José María García: «En el periodismo, o besas la mano o te vas debajo de un puente»

José Maria Garcia

49884.- Daniel Izeddin es el autor de esta interesante entrevista para Papel/El Mundo que reproducimos por su interés. El hombre lleva retirado 15 años, va a cumplir 74, mide 1,63 centímetros «estirado», pesa 64 kilos «despelotado», está a punto de ser abuelo, nos deja amablemente entrar en su salón, nos recibe con una especie de mayordomo, nos pone un té y, ciertamente, estaría que ni pintado con unas pantuflas con unas iniciales doradas donde se leyera JMG. Pero es lo más parecido a los Sex Pistols que queda en España.

José María García es nuestro Johnny Rotten, aquel líder del mítico grupo londinense que reventó el punk con un micrófono y decía: «Soy el elefante en la cacharrería, el que siempre dice lo que piensa y se queda hasta el final».

Hace ya tiempo, al último bucardo de un periodismo que se echaba al monte lo abatieron entre varios tipos dedicados a la caza mayor. Todo por una cabeza, ya ven: un capricho de la cinegética.

Pocas veces ha salido de aquel retiro. Pero cuando decide hacerlo y te deja entrar y le ves y le escuchas y le grabas (y observas de reojo, impotente, que se te está acabando la batería de la grabadora), entonces, digo, compruebas que sigue sin domesticar.

Aquí -ya leerán- cita con mayor o menor cariño a Aznar, a Juan Carlos I, a Pablo Iglesias, a Enrique Cerezo, a Florentino Pérez, a Ángel María Villar, a Rajoy, a Felipe VI, a Soraya, a Corinna y a San Pedro. Con lo que si su nombre no está en la lista, es que usted es un don nadie.

-A lo mejor todo esto que os cuento no lo podéis publicar…

-Sonría-, le interrumpimos.

-No hay cosa que más me joda en el mundo que un fotógrafo diciéndome que sonría.

José María García es adictivo. Por vía oral. Por vena. Por la nariz. Restregado por las encías. Por los oídos. Ahí mismo. Como esa farlopa que te estalla en el sistema nervioso central. Unos gramos de García son muchos. Y el caso es que a nosotros nos dio una tarde entera.

A lo peor terminan la entrevista y quieren más y más y más y más.

Consumir García tendría que estar prohibido.
De hecho, en el fondo -por qué será- lo está.

¿Un periodismo que no pellizque narices qué es?
Eso no es periodismo. Eso es un besamanos [se repantiga en el sofá, le da una honda calada a un puro que se acaba de encender]. Hoy hay mucho besamanos porque todo el mundo tiene que comer. O besas la mano o te vas debajo de un puente… Si tú no eres independiente económicamente tienes que arrimarte a los árboles.
Da la sensación de que el IBEX 35 está siempre detrás de cualquier decisión periodística importante…
El Ibex 35 siempre ha intentado controlar, pero no siempre ha tenido éxito. Yo y mi generación hemos vivido la censura. Aquella era implacable. Sin razón permanente. Lo que hay hoy son pequeños o grandes caciques que controlan desaforadamente los medios…

¿Sufres mucho hoy?
Esta es, con mucha diferencia, la peor época en la historia del periodismo español. [Largo silencio] Y luego está otro problema: los periodistas que se creen empresarios… O al revés. Eso no se puede, está condenado al fracaso… A mí el Conde de Godó me quiso hacer accionista del 25% de Antena 3 Radio. Yo le dije: «Mira, Javier, si yo soy jefe de Deportes, llevo al Mundial 12 personas. Si soy empresario, llevo seis».

¿José María García tiene mucho ombligo?
Lo justo… [Molesto] Luego es verdad que cuando eres un comunicador muy popular te crees el rey del mambo, porque te autoconcedes un poder que en verdad no tienes. Yo estuve diez años con lo de «Pablo, Pablito, Pablete» [se refiere a las críticas diarias que vertía contra Pablo Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol] y luego un ministro con un real decreto chapucero en 10 segundos se lo folló… Los periodistas no tenemos ningún poder ejecutivo. Creemos que somos alguien y no somos nada.

