La radio: un modelo de éxito de los medios en catalán que va a más

Radio en catalán

Traducción del artículo de Daniel Condeminas i Tejel, consultor en comunicación en Comunicació21.
En las dinámicas de las audiencias de los medios siempre destaca el hecho de que quien va primero siga creciendo. Lo que ya es muy extraordinario es que el segundo también lo haga. Y este es el caso de la radio en catalán en Catalunya, y no en los dos últimos EGM, sino desde hace mucho más tiempo y especialmente en los últimos años. Unas datos históricos que van mucho más allá de un alto interés en la actualidad informativa del momento que vive Catalunya. Por un lado, RAC 1 y Catalunya Ràdio suman y suman más oyentes desde la radio generalista, y por la otra, el Grup Flaix, sumando sus dos emisoras (Flaix FM y Ràdio Flaixbac), se mantiene como una referencia de primera magnitud en la radio musical. Todas ellas sitúan la radio en catalán en una privilegiada situación dentro del espacio autonómico de comunicación, muy diferenciada si la comparamos con los sectores de la prensa diaria en papel -en el área metropolitana de Barcelona- o la televisión.
Los cambios en los hábitos de consumo, especialmente de las nuevas generaciones, engranados con la revolución tecnológica en cuanto a la difusión y acceso a una creciente oferta de contenidos informativos, musicales, culturales y de entretenimiento de todo tipo, han afectado a cada una de las tipologías de medios de comunicación que ya teníamos el siglo pasado, y a las que se han sumado nuevas con la digitalización de todo el universo mediático. Ciertamente, esto ha tenido impactos diversos, pero quien mejor se ha situado en este nuevo escenario, permanentemente evolutivo, con respecto a los medios «clásicos» es la radio. ¿En todas partes? Digamos más o menos que sí, pero en el caso de Catalunya a este sí se suma un factor trascendental, que es haber dejado a mucha distancia las ofertas radiofónicas de los grupos del resto del país (aunque no hay que olvidar que estos tienen una parte de su programación producida en Catalunya y en catalán).



¿Por qué? Ciertamente, Catalunya iniciaba los primeros años de la recuperación democrática con un plantel de grandes profesionales, en las emisoras locales y en las emisoras con sede en Barcelona, que hicieron posible una potente arranque de Catalunya Ràdio hace 35 años y una década después de Flaix FM (originalmente Flash FM), sumándose RAC 1 en mayo de 2000. Pero ya han pasado muchos años y la situación es notablemente mejor ahora que entonces, con un modelo donde lo público y lo privado conforman una oferta enormemente atractiva para la ciudadanía. La evolución positiva ha venido marcada por una suma prodigiosa de tres P del ADN de estos medios: una muy buena programación, que ha sabido evolucionar año tras año; una cuidada promoción de estas radios; y un permanente ejercicio de acertada prescripción de otros consumos culturales y de ocio (de la música a todo lo demás) que conecta cada semana con audiencias que tienen intereses de lo más diversos.
Como decíamos, la radio es un medio que se ha adaptado y bien a los cambios tecnológicos y la aparición de nuevas ofertas mediáticas. Si la radio dio un salto espectacular para el oyente con el paso de la onda corta y la ya residual onda media (AM) a la frecuencia modulada y el sonido estereofónico, ha sabido mantenerse a lo largo de los años como un medio clave en la dieta mediática del conjunto de la ciudadanía ante los nuevos competidores: primero con la aparición de la televisión, después con la televisión en color y ahora con las nuevas ofertas audiovisuales vía internet (OTT …). Esta resiliencia exitosa está fundamentada en dos características del medio: una ya original, esencial, que es el poder de la palabra como vehículo potentísimo para informar y para contar historias; y la otra, incorporada a partir de la generalización de los transistores, es su portabilidad, especialmente desde su adopción en los vehículos. Un medio que, si antes ya se consumía fuera de casa o de la empresa, ahora ha encontrado en los móviles su movilidad absoluta, y con ellos un aliado de primer orden para su futuro. Una oportunidad aprovechada y no ninguna amenaza, a pesar de compartir muchas y diversas ofertas de consumo que le son competencia directa y que son accesibles, también, con un simple movimiento de dedo en la pantalla.

