La revista GQ cataloga los motes inventados por Federico Jiménez Losantos (esRadio)

Federico Jiménez Losantos

Hay dos áreas en las que el presentador radiofónico no tiene rival: relacionar el tiempo atmosférico con los asuntos de actualidad e inventar apelativos para sus enemigos, que en estos momentos constituyen el 99% de la humanidad.



Acompáñanos en este breve glosario de la ofensa losantina.
Son las 6 de la mañana y, hayas o no dormido nada, Federico Jiménez Losantos irrumpe en las ondas a ritmo de ‘Suspiros de España’, señal inequívoca de que alguien, en algún lugar, va a cobrar.

El singular periodista, empresario y locutor turolense lleva desde 2003 convirtiendo las mañanas radiofónicas en su coto privado de caza, primero bajo el paraguas de la COPE y, desde hace ya una década, al frente de su propio destructor imperial, esRadio / Libertad Digital, donde no tiene que rendir cuentas a ningún obispo. ‘Es la Mañana de Federico’ empieza en llamas con su editorial-catilinaria y va mutando en una tertulia de crónica social, cultura y cotilleos que llega hasta el mediodía. El hombre que te advierte de una insidiosa conspiración comunista en el seno del gobierno antes de salir el sol es el mismo que te comenta, unas pocas horas más tarde, las novedades de Netflix junto a Alaska y Mario. Federico es un todoterreno. Es El Corte Inglés de los micrófonos. A Federico no te lo acabas.

Dentro de sus muchos recursos, hay dos que brillan con luz propia: a) su talento para relacionar el tiempo atmosférico con las noticias de actualidad (los dos pilares de todo programa despertador); y b) su insuperable, viperino y corrosivo ingenio a la hora de inventar motes para sus enemigos, que a día de hoy constituyen aproximadamente el 99% de la humanidad. FJL es el abusón de patio de colegio que decidió no cambiar nunca. Todo lo contrario: se parapetó tras un estudio radiofónico y siguió viviendo su sueño de adjudicarle un apelativo tan ingenioso como hiriente a todo aquel que le rodeaba, sólo que ahora las apuestas son mucho mayores. A nivel internacional, incluso. Nadie escapa de su lengua, un arma de destrucción masiva potenciada únicamente por café, bilis y décadas de resentimiento ideológico acumulado.

A continuación, te presentamos las joyas de la corona. No es un diccionario completo de la ofensa losantina (esa tarea sólo la puede acometer un equipo de varias personas trabajando en turnos de doce horas durante un espacio no menor de seis meses), pero sí un somero repaso a lo más granado de la primera década de esRadio, hogar también de programas como ‘Cowboys de Medianoche’ o ‘En Casa de Herrero’. Una década no exenta de polémica, por supuesto, pero tal es el precio a pagar por gozar de un espacio de libertad (en el sentido más liberal del término) desde el que transformar tu boca en una condenada ametralladora Gatling y, si acaso, asumir más tarde las consecuencias judiciales. Digamos que Jiménez Losantos es el mejor en lo que hace, pero lo que hace no es muy agradable.

Falconetti (Pedro Sánchez)
La derecha está obsesionada con los viajes en Falcon del actual presidente del gobierno, luego Federico tiró de su memoria televisiva y vio una pista de aterrizaje clara en el villano de ‘Hombre rico, hombre pobre’, interpretado por William Smith. ¿Crees que es el único apelativo que tiene en cartera para su actual némesis (una de ellas, en cualquier caso)? Error: Sánchez también es «Doctor Cum Fraude», por motivos obvios.

El Marqués de Galapagar (Pablo Iglesias)
Lo preferimos a «Pablenin», un poco cogido por los pelos. Antes también decía muchas cosas de Irene Montero, pero la justicia española hizo que se replantease ese punto.

El Monasterio Espinoso (Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros)
Obra maestra incontestable, por encima incluso de «Los Aristogatos». Federico tiene un feud evidente que esta pareja, señal de que en su partido se están viviendo luchas intestinas entre el sector Yunque y el sector Cachorros de Esperanza Aguirre. Y FJL siempre ha sido muy de Esperanza Aguirre (cero motes para ella).

