La radiodifusión en el golpe militar del 18 de julio, durante la Guerra Civil española y en el exilio

Ramón Mendezona

Nicolás Puerto Barrios hace un repaso histórico desde el Diario Córdoba:
En el 80 Aniversario del final de nuestra Guerra Civil, creo que cabria hacer una reflexión sobre el papel y las sombras de Radio Nacional de España, una emisora nacida al amparo de unos militares golpistas. Ya su establecimiento el 19 de enero de 1937 en Salamanca, por iniciativa del jefe de la legión, el general Millán Astray, da testimonio de su objetivo como una emisora de radio para la propaganda de guerra, donde sus Partes Informativos no se dejaron de emitir con música militar hasta el ecuador de su historia, tras la muerte de Franco.

El primer radiotransmisor que utilizó RNE fue un equipo Telefunken de onda media de 20 kilowatios de potencia, procedente de Alemania. Algunas fuentes dicen que fue un regalo de los nazis al nuevo estado fascista. Otras señalan que el aparato fue incautado cuando se dirigía a su destino de Radio Associasió de Catalunya, quién lo había encargado fabricar antes del alzamiento. Sea como fuere, lo que se conoce sin duda, es que desde su puesta en marcha RNE se dedicaba principalmente en su programación a exaltar y elevar las victorias en el frente del bando nacional y a minimizar y ocultar la del bando republicano. Asimismo, RNE pretendía desmoralizar a los oyentes de las plazas no conquistadas generando falsas noticias para que cundiera el desánimo en su población. A su vez se utilizó como medio para dar mensajes cifrados, simulando llamadas de socorro o búsquedas de desaparecidos, dirigidos a los quintacolumnistas facciosos dentro del territorio republicano. Estos se servían de emisoras clandestinas e incluso de las autorizadas para conectarse con los militares rebeldes. Hay noticias también de la posterior instalación de una emisora de onda corta- quizá también alemana- que emitía en varias lenguas (francés, inglés, alemán e italiano) cuya programación iba dirigida principalmente a los voluntarios de las Brigadas Internacionales que se estaban alistando, en sus respectivos países, para defender a la República.

Antes de la creación de RNE, la radio fue utilizada por ambos bandos como elemento importante para el conflicto que se iba avecinando. Ya desde el primer día del golpe militar, el 18 de julio de 1936, el general Queipo del Llano desde la emisora de Unión Radio Sevilla EAJ 5 en 815 Kilohercios y 2 Kilowatios, se dedicaba diariamente a arengar a los sublevados y a amedrentar a los leales a la República con amenazas de fusilamientos sin juicios previos, y de tomar represalias con sus mujeres e hijos. En Córdoba la emisora EAJ 24 perteneciente a Unión Radio, fue tomada por los golpistas el mismo día 18, antes que Correos, Telégrafos y Telefónica, a la cual el coronel Cascajo envió como locutor al deplorable teniente Aragón Llorente, el cual se dedicó a amedrentar por las ondas al capitán de la Guardia de Asalto Tarazona, fiel a la República, que se encontraba reunido en el Gobierno Civil y fue después fusilado. En días posteriores además de sus arengas y llamadas a la normalidad de la “patria salvada” intervenían también los representantes de la iglesia en el mismo sentido, Fueron destacados el capellán del cementerio de la Salud, un tal Molina, y el recalcitrante capuchino Fray Jacinto haciendo apología del genocidio. El mismo Franco impulsó personalmente esta Guerra de las Ondas con una locución en directo desde Radio Tetuán, la mañana del domingo 19 de julio.

Por su parte el gobierno de la República empezó por intentar -no sin dificultad- reorganizar el empleo de las emisoras de radio con influencia pública y las privadas comerciales, para evitar su manejo por las personas afines al golpe. Igualmente, se dieron instrucciones para localizar emisoras clandestinas, que pudieran ser utilizadas por los quintacolumnistas, e incluso a aquellos aparatos receptores por los que estos recibían consignas para la agitación.

Una de las primeras reacciones a través de las ondas a favor de la República, fue la del presidente de la Generalitat de Catalunya Luís Compayns, en la emisora Unión Radio de Barcelona EAJ 1 el mismo sábado 18 de julio. Y desde Unión Radio Madrid EAJ 7, se difundieron noticias de ese día, que al no ser contrastadas, afirmaban que el alzamiento de las tropas de Marruecos había sido frustrado; desconocían las adhesiones que este había tenido en la Península. El siguiente día 19, también desde EAJ 7, varios dirigentes del Frente Popular, entre los que se encuentran Dolores Ibárruri (La Pasionaria) con su famoso lema «no pasarán», emiten sus discursos animando a defender el gobierno legalmente constituido.

Durante todo el periodo de la Guerra Civil se mantiene esta lucha de las ondas entre las emisoras controladas por los nacionales y aquellas afines a la República. Finalizada la contienda, Franco da el poder a la Falange para la organización control y censura de todas las emisoras de radio existentes en el país. RNE sería la responsable de redactar y emitir los Partes Informativos a los cuales debían conectarse todas las emisoras privadas en sus horarios de mediodía y noche, para radiarlos simultáneamente.

