Onda Cero lleva su «Más de Uno» a la Cumbre de la OTAN en Madrid

Carlos Alsina

Desde la cumbre de la OTAN en Madrid, Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la primera reunión entre Joe Biden y Pedro Sánchez en la que el presidente estadounidense le agradeció su liderazgo y calificó a España de aliado indispensable, algo que «en la Moncloa ha sonado a música celestial».
Emitimos hoy desde el centro internacional de prensa en Madrid. En la cumbre de Madrid que es la cumbre de la OTAN.



Nunca había habido tanto mandatario extranjero junto en el Palacio Real
Doy por hecho que ya sabe usted que han dormido esta noche en España los gobernantes de las treinta naciones OTAN, las dos que en breve lo serán, Suecia y Finlandia, y otras que no siéndolo sí son socias preferentes, como Australia. Total, que están poniendo el pie fuera de la cama ahora mismo en las embajadas y hoteles de Madrid los Biden, Macron, Boris Johnson, el nuevo de Alemania, Scholz, el presidente italiano (que es cualquier cosa menos nuevo) Matarella, el canadiense Trudeau, el turco Erdogan, la señora Von der Leyen (asidua ya de España, viene más aquí que a Alemania) y el holandés, el de Luxemburgo, la de Dinamarca.

En fin, no les doy la lista entera porque como dijo anoche el rey en la cena del Palacio Real, nunca había habido tanto mandatario extranjero junto bajo ese techo.

Pedro, bendecido por el papa de Occidente
En la Moncloa hace un rato largo que se levantó ya Pedro Sánchez, más ancho que largo en su papel de anfitrión de tanta gente importante y entusiasmado, seguro, por los cincuenta minutos que pudo compartir ayer, mano a mano -¡por fin mano a mano!- con Joe Biden.

Sánchez entusiasmado, seguro, por los cincuenta minutos que pudo compartir ayer, mano a mano -¡por fin mano a mano!- con Joe Biden
Se desquitó el presidente de tanta broma como tuvo que sufrir hace un año. Resarcido, ahora sí, del ninguneo que ha tenido que padecer cada vez que el estadounidense hacía una ronda de llamadas a líderes europeos y dejaba al nuestro fuera. Ayer lo disfrutó Sánchez. Ese ‘gracias, Pedro’ que al nuestro le habrá sabido a gloria.

Ese ‘gracias por tu liderazgo’… que le habrá hecho soñar con una prometedora carrera política en las instituciones europeas una vez que se jubile de la política doméstica española.

Dices: es cortesía, qué va a decir Biden si está en casa del anfitrión. Es cierto, pero esas gotas de calidez que imprimó al mensaje -aliado indispensable, líder en tiempos de crisis- revelan un deseo de agradar que en la Moncloa ha sonado a música celestial. Más incluso que una bendición del Papa. Bueno, un poco fue eso: Pedro, bendecido por el Papa de Occidente. Y en la víspera de su santo.

Ese ‘gracias por tu liderazgo’… que le habrá hecho soñar con una prometedora carrera política en las instituciones europeas
Pero la cumbre de la OTAN, como les venimos contando estos días, no es un homenaje ni a Sánchez ni a España. La cumbre es un pasar revista, y afinar el diagnóstico, de las amenazas que hoy existen a la seguridad y la estabilidad de los países OTAN y qué se necesita para neutralizarlas. A eso se llama diseñar el concepto estratégico, que es algo que se hace cada diez años y dura para los diez siguientes.

El concepto Madrid, en atención a la ciudad que acoge el examen y el debate. Hay debate. Porque no todos los gobernantes hacen el mismo diagnóstico ni tienen los mismos puntos de vista.

El hecho diferencial de esta cumbre es la guerra en Ucrania
Mire, si la OTAN fuera un país, tendría mil millones de habitantes. Cuarenta y siete de ellos, españoles. Si la OTAN fuera un país, tendría frontera con Rusia y con México, con Siria y con Marruecos. Dispondría de un ejército de tres millones y medio de soldados. Cuatro mil aviones de combate. Ciento sesenta barcos. Claro que si la OTAN fuera un país no tendrían que reunirse cada año treinta jefes de Estado o de gobierno en un lugar como éste.

El hecho diferencial de esta cumbre, aparte de tener Madrid como sede, es la guerra en Ucrania, es Putin, es Rusia. La guerra que ha iniciado el ruso a la manera tradicional, con sus vehículos blindados, sus misiles, sus tropas sobre el terreno, su desinformación y su propaganda. Y añadiéndole los ciberataques, el apoyo a cualquier grupo que aspire a desestabilizar Europa y la presión económica por la vía del precio del gas y del petróleo.

Hoy la jornada empieza sabiendo que Erdogan, el turco, acepta la incorporación a la Alianza de Finlandia y Suecia
La guerra que ha tenido un efecto esperado -la destrucción, los muertos, los refugiados- y un efecto que no lo era tanto: la decisión tomada por Finlandia, vecino de Rusia, y Suecia, vecino del vecino, de abandonar la neutralidad formal que hasta ahora tenían y abrazar la causa de la OTAN.

Sólo por esto ya sería un hito esta cumbre de Madrid: porque hoy la jornada empieza sabiendo que Erdogan, el turco, acepta la incorporación a la Alianza de estos dos países. A cambio de que ellos acepten tratar como una amenaza a la integridad de Turquía a los grupos kurdos armados que Erdogan considera terroristas.

Se firmó el acuerdo en la tarde de ayer, justo a tiempo para asistir a la cena en el Palacio Real habiendo despejado el camino para que la cumbre, más allá de la liturgia, tenga frutos concretos. Pensando en Rusia, pensando en China y pensando en el norte de África.

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