García es el apellido más común de España. ¿Qué cree que tuvo usted de especial?
Mi independencia. La perseverancia. Cuando empecé los estudios de Periodismo engañé a mi padre: le dije que iba a estudiar Derecho… Cuando comencé en el diario Pueblo había mil periodistas mejores que yo, más cultos, pero me sacó adelante mi perseverancia… Cuando comencé en la radio, igual: había muchos más listos que yo, con más voz (Bernabéu decía que yo la tenía afeminada), pero me agarré a mi perseverancia…

Un millón y medio de Garcías somos…
Mira, yo tenía 20 años y estaba en un programa con Bobby Deglané en Radio España. José Manuel Lara [entonces presidente de Planeta] iba mucho por allí. Un día me llama y me dice: «Tú eres muy listo y vas a vivir muy bien de esto, pero hazme un favor y háztelo a ti: quítate lo de García porque hay más de un millón de Garcías en España. Fíjate si lo sabré yo, que me he pasado mi vida de puerta en puerta vendiendo…». Luego, con el paso del tiempo, en la presentación de un Premio Planeta, cuando ya era Supergarcía me dijo: «Contigo me lucí…».

Es inevitable imaginarse a Johnny Rotten García en el trance de meterse en una cabina, cambiarse de ropa y salir con una capa roja con la letra S a repartir mandobles o a levantar un puente.
Eran los años de los supervillanos futbolísticos, de los chupópteros, de los lametraserillos, de aquellos directivos «emperadores del comer y catedráticos del beber» y de toda aquella neolengua inflamable: encendías una cerilla a oscuras en la media noche y, fium, ardía como una antorcha el transistor.

García era lo que decía.
Pero también era sobre todo lo que callaba. Esos silencios.

¿Qué diferencias ve entre el periodismo deportivo de su época y el actual?
[Echa mucho, mucho humo] Hoy no hay periodismo deportivo. Hay un simulacro. Ha habido un problema grave con las televisiones, que lo han infectado todo. Se han dado cuenta de que con poco dinero pueden arreglar un programa: cogen a dos tíos y dos tías y a rellenar tiempo. El peor programa en la televisión [enfático], el peor espacio en el periodismo entero [más enfático todavía] es El Chiringuito.

¿El de Pedrerol?
Es un auténtico despropósito… No tienes que ser inmoral, sino completamente amoral, tener unos huevos como el caballo del Espartero y una conciencia negra si tú, para ganar 500 euros más, te pones una camiseta y sales con ella puesta, diciendo: «¡Vamos a ganar!». [A estas alturas de la respuesta ha levantado un poco la voz]. Uno de los que más hace el payaso es el redactor jefe de un periódico deportivo. Hace poco cogí a uno de estos y le pregunté: «¿Cuántos hijos tienes?». «Una hija y un hijo». «¿Y tú les puedes mirar a la cara?». «Hombre, pueden hasta merendar»… Yo con esto no he tragado. He preferido tomarme un bocadillo de pie que un plato de caviar de rodillas.

¿Por qué echaba esas broncas delante de todo el mundo? A veces daba la sensación de que humillaba a su propia gente.
Jamásssss. Tenía a mi gente muy muy muy bien remunerada. Te estoy hablando de hace 30 años y ganaban mucho más que ahora. Yo tenía que demostrarles a mis oyentes que eran humanos. Y les pegaba la bronca porque habían mentido. O habían contado una noticia que no era. Y ellos lo han entendido. A mí, cuando voy a una redacción, me siguen llamando maestro. ¿Yo maestro?…

Esos escándalos que se destapaban.
Mira, hoy el periodismo de investigación ya no existe. Y no existe porque es precioso, pero es muy caro. El otro día le preguntaba a un amigo, periodista de investigación: «¿Por qué ya no escribes nada más que cada seis meses o así?». Me dijo: «El último reportaje que hice tardé tres meses en hacerlo, me jugué la cabeza, me pagaron 250 euros y me discuten los taxis».

¿Por qué no está en redes sociales?
Me encanta todo lo que sea innovación, internet ha cambiado el mundo, es lo único que un gobierno no puede controlar. El Gobierno puede controlar la televisión, la radio, los periódicos fácilmente… Pero las redes nadie las puede controlar. Ese es el lado bueno. El lado malo: el libertinaje, que se pueda insultar, mentir… Yo estoy apartado voluntariamente y eso que podía estar ganando un dineral.

¿No le ha decepcionado su amigo Ángel María Villar?
No. Yo me llevaría la mayor sorpresa de mi vida si pensara que Villar se ha quedado con un euro que no es suyo. [García lo dice haciendo un círculo con el pulgar y el índice, justo como lo está haciendo ahora el lector]. Otra cosa es el funcionamiento actual de la Federación, que no me gusta demasiado.