Gorilas en la Niebla (Antonio García Ferreras)
Es una lástima que no mucha gente sepa que ‘Es la Mañana de Federico’ tiene también una versión televisiva, porque la mitad de la gracia de este mote es que va acompañado de una imitación gestual absolutamente abracadabrante.

Maricomplejines (Mariano Rajoy)
Aunque el portador original del apodo ya no forme parte activa de la vida política, su sombra sigue siendo alargada en el programa de Losantos. Ahora mismo, el maricomplejinismo ha evolucionado hasta erigirse en estado mental, o en una enfermedad capaz de infectar a cualquier miembro del Partido Popular que opte por la Vía Rajoy/Santamaría en lugar de por la mano dura aznariana. Como la famosa derechita cobarde, pero con más sonoridad. Por ejemplo: a sus ojos, Pablo Casado empezó muy bien, pero a día de hoy es una víctima más del maricomplejinismo. Losantos ha llegado a referirse a él como un niño que se les ha perdido a los inquilinos de Génova 13, añadiendo que, si alguien lo encuentra, se le recompensará con un décimo de lotería.

La Niña de la Curva Ecológica (Greta Thunberg)
Oh, sí: Federico es otro de esos adultos que sencillamente no puede dejar de meterse con la activista sueca. Con ella y con todo lo que representa, claro: el caballero llegó a decir en antena que las tarifas de las casas de citas habían subido una barbaridad durante la COP25, porque ya se sabe lo que pasa con los ecologistas.

Bebé Probeta (Íñigo Errejón)
Tranquilidad: Manuela Carmena también tuvo su ración de insulto («Abuelita Lobo») basada en su edad y/o apariencia física. Losantos no discrimina.

Tomás Y No Digo Más (Tomás Gómez)
Un deep cut que, pese a estar ya pasado de moda, sigue haciendo las delicias de los fans. Cuando José Blanco («Pepiño», «El Duque Blanco») presentó al candidato madrileño del PSOE en las elecciones autonómicas de 2011, incluso él tuvo problemas para recordar su apellido. De modo que lo introdujo como: «Tomás… Tomás… eeeeh… Tomás… y no digo más». Federico nunca olvidó, claro. Bola extra: Gómez tuvo la osadía de lanzar un cartel de campaña inspirado en el de la película ‘Invictus’ (hasta entonces, nunca había perdido unas elecciones), por lo que FJL empezó a referirse a él como «Fostiatus».

Desatinos (Miguel Ángel Moratinos)
Lo mismo: un clásico que nunca pasará de moda, una catedral del insulto radiofónico pegadizo.

Preescolar (Ignacio Escolar)
Bueno, no todos pueden ser mates de espaldas con una mano colgándose del aro. A veces hay que ir a por lo obvio.

Valeyá (Olga Sánchez)
En la versión norteamericana de ‘The Office’ había un personaje, Andy (Ed Helms), que se refería a otro como «Atún» simplemente porque lo vio comiéndose un sándwich de atún en su primer día. Nadie más en la oficina compartía ese mote. A veces, FJL también peca de esa ansiedad por la etiqueta, lo cual explica que sentenciase para toda la vida a la fiscal que un día se hartó de escuchar conspiraciones sobre el 11-M. «Vale ya», dijo entonces. Se pasó años y años siendo Valeyá.

Cuidadito Con Él (Josep Borrell)
El tío es como los Beatles: independientemente de lo que pienses de él, más allá de tus gustos personales, es imposible negarle su capacidad para componer melodías que se quedan en la memoria.

Vistalingrado (Vistalegre)
Suma atención a esto: es la primera personalidad radiofónica que ha sido capaz de ponerle mote a un sitio.

La SER 2 (la cadena COPE)
También se atreve con emisoras de radio y antiguas manos que le daban de comer.

Tigrekán I de Mongolia (Felipe González)
Una de las pocas ocasiones en las que el bumerán volvió: González se ha referido a él en más de una ocasión como «Federico Jiménez Losdemonios».

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