Nieves Concostrina (Cadena SER), la apretada agenda de una autónoma

Nieves Cncostrina

Antonio Paniagua escribe en laverdad.es: Nieves Concostrina es autónoma, con lo cual está dicho casi todo. Trabaja a destajo: en la radio, publicando libros y ejerciendo de redactora jefa de la revista funeraria ‘Adiós’. En esto de laborar como una bestia se parece a su padre, que era frutero, conserje y acomodador de cine, todo a la vez y el mismo día. Su madre, que aún vive, cosía pijamas por la noche. Nació en Villaverde (Madrid) hace 60 años, en un poblado mandado construir por el régimen de Franco y a donde arrumbaban a los pobres cuando destruían sus chabolas. Sus padres y su hermana se esforzaron en dar estudios a la niña, y ella cumplió con las expectativas, no sin sobresaltos en el camino. Acaba de publicar ‘La historia en apuros’ (Montena), un libro ilustrado destinado al público infantil y que ofrece el retrato de diez personajes que cambiaron, poco o mucho, el rumbo de la humanidad. También ha entregado recientemente a la imprenta ‘Cualquier tiempo pasado fue anterior’ (La Esfera de los libros). Con descaro y mordacidad y sin paños calientes, retira los velos que adornan y ocultan la historia.



Lunes
8.30 horas. A esa hora ya estoy arriba. Ojo, para mí eso es madrugar. Debe de ser que con la edad necesito dormir menos. Antes, levantarme a las nueve era para mí un suplicio. Y es que todos los trabajos que he tenido nunca me han exigido salir de la cama temprano. Cuando empecé a currar en ‘Diario 16’, en la sección de teletipos, salía a las tantas, entraba por la tarde y salía de madrugada. Me quedaba hasta el cierre de la edición de Madrid, de modo que a lo mejor terminaba a las dos de la madrugada. Luego, al incorporarme a la redacción, comencé a entrar a las once y terminaba a la diez y pico de la noche.
9.00 horas. Lo primero que hago nada más levantarme es tomarme un café. Entiendo que el desayuno es la comida más importante del día y todo eso, pero, vamos a ver, si vas al alba a recoger aceituna, entonces sí. Pero si vas a estar sentada toda la mañana delante del ordenador como yo, pues tampoco es cuestión de atiborrarse. No quemo muchas calorías así. En caso de que ingiera algo más que el café, me como una tostada con aceite, y con eso me vale.

Martes
11.00 horas. Como tengo varios trabajos, cada semana siempre es distinta. Soy redactora jefa desde 1997 de la revista ‘Adiós’, que se publica cada dos meses y en la que me encargo de la parte de Cultura. Escribo los guiones de ‘Acontece que no es poco’, una sección de divulgación histórica del programa ‘La ventana’, de Carles Francino, que se emite de lunes a jueves en la Cadena Ser. Trabajo con mi marido, Jesús Pozo, somos un equipo desde hace 30 años. Tenemos un programa de una hora, también en la Ser, que se llama ‘Cualquier tiempo pasado fue anterior’. Y luego tengo mis libros, charlas, conferencias, encuentros en colegios e institutos…
12.00 horas. Vivo a caballo entre Madrid y un pueblo de la costa almeriense, donde hace una temperatura espléndida. Aquí paso cerca del 80% de mi tiempo para no estar cabreada, porque Madrid es absolutamente insoportable. Vayas donde vayas es horrible. Es una ciudad sucia, contaminada e incómoda, en la que has de ir esquivando motos mientras la policía pasa de todo. El otro día me atropelló el conductor de un patinete nada más salir del portal, que venía a toda hostia por la acera en dirección contraria. Le puse de vuelta y media, salí detrás de él para empujarle a ver si lo mataba. Joder, me decía, acabo de llegar y ya estoy crispada.

Miércoles
13.30 horas. En la costa de Almería vivo encima de un puerto deportivo. Ahora mismo estoy mirando el mar mientras hablo por teléfono.
19.00 horas. Entro en directo en la SER y conecto con el programa de Francino desde mi casa playera. Con un buen micrófono, un adaptador, una aplicación de móvil y una cobertura 4G, no se necesita más. Antes de la pandemia tenía que ir a la emisora, aunque me pillaba a diez minutos, porque en Madrid vivo cerca de la Gran Vía.
19.00. Soy de pluma ácida. Ya se sabe que más vale caer en gracia que ser graciosa. Yo soy cáustica, a veces sarcástica e irónica, me sale así, soy un poco gamberra, pero no fuerzo las cosas. A quien no soporto es al cansino chistoso, al que se cree en la obligación de estar permanentemente contando chistes. Tampoco me agradan las bromas, no aguanto ver sufrir a la gente con novatadas o sustos.

Jueves
14.30 horas. Soy muy cocinillas, no voy a ningún chiringuito, sino que como en casa. Hoy tengo preparado conejo a la mostaza. La jibia en salsa me sale muy bien. Suelo cocinar los fines de semana: voy separando las raciones, las congelo y luego las voy sacando.
18.30 horas. Donde más noté la pérdida absoluta de tiempo fue en la televisión. Entre otros programas, trabajé para un telemaratón en Antena 3 en solidaridad con los damnificados por el huracán Mitch. Ahí me ves a mí subastando los pantalones de Sergio Dalma, un reloj de Iñaki Gabilondo, unas botas del bailaor Antonio Canales… Después estuve en la gala ‘Mirando al sur’ que presentaba Isabel Gemio. Un día actuaba una conocida cantante que exigía en su camerino ocho tónicas y una botella de Beefeater. Por supuesto dejó las botellas de tónica y ginebra vacías, y aun así cantó como una bestia. Y yo, mientras, con los tacones de Carmen Sevilla en la mano, porque ella iba en zapatillas y solo se los ponía antes de salir a escena. Carmen despotricaba y a la vez tenía que controlar a la big band de Miguel Ríos y a Los Del Río, porque ellos iban detrás. Y me dije pero qué coño hago yo aquí. Pero necesitaba trabajar.
22.00 horas. No veo la tele, claro. El otro día se me ocurrió ponerla y estaban entrevistando a una nazi, una señora rubia que gritaba mucho en una cadena que va de progre. Uf. Pero estoy informada, tengo suscripción en cuatro o cinco periódicos.

Viernes
11.00 horas. Para desconectar monto maquetas de madera de barcos. Tengo mi taller aquí y ahora ando liada con el Rey del Mississippi. Es la embarcación de vapor que sale en todas las películas. Empecé esta afición para no deprimirme cuando me echaron de ‘Diario 16’. Alguien me dijo: «búscate un entretenimiento, algo que hacer con las manos». Entonces tuve que vender la casa, no podía pagar la hipoteca y me fui a vivir con mis padres.
19.00 horas. La historia es un aprendizaje constante. Tenemos que recuperar toda la historia que no nos han querido contar. Saber que Franco era un cabronazo, que los Borbones han sido unos negociantes y unos corruptos siempre, no es una cosa de ahora. Juan Carlos ha hecho ni más ni menos lo que vio hacer a su padre y lo que hicieron su abuela, su bisabuela y su tatarabuela. Alfonso XII no, porque se murió pronto y no tuvo tiempo.

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