María Manjavacas (Cadena SER): «He vivido situaciones duras y siempre me ha llamado la reina Letizia»

Maria Manjavacas

Paloma Garrido escribe en elespanol.com que María Manjavacas es una de las voces más conocidas de la radio en España y su rigor en el ejercicio del reporterismo acaba de ser reconocido por la Asociación de Profesionales de Radio y Televisión de Madrid. Esta le otorgó el pasado 10 de mayo la Antena de Plata 2023.



Comprometida hasta las trancas con las causas sociales, lleva más de treinta años dando voz a quienes más lo necesitan desde la Cadena SER. Además, desde el nacimiento de la princesa Leonor, sigue el día a día de los reyes muy de cerca. Por si fuera poco, ahora podemos verla por las tardes en Ahora Sonsoles (Antena 3).

Su amor por la radio le viene de familia. «Mi padre era un hombre de radio y desde que se levantaba hasta que se acostaba la radio estaba encendida. Mi madre hacía la comida con la radio, mi padre la oía hasta durmiendo», cuenta a magasIN.

Aunque una trayectoria como la suya solo se consigue trabajando y dando lo mejor de uno cada día, sus comienzos podríamos decir que son fruto de una mezcla entre destino y casualidad.

Con dieciocho años no tenía muy claro qué quería hacer con su vida profesional. Recuerda estar en la cola de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense y marcar Publicidad. «Lo que me gustaba era comunicar y pensaba que era comunicar comercialmente», apunta.

Pero según lo puso y entregó la inscripción, volvió a hacer la cola y dijo al administrativo: «Perdón, me he equivocado, yo lo que quiero es hacer Periodismo». No le dejaron, pero la vocación le pudo. «Me dije: ‘Bueno tira con ello y ya verás cómo lo encauzas'», comenta.

Empezó a hacer prácticas en emisoras locales como Alcázar de San Juan u Onda Alcalá. Y algo que parecía un sueño profesional se hizo realidad.

El día que acompañaba a un chico a unas pruebas para un trabajo en Radio 16, le dijeron que buscaban a una chica para informativos y que si se presentaba ella. «Creo que salió Ana Blanco. Yo dije que sí y así empezó mi aventura en la radio, primero en Radio 16 y luego ya me llamaron de la SER, en 1991, donde llevo la friolera de 32 años, que se dice pronto».

Recuerda que por aquel entonces no estaba muy puesta en la actualidad, pero supone que Constantino Mediavilla, que fue su primer jefe, vio algo que le hizo apostar por ella. «A partir de ahí me encantó, me enganché y me hice adicta a la profesión. Estoy enamorada de la radio», dice emocionada Manjavacas.

Empezó con edición y boletines de fin de semana. Después, «como toda la gente que empieza», pasó por el matinal, que implica empezar a trabajar a las doce de la noche. «Ahí aprendí muchísimo porque estaba con Iñaki Gabilondo, que son palabras mayores», dice.

Recuerda verse de jovencita al lado del «más grande», una persona a la que admira, y aprovechó trabajar codo con codo con él para crecer. Al principio se sentía «pequeñita», pero con el paso de los años se dio cuenta de la suerte y el lujo de haber trabajado con él. «En gran medida, lo que aprendí de rigor periodístico, lo mamé con él», apunta.

En 2006, comenzó a ser la corresponsal de la emisora para cubrir la información de Casa Real. «En la SER no se cubría Casa Real como tal, a veces cubría algo Política, pero ya cuando se casan los príncipes, la emisora empieza a ver la necesidad de que hubiera una persona especializada (entre comillas)», cuenta María Manjavacas. Fue más tarde, a partir del nacimiento de la princesa Leonor (2006) cuando, como no había nadie que lo hiciera, creó la sección «con mis aciertos y mis errores».

Como en Cadena SER no le daba para toda una jornada de trabajo, compatibilizó Cara Real con el reporterismo social. «Si ahora mismo me preguntan qué es lo que quiero hacer, la respuesta es lo que estoy haciendo», asegura la periodista.

«Casa Real me ha permitido cubrir la historia en directo, en primera línea», dice emocionada. Y es que Manjavacas ha presenciado algunos de los momentos más importantes de la historia de España. Por ejemplo, estuvo en la Zarzuela en el momento en el que el rey anunció la abdicación. También asistió a la proclamación de Felipe VI. «Tiene una parte más aburrida, más institucional, y otra parte histórica que es maravillosa».

Trabajando este contenido ha aprendido a ser reservada con sus fuentes. También a manejar la información y a saber cómo trasladarla.

Además, combina esta faceta con el reporterismo social, que asegura con rotundidad que le encanta. «El tema de la sanidad me apasiona, soy activista de la sanidad, del cáncer, de las enfermedades raras…»

La cercanía de los reyes
Como decíamos en párrafos anteriores, la periodista ha sido testigo de momentos históricos y al principio todo le asombraba.

