Jordi Camps escribe en El Punt Avui que la X Semana de los Rahola, el ciclo de actividades vinculadas al periodismo y la comunicación que organizan cada año la Diputación de Girona y la Demarcación de Girona del Colegio de Periodistas, puso en marcha motores ayer con la presencia de Jordi Basté, uno de los platos fuertes de la programación. El conductor de El món a RAC 1, el programa de radio más escuchado de Catalunya, conversó distendidamente con la periodista Marta Gibert sobre las claves del éxito de su magacín matinal y reflexionó sobre el periodismo.
Se le califica de “animal de radio” por el éxito del programa y por las horas que le dedica, nada menos que una media de seis horas diarias de lunes a viernes. “Piensa que es como ir todos los días hasta París en coche”, dijo. Pero sobre el calificativo, Basté considera que lo que le gusta en realidad es “la radio en sí”, un medio que le ha acompañado toda la vida porque en casa de sus padres siempre estaba el transistor puesto en marcha. Por eso, aparte de hablar por las ondas, lo que le gusta es escucharla y hacerlo a través de los transistores –insistiendo en este aparato concreto–, que tiene repartidos por casa, asegura. De entre los programas que escucha confesó que el de Toni Clapés por la tarde, los deportes y El búnker de Catalunya Ràdio. Reconoció ante la audiencia que llenó el Aula Magna de la Casa de Cultura de Gerona que no le cansa hacer radio «en todo caso puedo cansar» (en la audiencia se entiende). Y sí, le sabe mal no haber tenido tiempo suficiente para dedicarlo a la familia, sobre todo a sus hijas, a las que nunca ha podido llevar a la escuela (un pequeño trauma, como repitió más de una vez).
Sobre la gran pregunta, cómo se ha gestado ser líder de la radio en Catalunya, el protagonista de la velada fue sincero: «No hay ningún secreto». Bien, eso y, como sí detalló, saber escuchar –“más importante que saber hablar”–, conocer los mecanismos del medio y crear un clima en el estudio. “Mi forma de entender la radio es que hace compañía”, añadió. Como no se considera culturalmente muy potente y entretener e informar era su objetivo al asumir la conducción de El mundo en RAC1, decidió bajar el micrófono “a la altura de la gente”. Por decirlo claramente, le interesa más “la Rigoberta Bandini que Pablo Casado”, aunque entiende que sí hay interés en los resultados de la subida de la extrema derecha. Más curioso fue cuando dijo que una de las claves, según él, es “no perder a los oyentes a los que no les gustamos. Porque sí, hay mucha gente a la que no gustamos y que nos escuchan, ¡vaya! Como cuando nosotros escuchábamos a José María García para después criticarle”.
La tertulia que mantuvieron dio para mucho y uno de los temas que se tocaron fue que la radio necesita tiempo. En el sentido de que agradece que en su cadena le hayan mantenido quince años en antena. “Tenemos una responsabilidad social porque somos la segunda voz después de las que se oyen en casa. Escuchar la radio es un hábito y quizá aquel niño que tenía 12 años cuando le llevaban al cole ahora tiene 27 y quizá escoja nuestro programa.” Sobre el desgaste y su continuidad, Basté recordó el título de aquel filme de Agustín Díaz Yanes Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, en el sentido de que sabe que al día siguiente nadie se acordará de él, como ha visto que ha sucedido con otros muchos colegas de profesión. Esto no quiere decir que no encuentre un escándalo que el adiós a Puyal fuese “impropio”.
Como indigno es que para venir a Girona tuviera que hacerlo en coche porque no hay ningun AVE a partir de las nueve de la noche para volver a Barcelona. Una queja que seguro saldrá en uno de los delantales que este gran comunicador nos ofrecerá en breve. Hoy más: a las seis de la tarde, el periodista y autor del best-seller Intrigas y poder en el Vaticano, Vicenç Lozano, conversará con la periodista Neus Bonet en el auditorio grande de la Biblioteca Pública de Girona Carles Rahola, bajo el título Que Dios nos coja confesados.
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