Le iba a hablar de poner la mano en el fuego.
Eso de la mano en el fuego es una gilipollez… Villar ha sido víctima durante años del periodismo agresivo, porque él es un tipo con poco ángel para la prensa. Y porque, después de unos presidentes vividores, yo le defendí. Es un tipo de una honestidad total y absoluta. Pero cuando estás 30 años en un sitio eso parece que ya es tuyo. Entonces tomas decisiones que no deberías de tomar. Pero de eso a ser un delincuente media un trecho…

¿En qué es usted de izquierdas y de derechas?
Me gusta más la izquierda que la derecha. Y cada día más. A mí por ejemplo el famoso movimiento de la Puerta del Sol me llenó de alegría, porque había rebeldía [se remueve en el sofá]. Lo que sucede es que esa alegría se convierte en tristeza cuando ves que el mensaje es más teoría que realidad. Pero yo estoy muy cansado de nuestros políticos. En otro país, estos políticos no tendrían ni presente ni futuro. Nosotros hemos sido víctimas, primero, del franquismo; después, del posfranquismo; más tarde, de los herederos de todo esto. En esto soy de izquierdas: me gusta la protesta, la denuncia, la justicia… ¿En qué soy de derechas? Me gusta el orden, la disciplina, el sentido común.

¿Y en lo territorial?
Las autonomías en su momento tuvieron su razón de ser, pero ahora son una auténtica lacra para la sociedad. Tenemos que ir a un estado federal. Yo, que he querido mucho a Juan Carlos I y que respeto mucho a Felipe VI, digo que la monarquía es un modo de Gobierno en desuso, sin ningún futuro. O sea, ¿tú eres rey por el artículo 33?

¿Está a favor de que Catalunya tenga su referéndum en un futuro?
No tengo suficiente conocimiento. Yo he querido a Catalunya [Sentido]. He sido del Real Madrid y han quemado un muñeco mío en el Bernabéu porque Ramón Mendoza pagó un millón de pesetas. A mí me han declarado persona non grata en el Nou Camp y he ido con 100 guardias civiles. En Zaragoza me han tenido que sacar… [Confuso] ¿La pregunta cuál era…?

Que si estaba a favor de un referéndum allí.
No. Pero lo que tenemos que intentar es pacificar. No pueden decidir sólo los catalanes. Hoy es tan peligroso para la sociedad y la estabilidad los medios a la derecha de la derecha como un medio como La Sexta, falto de pluralidad… [El puro se le ha apagado. Lo coge. Lo enciende. Con una especie de soplete perturbador. Podría ser una escena de Reservoir Dogs. Aspira largamente. Y se hace un silencio].

El hombre que provocaba terrores nocturnos, el matagigantes, el tipo del soplete radiofónico, en definitiva, hoy no cena hígados crudos sino que se bebe un té verde. La viva imagen de la mesura.
Lord Butano lo hace en ayunas. Nada más levantarse a las ocho de la mañana. Luego rumia lo suyo, come fruta integral, arándanos, nueces, moras, piña, manzana, una tostada, pavo, toma café, sale a correr 15 kilómetros y se va una hora al gimnasio. El periodista al que se le ponía Dios al teléfono hoy juega unas tardes al chinchón, otras al dominó, otras al mus.
Aunque no hay nada como cerrar los ojos y volver a la hora cero: García nos termina diciendo por dónde titularía él, los sumarios que pondría, cuál sería la foto…
-Una en que no me ría nada, eh.

¿Alguien pidió su cabeza?
Sí. Florentino Pérez. No tuvo ningún éxito. Florentino no es peligroso porque no tiene ni un solo valor. Para ser peligroso hay que ser inteligente, tienes que estar preparado, Florentino es conmigo o contra mí… Hoy [levanta la voz] es mucho más sencillo ser presidente de EEUU que del Real Madrid.
Vaya.
Te lo razono: para ser presidente del Real Madrid tienes que tener una antigüedad de 25 años y tienes que tener en la cuenta corriente por lo menos 70 millones de euros. Para ser presidente de EEUU te tienen que votar.