«Cuando llegas todo te impresiona», recuerda Manjavacas. «Cuando vas en el avión con ellos, a determinados viajes, actos… ves la cercanía, porque antes por la institución piensas que es lo contrario». Cuenta la periodista que quienes cubren Cara Real sí tienen trato directo con ellos.

«Después de los actos siempre hay corrillos, ellos siempre se acercan y son muy amables», continúa explicando que la información que recogen en ese momento les sirve de «background» para contextualizar el contenido que vayan a publicar, pero no lo pueden contar y es algo que todos los periodistas cumplen a rajatabla. «Es lo que permite que nos podamos acercar a ellos y a ellos acercarse a nosotros».

Manjavacas acumula decenas de recuerdos y anécdotas. Nos cuenta entre risas que cuando tienen encuentros más cercanos con los reyes pueden equivocarse y tutear, entonces piden perdón rápidamente. «Algunas veces empleas la típica expresión que no dice nada, primero porque quieres ser respetuosa, por educación y por tener el trato que se debe tener, pero alguna vez es complicado».

Por ejemplo, recuerda que cuando los reyes les presentaron a Leonor en los Premios Príncipe de Asturias, quería decirle: «Cuando usted nació, yo empecé a dedicarme a esto».

Manjavacas asegura con firmeza que ellos lo ponen muy fácil: «Nadie se puede imaginar lo cercanos que son cuando los tienes cerca. Yo he vivido situaciones, como la mayoría, duras y en ese momento siempre tenía la llamada de la reina. Se preocupaba por ti. Y te digo de ella como te digo de él. Una vez sigues este tipo de información, ellos siguen también tu vida y a mí me han acompañado, me han ayudado y me han dado muchísimo cariño en momentos duros».

Además, la periodista nos cuenta que recuerda estar en su pueblo, en un acto en Campo de Criptana al que fueron los entonces príncipes. En aquel momento ella acababa de vivir una tragedia familiar y muy dura y, emocionada, se acuerda del abrazo que le dio la reina: «No había protocolo ni nada, solo quería abrazarme».

Compromiso social
Además de corresponsal para Casa Real, Manjavacas es una prestigiosa reportera social. Un asunto para el que es clave la empatía. «Yo siempre digo que mi virtud o mi problema es la empatía. Si me acerco a los enfermos de cáncer, lo vivo con ellos, lo sufro y lo único que quiero es tratarlos bien informativamente y quiero ser exquisita».

Confiesa que se lleva sus historias y le satisface poder ayudar dando voz a sus historias: «A veces, lo que necesitan es visibilidad porque están muy olvidados». Ahora bien, conocer esas historias muchas veces le devora personalmente: «Y yo que soy de lágrima fácil he acabado alguna entrevista llorando».

Para ella, para ser periodista hay que ser buena persona, entonces plantea: «¿Por qué no aprovechamos los micrófonos para dar voz a toda la gente que la necesita?»

Desde que comenzó a trabajar, considera que ha habido un cambio a la hora de contar este tipo de historias. «He visto que ha cambiado. Ahora le damos mucho peso al testimonio, al reportaje y yo lo reivindico».

Es consciente de que hay testimonios que son difíciles de conseguir, pero es lo que hace valiosa la información. Antes, según cuenta a magasIN, se daba voz, por ejemplo, en información sobre salud, a los médicos. Ahora, esa queda en un segundo plano, sin desaparecer, pero se incluye al paciente, el protagonista, y es sobre quien se pone el foco.

Es consciente de que conseguir ese tipo de testimonios no es fácil. «Son personas que no están acostumbradas a hablar, pero una vez que empatizas con ellos, te dan la riqueza del periodismo». Y es que la empatía resulta fundamental, además de para hacer el trabajo con el máximo respeto, para conseguir que los protagonistas se abran.

Un tema que la periodista ha trabajado mucho en los últimos años es el suicidio y nos cuenta que ha hablado con la persona que se quería suicidar y le ha contado que un día se dijo: «Hasta aquí». Escuchar este tipo de testimonios es desgarrador, pero para ella es lo que curte.

«Me había metido en unidades, había hablado con médicos, pero hasta que no he hablado con los pacientes y me han contado sus experiencias no tenía la historia completa. Ese es el valor del periodismo, que quien se quería suicidar te lo cuente. Luego contar con la voz de los médicos y los recursos sociales también, pero ese es el testimonio que yo, por lo menos, busco para mis reportajes. Y cuando lo encuentro lo sufro, pero me da mucha satisfacción poderle dar voz», dice.

El futuro de la radio
En unos tiempos tan cambiantes como los que vivimos ahora, en plena revolución digital, preguntamos a Manjavacas cómo ve el futuro de la profesión y el suyo propio.

«El futuro de la radio lo veo bien porque la radio sabe reinventarse y lo estamos viendo siempre. Le han dado el finiquito y ahí sigue levantándose». Le augura un buen futuro sin cambiar demasiado, porque la radio «te acompaña cuando vas a trabajar, cuando estás haciendo la comida, cuando estás en tu casa…»

Y ella nos asegura que seguirá con su activismo en causas sociales, con este oficio que le gusta tanto y con el que disfruta mucho.

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