
16.09.2025.- Detelde.es publica que en Telde, donde la palabra tiene alma y la radio late con memoria, hoy se ha detenido el tiempo. La tristeza ha cruzado el umbral de Radio Aventura Siglo 21, y también el de la redacción de detelde.es, para rendir homenaje a un hombre cuya voz no solo se escuchaba: se sentía.
Esta mañana nos ha dejado José Antonio Gómez Gómez, colaborador entrañable, poeta de los silencios y los suspiros, creador incansable que supo convertir el micrófono en un altar de belleza y pensamiento. Su partida deja un vacío profundo, pero también una estela luminosa que seguirá guiando a quienes creen en el poder transformador de la palabra.
El escritor Telde y Amigo íntimo, Julio González Padrón, en nombre de los compañeros de la radio, ha compartido una nota de pesar que no es solo un mensaje: es un abrazo colectivo. En ella, se recuerda a José Antonio como lo que fue: amigo fiel, hombre de honor, voz de versos profundos. Cada intervención suya era una caricia al alma, una invitación a mirar más allá de lo cotidiano. No hablaba: recitaba con el corazón.
Su trayectoria profesional impresiona por su amplitud —abogado, asesor jurídico, director de festivales, guionista, novelista, promotor cultural— pero en esta emisora, su legado se mide en emociones. En cada poema compartido, en cada reflexión lanzada al aire, José Antonio tejía puentes invisibles entre oyentes, despertando sensibilidad, pensamiento y ternura.
Radio Aventura Siglo 21 se une al pesar con respeto y gratitud. Porque José Antonio no solo colaboró: sembró belleza. Su voz, que tantas veces vistió el aire de cultura, no se apaga. Se transforma en eco eterno, en memoria viva que resonará en cada rincón donde la radio siga siendo refugio y encuentro.
Desde detelde.es, también nos sumamos al homenaje. Porque su legado no pertenece solo a la emisora, sino a toda una comunidad que lo escuchó, lo leyó, lo sintió. A su esposa, María Teresa López Ruiz, enviamos un abrazo profundo, lleno de cariño y respeto. Que sepa que su José Antonio sigue vivo en cada palabra que dejó, en cada oyente que lo escuchó, en cada verso que aún resuena en nuestras memorias.
Hoy el aire es más denso, más silencioso, más triste. Pero también más digno, porque ha sido testigo de una vida que honró la cultura, la poesía y el compromiso. Descansa en paz, querido José Antonio. Tu voz no se apaga: se transforma en eco eterno.
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