir. Pero pensaba ‘¿voy a volver a Padrón ahora después de la primera vez que volví de Fraile? ¿Voy a volver ahora más derrotado que nunca con esta fama de loco que me he creado?’. Eso me hizo pensar que tenía que seguir. Siempre hay una bombilla lejana que se enciende y poco a poco te vas acercando y al final la tocas y es tu futuro.
    Pero sí, hay momentos en los que quieres dejarlo todo. Pero una vez te metes, nunca más tuve ninguna vacilación y aunque vinieran mal dadas siempre quise seguir adelante.
  • ¿Qué sentiste cuando te comunicaron que habías conseguido tu primer Ondas?
  • Cuando la SER te llama después de lo que pasó (hay que leer el libro para saber de qué habla) le dije al director aquel “ya veremos”. Eso estuvo aquí metido cinco años mientras estaba en Radio Centro. Y cuando te llama la SER es una explosión por dentro y es la culminación del mayor sueño de tu vida, en aquel momento. Entonces llego a la SER y me preguntan cuánto quiero cobrar y les digo que no me importa el dinero, yo quiero hacer ‘El gran musical’ porque era el sueño que tenía de pequeño, como lo hacía Tomás Martín Blanco. Y él era el que me estaba hablando. Y se llevó una alegría inmensa.
    Esto fue en el 73 y dos años después, en el 75, me llama Tomás y me dice “te voy a dar una gran noticia: te acaban de conceder el Premio Ondas por ‘El Gran Musical’”. Aún me emociono ahora. Porque que te den un Ondas ya no es el premio en sí, sino es la demostración de que cuando diste el paso más difícil de tu vida lo diste para bien. Ese fue el momento mágico.
    Y luego el segundo, que llegó 21 años después, que quiere decir que no te has dejado influenciar y has evolucionado. Entonces, estaba ya en Carrusel Deportivo y me lo dieron por la aportación en la publicidad de radio. Y ahí me demostré que ya había hecho algo importante, que había aportado algo a la historia de la radio: el trato de la publicidad en Carrusel en aquel momento. Fue un premio que agradecí mucho pero que no tuvo influencia emocional como el primero, que fue una locura.
    «Mi primer Ondas fue la demostración de que cuando diste el paso más difícil de tu vida lo diste para bien»
  • ¿En qué momento sentiste que habías cumplido tu sueño?
  • Cuando los vas cumpliendo, no es un sueño sólo. El gran sueño global era triunfar en la radio, pero eso tiene mini metas. Yo oía a Tomás Martín Blanco hacer ‘El Gran Musical’ en mi pueblo y pensaba que quería hacerlo yo. Llego a Madrid, pasa un tiempo y lo acabo consiguiendo. Sueño cumplido. También oía el ‘Carrusel Deportivo’ y pensaba que el día que me cansara me gustaría hacer el deporte. Dejo ‘El Gran Musical’ a los 5 años y me llegó la oportunidad de presentar ‘Carrusel Deportivo’. Otro sueño cumplido.
    Quería cantar, porque me encantaba hacerlo en el pueblo. Siempre pensaba que si me llegaba la oportunidad grabaría un disco y que sería número uno. Encuentro la canción, la grabo y es número uno. Ahora estoy viviendo de todos los réditos que me han dado los sueños que he cumplido. Me he quedado sin sueños, pero me alimento de los que ya he cumplido.
  • ¿Te gusta que te recuerden como ‘Pepe Un purito’?
  • Si sólo me recordaran por eso sería una pena. Llegué a pensar que lo acabaría poniendo en Wikipedia y ahí acabaría mi historia. Afortunadamente no es así, ha habido otros. Pero ese fue el primero y fue el que rompió con todo. Y nació el invento, si se me puede atribuir a mi, de lo que yo llamo la publicidad coral. Una publicidad que haces con la gente que está rodeándote, me aproveché de ellos y cada uno decía algo. Los metí a todos en el ajo e inventamos la publicidad coral. ¿Que me recuerden por hacer bien la publicidad? Bendito sea ese recuerdo, porque voy a influir en la gente que viene ahora, cuando estén haciendo un programa que no digan ‘ahora una pausa para la publicidad’. ¡Qué cóño una pausa! ¿Qué pasa, que la publicidad es una mierda? La publicidad es muy importante y cuanto mejor la hagas, más dinero ganará tu cadena y más te pagarán a ti porque vivimos de ella. La gente tiene que convencerse de que la publicidad forma parte del programa. Esa es mi pretensión.
  • ¿Cómo ha cambiado la relación con los artistas en todos estos años?
  • En la música no ha cambiado, sí lo ha hecho en el deporte. Ahí los hemos convertido entre todos en dioses, intocables, en el Olimpo. Y para llegar ahí hay que pasar por 20 puertas. Tu llamas al club y pides una entrevista con Cristiano Ronaldo. El club llama al representante, éste al secretario personal que llama al padre. El padre lo consulta con la madre y los dos hablan con Cristiano. Total, que al cabo de una semana te dicen que no. Eso lo hemos provocado nosotros, por haberlos encumbrado y haberlos convertido en dioses. La culpa la tenemos nosotros.
    Sin embargo, en la música no. Tu llamas a cualquier cantante y lo tienes mañana contigo, puedes hablar con él por teléfono… El mundo de la música es maravilloso. Incluso otros deportes. ¿Cómo es Nadal? Un hombre asequible, le puedes entrevistar. ¿Los del baloncesto? Igual.
  • ¿Cómo ha cambiado el periodismo en todos estos años?
  • Ha cambiado para peor. Estamos viviendo la peor época del periodismo en España. Porque todos los grandes medios de difusión están mediatizados por el dinero. Si el Estado premia con dinero a los distintos medios, estos no pueden ser independientes. La independencia está en la supervivencia de un medio por sí mismo, por sus propios medios. A la que recibe dinero del gobierno pierde esa parte de objetividad e independencia que tiene que tener un medio de difusión. Todos sabemos cuál es el medio de derechas y cuál de izquierdas y eso es muy triste. Y lo digo también por mi emisora y por la competencia. Entonces, ¿qué objetividad tiene lo que digan si sabemos de qué pie cojean?
    «Todos sabemos cuál es el medio de derechas y cuál de izquierdas y eso es muy triste»
    Yo tengo libertad, digo lo que me da la gana. A mi nadie me ha obligado a decir nada. El día que me obliguen tiraré piedras contra mi propio tejado. Pero hasta el momento yo he podido decir en COPE lo que me ha dado la gana, tanto a nivel político como a nivel religioso. En fin, creo que está muy mal el periodismo, muy mal.

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