¿Quién le echó?
Yo de la información deportiva no me voy por Florentino. Sino por Aznar [agarra el soplete y lo acerca al puro]. Me equivoqué gravemente. Estaba buscando desesperadamente alguien con quien montar un imperio mediático que pudiese luchar en igualdad de condiciones con el imperio del monopolio, Prisa. Estábamos en una guerra muy desigual. Prisa tenía armamento sofisticado de último grito. Y nosotros íbamos a la guerra con un tirachinas al que a veces se le rompía la goma. Si alguien podía liderar eso era Telefónica. Yo convenzo a Juan Villalonga para hacerlo. Un día me llama Aznar y me dice que no firme con Villalonga porque lo tiene que echar. Yo le digo que no, que voy a firmar con Telefónica.

Y viene el choque…
Al final, después de un tiempo, me fui a ver a Aznar: «Vengo a decirte que me voy». «¿Has perdido la confianza en mí?», me dijo. Le contesté: «No hay nadie imprescindible. Pero el problema lo vas a tener tú: hazte un mapa mediático y verás la correlación de fuerzas. Si pierdes vas a estar más solo que la una». Entonces me puso la mano encima y me soltó: «Tocayo, yo no he perdido nunca un partido». Ahí me di cuenta de que se había vuelto loco. Le dije: «No vas a perder un partido. Vas a perder la Liga e incluso descenderás». Y me fui… Después de Franco, Aznar es el mayor dictador que yo he conocido. ¿Qué puedes esperar de alguien que cuida al máximo su cuerpo y se olvida de su cabeza?

¿Ahora hay más corrupción que antes?
En otros países, el que no es corrupto denuncia al corrupto. Aquí, si acaso, se calla. ¿Cómo es posible que el PP tenga la lista de imputados y condenados que tiene? [Otra vez hace el gesto del pulgar con el índice] Todos son hijos de Aznar, eh. Esperanza Aguirre se va y la contrata una empresa para fichar talentos. Hombre [sarcástico], lo normal es que la hubiese contratado una empresa para fichar chorizos. El otro día un amigo mío empresario que lo está pasando mal me confesaba: «Yo he comprado hasta al del carrito de los helados y jamás me han pillado». Le dije: «Me das pena». El nido de corrupción empieza por los corruptores. Otro me reconocía: «Yo tengo una empresa con 25.000 empleados. Si no hago obra pública tengo que cerrar. Y si quiero hacer obra pública tengo que pasar por caja»… España es un país de Tercera División.

¿Y eso?
Para que un país sea grande tiene que tener unos buenos políticos, justicia independiente, prensa libre…

¿Usted vota?
Sí. Siempre voto distinto. Al final no sé si me voy a terminar votando a mí mismo… [Bromea. Casi es la única broma de toda la entrevista].

¿Usted fue un poco de Podemos al principio?
Miraba con simpatía a Podemos. Conozco su formación, que ha corrido a cargo de un buen amigo mío. Pero Podemos tiene que aprender a respetar las mayorías. Y olvidar el mensaje alarmista.

Fuma puros como Rajoy…
Me fumo tres al día como máximo. Me relaja mucho… Bueno, Mariano Rajoy es tan perezoso que incluso ha dejado de fumar puros… [Pone cara de niño que va a hacer algo malo] Un día me preguntaron por él y dije que era un perezoso. Me llamó alguien y me comentó que, diciendo eso, le estaba haciendo una cabronada. Contesté explicando que me tenían que dar las gracias, porque es el más vago de España y sólo he dicho que es un perezoso…

A estas alturas de la entrevista, García es como una hoguera en torno a la cual todos nos quedamos mirando. Juan, Daniel y Luis -los compañeros encargados de la parte gráfica- están sentados en el sofá de enfrente. Dos horas y media después de que García empezase a hablar. Escuchando. Como si no tuvieran nada mejor que hacer: estar con sus parejas, ir al cine, hacer yoga, qué se yo. Mírenlos ahí absortos, sólo les falta una bolsa de palomitas.

¿Cuál fue el momento más duro cuando tuvo cáncer?
El momento terrible, tras la quimio, fue cuando te vas a hacer el primer TAC. Y esperas. Yo con mi mujer y mis dos hijos. Los cuatro abrazados, llorando. Yo pensaba que moría. Tenía una paz extraña: mi familia no quedaba en la calle. Fue una de las mejores lecciones de mi vida: los que estamos en la tercera etapa, que no es la última, pero casi, pensamos: ¿yo qué me llevo? [Parece sincero] La generosidad. He sido bueno. He ayudado a gente. Es lo único que te puedes llevar. Y desde entonces se te acentúa esa generosidad. Al final lo único que queda es ser bueno… Cuando empiezas estás luchando para que te conozcan y ahora pagarías para que no te conociera ni San Pedro. Poder meterte el dedo en la nariz en la calle.

