José Luis Lorido García cuenta en grada.es sus recuerdos alrededor de un receptor

Mi primer aparato de radio fue un Sanyo, comprado en Andorra, naranja y negro. Me enamoré a primera vista cuando me lo regalo mi madre. No tendría yo ni 5 años y me despertaba todas las mañanas escuchando la ronda de temperaturas de la Cadena SER, Los Porretas y luego, por supuesto en Radio Nacional, el ‘Buenos días, España’ de Luis del Olmo. Por la tarde volvía a aquel pequeño transistor, aunque era por la noche cuando más me divertía. Pero García era tan tarde que solo podía escucharlo a escondidas. Fui creciendo, cambiando de aparato, y seguí con José María hasta conseguir trabajar en su equipo en 1997. Pumares, Santos, De la Morena, Otero, Herrera, Herrero, Castaño, Pardo, Gomaespuma, el Pirata, Abellán, Cebrián… Yo sí he tenido el ‘Dream Team’ en mi aparato de radio.



La radio es el medio con más penetración en la vida de sus oyentes. Su secreto es acompañar. Raramente uno se sienta a “escuchar la radio”. Permite la compaginación con otras actividades como leer, hacer las labores de la casa, realizar las actividades del colegio, conducir, trabajar, estudiar algo ligerito, navegar en internet… Ningún otro medio nos permite tanto. Esta compatibilidad la convierte en el complemento perfecto a las llamadas nuevas tecnologías. Por eso las grandes cadenas, y las pequeñas, han entendido que la presencia en la web y en las redes sociales es su bote salvavidas.

Pero esta pequeña fisgona es también una romántica, y a lo largo de los años se ha convertido en un apoyo para los músicos, aunque ellos se sientan más tentados a hacer un playback en la tele que un acústico en un estudio de radio. La música es la radio y la radio es música.

Hoy, pese a los tiempos, a la ansiedad, al agobio y el dolor, a que importa más que un titular salga cuanto antes, sea cierto o no, a que las cifras de publicidad cuentan más que las de sentimientos, a la falta de dulzura, de compasión, de caridad… la radio es más que un medio de comunicación, y ya sea a pleno sol o a la luz de la luna, la radio será siempre ‘El misterio de la noche’, con sus risas, sus canciones…

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