Según un reciente estudio del grupo internacional Publicis Media, las previsiones para 2022 señalan un importante descenso del consumo televisivo en las franjas jóvenes de la población, que se desplazan hacia el consumo audiovisual en las pantallas móviles; mientras que la radio ofrecerá una buena resistencia en cuanto a la audiencia y tendrá el reto de saber aprovechar aún más la adopción de las propias plataformas digitales y los nuevos dispositivos conectados, como es el caso de los altavoces inteligentes (smart speakers) que ahora se pondrán a la venta.
Precisamente sobre el consumo digital de radio, los últimos datos en España, facilitados por IAB, indican que cerca de la mitad de los internautas consumen contenidos de audio, y dos terceras partes de ellos lo hacen diariamente. Los contenidos preferidos no son ninguna sorpresa: música y programas de radio, ya sean en directo, por listas o a la carta. Este 44% de consumidores de radio online se sitúa incluso por encima de los datos de otros paises europeos, como Francia o Alemania, lo que se explica en buena parte por la altísima penetración de los móviles entre la ciudadanía, más elevada y todo mientras en otros. A pesar de que el consumo de podcast aún es relativamente reducido (hablamos aquí), la tendencia va en aumento y de forma acelerada.
Si miramos el país que nos adelanta las tendencias de lo que pasará unos años más tarde en Europa, EEUU, la oferta digital en radio es un gran y creciente negocio, logrando el año pasado unos 1.600 millones de dólares en ingresos publicitarios, superando en un 39% las cifras del 2016. Este gigantesco volumen económico ha venido acompañado de la creación de plataformas de contratación y suministro programático de publicidad radiofónica, como es el caso de RadioSpot, que está conectada a más de 2.000 emisoras repartidas por el país. Una publicidad programática que es y será aún más el gran vector de ingresos publicitarios de todos los medios que pasan por la red. Sin excepción. Incluso la televisión convencional, una vez se hibrida con internet en la pantalla del comedor (HbbTV). Y su vecino del norte ha visto como la oferta digital de su muy potente radio pública, la CBC/Radio-Canada, ha duplicado su audiencia digital en sólo tres años, llegando a la mitad de la población del país a principios del 2018.

Añadir también, en esta breve panorámica de informes, los últimos estudios anuales realizados por la UER -los Trust in Media-, que señalan que la ciudadanía europea confía más en la radio que en la televisión a la hora de informarse, aunque con notables diferencias entre paises. Así, mientras la media europea de confianza en la radio se sitúa en un 59%, en Finlandia sube hasta el 82%, mientras que en España bajaría hasta el 52% (aunque la puntuación de la televisión española tiene todavía un descenso mucho más pronunciado). No parecen unos datos extrapolables a la situación de las emisoras catalanas, sobre todo si tenemos en cuenta el éxito de consumo antes citado y, además, si leemos los datos de la última oleada del CEO, que señala que las tendencias de consumo informativo pasan por un aumento del canal internet en detrimento de la televisión y la prensa escrita, pero que el consumo de radio se mantiene fuerte y estable.

De RAC 1 a Catalunya Ràdio y al revés: mejorando un modelo maduro

Si lo miramos desde el consumo tradicional de la radio, sintonizando el receptor de casa, del trabajo, del coche … o del teléfono móvil, la oferta de contenidos de una emisora -la parrilla- es, de hecho, un continuo sonoro de programas y espacios que generan una identidad propia. Ofreciendo propuestas distintas, de más serias a más informales, de las noticias al entretenimiento, según los horarios y el estilo de cada espacio, es unitaria en su conjunto. De hecho, el histórico reto de toda emisora es que el oyente se quede y no se vaya de su dial, sea el momento del día que sea.
RAC 1 es un claro y exitoso exponente de esta identidad, con su oferta de programación informativa, de entretenimiento y deportiva. Su marca sonora, el «Tots som 1», ha generado una fuerte identificación entre la audiencia y las voces de la emisora que surge y se alimenta por el mismo funcionamiento interno de la casa. «La interrelación entre los conductores de los programas es absoluta, ya que están presentes por toda la parrilla de la emisora», en palabras de su subdirector, Jaume Peral, que añade que esto ocurre también con la plantilla de profesionales: «Todos llevan (metafóricamente hablando) la camiseta de RAC 1«.
Un modelo estable, sin embargo, no quiere decir estático. Si la apuesta rompedora de situar un programa de humor centrado en la actualidad como «La competencia» al mediodía ha sido un éxito indiscutible, la evolución de la emisora continuará pasando por las aportaciones que haga el talento joven del equipo y como se abren camino en la parrilla.
Catalunya Ràdio abrió a inicios de los 80 las puertas a una programación diversificada y altamente atractiva a la audiencia y sus hábitos … en catalán y desacomplejadamente catalana: de la radio que acompaña y distrae en el trabajo o durante un desplazamiento a la radio que informa de lo que interesa a gente muy diversa. Del estado de la economía a las competiciones deportivas. Como emisora pública, además, debe jugar el difícil -y necesario- equilibrio de plantear una propuesta radiofónica para grandes audiencias a todas horas y, al mismo tiempo, ofrecer contenidos que hablan de -o se dirigen a- colectivos minoritarios , opiniones que no responden a corrientes mayoritarias o contenidos que se escapan de las temáticas más en boga en cada momento.
Ambas emisoras han hecho una apuesta por unos portales web y aplicaciones en el móvil que facilitan el consumo online de la programación en FM, mejorando la experiencia de la escucha en directo. En el caso de Catalunya Rádio, además, la oferta a la carta se ve ampliada por la fragmentación de los programas de la parrilla en secciones individualizadas; opción que permite una selección de aquel espacio concreto que se quiere escuchar.