¿Le molestaba que le imitasen?
No… Yo he sido un caso atípico, porque ningún periodista español ha ganado 2.000 millones de pesetas al año. Lo cuento porque haciendo un periodismo independiente se puede vivir muy bien.

¿Por qué no le gustan nada de nada los tertulianos?
Porque no se preparan nada. Yo empecé a decepcionarme cuando un tertuliano, con un historial importante, dijo que no entendía por qué Enrique Cerezo permitía que Miguel Ángel siguiera en el Atleti. Pero vamos a ver, descerebrado o analfabeto, si Gil tiene el 80% de las acciones y Cerezo el 20%… Hablan de todo, saben de todo, ahora todo el mundo vale para todo. Otra cosa: yo no entiendo que se pueda ser director de un periódico sin haber sido reportero, sin haber pisado la calle… [Duda y se arranca] He tenido muy buena relación con Soraya. Un día me llama y me dice: «Han nombrado director general de RTVE a un amigo mío que es abogado del Estado, compañero de mi marido, Iván, quería que comieras con él». Leopoldo González-Echenique. Quedamos. Comimos. Y salí perplejo. Yo creo que la primera televisión que había visto era la del salón. Luego hablé con Soraya. Le dije a la vice: «¿Cuántos años tiene Ivancito», que era su hijo. Me dijo: «Once meses». Y yo [categórico]: «Pues el niño es un genio al lado del soplapollas con el que he comido hoy». Tú no puedes llegar a los sitios a aprender, sino con la lección aprendida.

¿Ha sufrido amenazas directas o indirectas?
Muchas. Una vez mis hijos, en una guardería, con siete y 10 años, me llamaron porque les habían amenazado de secuestro. Cuando vivía en la calle O’Donnell (Madrid) pusieron una bomba en mi portal. Anónimos del tipo «te vamos a matar, cabrón»…

Hace un rato le hablé de Juan Carlos I y se quedó usted callado…
[Se toma un rato para hablar. Lo hace pensando mucho cada palabra] He querido muchísimo a Su Majestad. No puedo decir que haya sido amigo de él, porque entiendo que un rey no puede tener amigos… Conmigo ha tenido un trato sensacional, muchísimas deferencias, pero jamás podía pensar las cosas que ha hecho. [Silencio] Y no me refiero sólo a Corinna.

En Buenas noches y saludos cordiales -la biografía sobre el periodista escrita por Vicente Ferrer Molina-, Raúl del Pozo desvela uno de los aspectos menos conocidos (o más, pregunten por ahí) de José María García: «Era muy follador, muy golfo… ¡hasta que encontró a Montse!» (sic).
Es una descripción que recuerda más a Tyrion Lannister que a una estrella del periodismo deportivo.
Con ese puro, a nosotros nos parece que tiene pinta de apoderado taurino. Con esa pose, se da un aire a Raphael. Con esas intrigas, recuerda a un abad de película gótica.
La casa es enorme y uno se imagina a las gemelas de El resplandor corriendo por la alfombra.

¿Llegó a dar miedo?
[García -que mide 1,63 «estirado»- se hace pequeño. O grande, eso según se mire]. Sí… Y es una de las cosas que más me ha dolido. Me encantaba que me quisieran por mi bondad o por lo que hacía. Pero no que fingieran quererme por miedo. Eso es muy jodido.

¿Usted se ha callado algo alguna vez?
[García -que pesa 64 kilos «despelotado»- se quita un peso de encima]. Sí. Hay dos noticias que no he dado ni daré. Impactantes, transcendentes. Mezclan el deporte de alguna forma con la política. Me lo pensé mucho. Iba a producir tantas decepciones, iba a romper tantos corazones, que prefería callármelas. Un tema gordísimo.

¿Añora el micrófono?
[García -que lleva 15 años retirado- nos miente]. No.

¿Haría radio mañana mismo si se lo propusieran?
[Y Johnny Rotten García -que disolvió una banda, que recibió algún botellazo y dio muchos más, que era muy punk- nos dice la verdad]. Sí. No haría deportes. Pero el problema es que eso es una utopía. Yo sólo haría un programa de rabiosa actualidad. Por ejemplo, Match García, combate diario con la actualidad. Tú dime, tú dime, tú diiiime… qué cadena de televisión es hoy capaz de aguantar eso…

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