A partir de 1945 comienzan las emisiones en castellano e inglés, de una emisora de onda corta instalada en Arganda del Rey (Madrid) dirigida a América, En 1955 el gobierno estadounidense a través de la CIA, instala una emisora denominada Radio Liberty, en una extensión de 33 hectáreas de Pals (Girona). Con unos radiotransmisores de gran potencia y antenas de hasta 165 metros, difunden emisiones en varias lenguas dirigidas a los países del bloque comunista. Estas instalaciones se desmantelaron en el año 2001.

La radio del exilio: Radio España Independiente o la Pirenaica
Gracias a Ramón Mendezona, último director de Radio España Independiente (REI), pude recibir contra-reembolso sus libros La Pirenaica. Historia de una emisora (ya descatalogado, del que recibí algunas fotocopias) editado por él mismo y La Pirenaica y otros episodios, de la editorial Libertarias/Prodhufi S.A.

El origen de REI se remonta al año 1941, cuando se organizó iniciar varias emisoras clandestinas la mayoría instaladas en territorio de la Unión Soviética, que emitían en diferentes lenguas con objeto de mantener informados a los pueblos invadidos por el fascismo. Tras la derrota nazi, de ellas solo se mantuvo la REI ya que solo quedaba el régimen de Franco (N. de la R:: y Radio Portugal Libre). REI se trasladó a Ufa, ciudad de la República autónoma de Baskiria, cuando los alemanes alcanzaron a llegar a las cercanías de Moscú. Después en 1955, se trasladó a Bucarest (Rumanía); aumentando mucho su potencia mediante la dotación en 1959 de un Radiotransmisor con una lámpara Tesla fabricada en Yugoslavia. Allí se mantuvo hasta el cese de sus emisiones el 14 de julio de 1977.

Con el apelativo de La Pirenaica se pretendía hacer creer, aun estando tan lejana, una mayor proximidad de sus instalaciones a España. Este objetivo se consiguió además gracias a la amplia red de corresponsales, tanto dentro del territorio español como en otros países, que mediante cartas, postales o recortes de periódicos y revistas y llamadas telefónicas a un enlace en París o por la red de noticias soviéticas TASS, los redactores de REI estaban al tanto, con mucha celeridad, de hechos y noticias de significación política importantes que ocurrían en nuestro país. Por otra parte, al conseguir interceptar la red de TELEX de la agencia EFE, se recibían en la redacción de REI sus noticias y también las recomendaciones que la dirección de la agencia daba a sus corresponsales en el extranjero, para el tratamiento de las ocurridas en España. Según Mendezona, los locutores de la Pirenaica procuraban mantener hasta el lenguaje castizo de la época, para no dar sensación de que estaban aislados a miles de kilómetros. Cuando él se estrenó como director en 1951, pudieron dar con continuidad y frescura todos los acontecimientos de la huelga de viajeros por la subida de tarifas de los tranvías de Barcelona. Esta fue iniciada por los estudiantes, hasta que se consiguió que se mantuvieran las antiguas.

Incluir en su programación la música de cantautores españoles como Paco Ibáñez, Raimon, Serrat, etc,.. y de flamencos como Meneses y Gerena, algunos con entrevistas incluidas, no hay duda que ayudaban a mantener esta sensación de cercanía en sus oyentes. Los comunistas en la clandestinidad en España u otros republicanos y antifranquistas, mantenían frecuente atención a las noticias de la Pirenaica, que como con la BBC de Londres y Radio París, había que escuchar en secreto para no ser denunciados por los confidentes de la policía.

Pero la guerra de las ondas continuaba. El régimen, consciente de la significativa audiencia de la Pirenaica, tenía que intentar impedir su cobertura legible en nuestro territorio. Por ello sus emisiones se hacían simultáneamente en distintas frecuencias, bien para vencer el fading o pérdidas de señal por variaciones en la propagación de la onda corta, e intentar compensar las interferencias intencionadas desde radiotransmisores (que emitían ruidos radioeléctricos en distintas bandas de frecuencias) instalados ad hoc en el territorio nacional.

Ramón Mendezona documenta en sus libros varias de estas estaciones interferentes. En Madrid, una de ellas estaba en Cuatro Caminos en una sucursal del Cuartel de Transmisiones de la calle Amaniel, otra en el Ministerio de la Marina del Pinar de Chamartín; la del Ejército en Vicálvaro y otra de la Guardia Civil. Y en el resto del país, las de Bilbao en el Monte Archanda, la de Barcelona en el Tibidabo, la de Valencia en Burjasot y otra en Las Palmas de Gran Canarias.

Además de la estación radiopropagandista de Pals, citada anteriormente, los norteamericanos instalaron en la base de Tentegorra de Cartagena, otra de gran potencia, en junio de 1962.

Como hemos podido comprobar, aunque ya se utilizó en golpe del general Sanjurjo y en la revolución de Asturias unos años antes, fue en nuestra Guerra Civil donde quizá se inició por primera vez de una forma más persistente que hasta esa fecha, una guerra de la información a través de las ondas.

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