Grup Flaix: marcado el ritmo (musical) de Catalunya.

Catalunya dispone de una amplia oferta de emisoras temáticas, en buena parte impulsadas desde el mundo público, como serían Catalunya Informació, Catalunya Música o iCat, recientemente devuelta a las emisiones en FM, y que hace una innovadora propuesta de hibridación entre una emisora de nichos musicales con una oferta de espacios y programas culturales de todo tipo que toma de alguna manera el relevo de la desaparecida Catalunya Cultura, que nunca terminó de cuajar.
Dentro del universo de la radio musical destaca con voz propia el Grup Flaix con sus dos emisoras. No sólo por ser un proyecto nacido en Catalunya, sino porque responde a una apuesta innovadora, especialmente desde finales de los años 90: orientar su oferta hacia la música electrónica que en aquellos momentos se abría campo a nivel internacional, que encontraba en el festival Sónar una plataforma de prestigio que acompañaba el éxito de las salas que programaban música de club o dance, pero que estaba sin oferta radiofónica propia. Este contacto directo tanto con los nuevos creadores de música electrónica como con el público forma parte de la misma definición del grupo, dentro y fuera de sus emisoras: desde las sesiones de DJ de sus locutores toda Catalunya, que conectan -físicamente- con la comunidad de oyentes y desde donde se testea en directo lo que después sonará por radio, en su nuevo papel de descubrimiento y proyección de los nuevos creadores sobrevenido con la crisis de las discográficas.
El grupo ha hecho una apuesta decidida por el consumo online, desde las aplicaciones en los móviles hasta los portales web, y que responde a su filosofía de ofrecer siempre la máxima calidad de sonido posible, que viene del diseño de una emisora 100% digitalizada desde su nacimiento. Una oferta digital que tiene ante la competencia de gigantescas plataformas internacionales como Spotify, Apple Music y ahora también YouTube Music. Por ello, como afirmaba recientemente el director del programa despertador de Ràdio Flaixbac «El matí i la mare que el va parir», Carles Pérez, «tenemos que hacer cosas diferentes para que el público opte por la radio musical en lugar de por Spotify». Estos elementos diferenciales pasan por una propuesta nada convencional por una emisora musical y que no responde al típico modelo de la radiofórmula, gestado hace décadas en EEUU: la suma de espacios informativos propios; programas temáticos que buscan la complicidad de una audiencia muy joven y donde la música es uno de los ingredientes básicos pero no el único; y una apuesta activa por la prescripción musical, por hacer los nuevos talentos y sus propuestas los futuros éxitos musicales, y no ir a remolque de lo que hace días que está sonando en otras emisoras.

Las redes sociales, aliadas para la promoción y el diálogo con la audiencia

La radio, de hecho, fue la primera red social y, desde el inicio, fue interactiva con la audiencia gracias al teléfono que se conectaba en el estudio o con la redacción. Ahora, las redes sociales digitales amplían y diversifican este contacto estrecho entre la comunidad de oyentes y la emisora.
Como en otros campos de la comunicación, no se puede hablar del uso de las redes sociales indistintamente como si fueran un solo todo. Cada una tiene una función diferencial o complementaria para la radio. Twitter avisa e informa; Facebook facilita el diálogo y la interactividad; e Instagram refuerza la imagen de marca, los rasgos distintivos de prestigio de la emisora y de sus programas. En todo caso, la suma de todas ellas amplía la cobertura de las emisiones y refuerza el contacto entre la radio y su audiencia (deberíamos decir sus audiencias a partir de ahora).
Estas distintas estrategias comunicativas y qué dimensión tiene la comunidad conectada en cada una de las redes sociales muestran también las diferencias entre un tipo de emisoras y otras. Así, mientras en la red Facebook las páginas de Flaix FM y Ràdio Flaixbac tienen cientos de miles de seguidores -cerca de 550.000 en el caso de Flaix FM-, RAC 1 y Catalunya Ràdio tienen su punto más fuerte en Twitter, superando los 200.000 seguidores en cada una de sus cuentas corporativas y con unas cifras muy importantes en sus programas estrella, que incluso son mayores. Sirva de ejemplo ilustrativo que el programa nacional «La ventana«, de la Cadena SER, tiene una cifra de seguidores en la red del pajarito similar al programa «El Matí de Catalunya Ràdio«, y por debajo de «El món a RAC 1«.

Del despectivo término de «radio en colores» a la radio multimedia

Los estudios de radio han dejado de ser desde hace tiempo espacios opacos a la mirada. Al uso permanente de fotografías y pequeños vídeos en las redes sociales se han sumado emisiones en streaming audiovisual de entrevistas u otros contenidos, en los que la imagen puede ayudar y mucho a su difusión fuera del espacio radiofónico, ya sea para mostrar el rostro del personaje famoso cuando responde las preguntas o capturar un momento mágico dentro del estudio. De hecho, algunos expertos señalan acertadamente que, para las nuevas generaciones que se informan directamente en las redes sociales, una noticia sin imágenes es una noticia que no existe. Otra cosa es plantearse programas que simultáneamente funcionen para la radio y para la televisión.
Sin entrar en el complejo mundo de la convergencia de las redacciones de informativos, tenemos algunas experiencias de programas emitidos al mismo tiempo para ser escuchados y para ser vistos. En Europa tenemos casos como el programa matinal «Le 8/9» que emiten simultáneamente el canal belga francófono La Une, la emisora VivaCité y el portal de streaming Auvio. O el caso del canal de información económica BFM Business, que nació en la radio privada francesa y ahora también se emite por televisión. En América hay otras experiencias interesantes, y no sólo en EE.UU., como sería el caso del espacio argentino de humor «Perros de la calle», que tras más de diez años en antena en Metro 95.1 se planteó emitir sus programas también por televisión, sin abandonar la mesa de micrófonos que preside el estudio radiofónico.
No es algo sencillo, si no se quiere caer en la trampa de emitir por televisión un programa de «radio en colores» sin mucho atractivo, o desvirtuar gravemente el lenguaje radiofónico. En Catalunya han surgido dos proyectos con planteamientos y resultados muy diferentes. Uno de ellos es «El Club de la Mitjanit«, programa de deportes nocturno de Catalunya Ràdio, presente también en la parrilla de Esport3 y que, de hecho, se produce desde los estudios de TV3 y no desde Diagonal 614. El segundo surge también a partir de otro programa de Catalunya Ràdio, «L’Ofici de viure» de Gaspar Hernández, que ha dado también el paso a la televisión, pero no como emisión conjunta, sino trasladando al lenguaje televisivo los contenidos del programa de radio. Es decir que, conservando la esencia de la propuesta radiofónica, se ha producido un nuevo programa, ahora de televisión con todos los pormenores. Dos propuestas bien diferenciadas que pueden marcar futuras tendencias en la concepción de la oferta multiplataforma de nuestros medios públicos.

¿Y mañana?

Llegan nuevos dispositivos a los hogares que ofrecen contenidos de audio que circulan por la red, y los nuevos vehículos rodados se convierten en coches conectados. Una transformación digital que llega a sus salpicaderos, dotados hasta ahora de un receptor de FM. Si bien es cierto que desde hace muchos años se habla del paso de la radio analógica a las emisiones digitales, sólo un país europeo, Noruega, ha emprendido y finalizado, hace poco, un proceso -aunque parcial- de apagado de la FM, para pasar las emisoras nacionales a emitir en DAB+. Mientras tanto, aquí y en otros lugares, el escenario más previsible sea la convivencia durante los próximos años de las actuales emisiones en FM con el reforzamiento de la oferta digital vía internet; en casa, en el coche y todo.
En un estudio presentado este verano por el CSA (la autoridad audiovisual francesa), que lleva por título El futuro del audiovisual, construir el mejor, se hace un dibujo prospectivo de cómo pueden ser los medios de comunicación de los próximos años. En el horizonte de 2030, este documento marca tres objetivos básicos para garantizar una sociedad cohesionada social y democrática que evitarían la fractura digital entre personas conectadas y desconectadas del espacio mediático. El primero es que haya una amplia oferta de contenidos de calidad, diversificados y pluralistas. El segundo pasa por que esta oferta sea accesible a todo el mundo y presente en todas las plataformas y soportes de difusión existentes. Y el tercer objetivo es que las innovaciones tecnológicas se pongan al servicio del consumidor y no se conviertan limitaciones y restricciones para el conjunto de la ciudadanía.
Leyendo estos tres puntos, vemos y reconocemos el momento actual de la radio catalana. Si su presente trabaja acertadamente en clave de futuro, los próximos años nos prometen nuevas metas exitosas. Y en 2019 celebraremos el 95º aniversario del nacimiento de la radio en España.

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