Joan Perich, director de Ràdio Platja d’Aro, cuenta la historia de la emisora

Joan Perich

– 30 años al timón de RPA
– Y 35 en la casa.



– Sin duda eres la esencia de la emisora…
– Que va! La esencia la pusieron otros. Yo sólo he ido removiendo el calor, para que no apagara.

– ¿Quién la puso la esencia?
– En primer lugar Platja d’Aro. En los inicios había mucha fe en la radio. Hacía poco que se había marchado Radio Mi Amigo del pueblo y los empresarios y políticos creían que era necesaria una emisora para potenciar el municipio.

– Y después?
– Después de gente como Paco Caballero, Ramón Gruartmoner y sobre todo Francesc Giraut que no pararon hasta hacer de esta emisora un referente. Ellos tuvieron el gran acierto de fichar a Josep Sala, el padre de todo esto. Evidentemente había mucha más gente, tanto en la parte impulsora como en la parte artística. Sala creó un dream team.

– Y como sigue?
– Después tuvimos malas épocas y buenas épocas. Pero podríamos decir que la iniciativa se redujo a que amábamos la radio.

– La emisora se convierte en municipal en 1989.
– Si, una vez la burocracia se cargó el proyecto empresarial, la única vía era adaptar la emisora en la corriente de emisoras municipales.

– Tiempo difíciles
– Muy difíciles pero de un gran empuje. Con Josep Sala creamos una emisora artesana en 1988, a base de recortes y parches. No teníamos ni el nombre y nos tuvimos que
rebautizó como Vall d’Aro Ràdio. Por suerte encontramos en el ayuntamiento gente como Aniceto Clarà que nos dejó hacer.

– Sin ayuda.
– Tampoco la pedimos.

– Y posteriormente?
– Años de sufrimiento, pero también de satisfacción. La radio estaba en el aire, y en aquellos momentos
era lo único importante. Y a pesar de que la extrema precariedad seguíamos haciendo de escuela, y las grandes emisoras seguían cogiéndonos los mejores locutores. Éramos una cantera inagotable, pero sin cláusulas de rescisión, por desgracia.

– Hasta el terrible 1994.
– No sé cómo pudimos salir adelante. La muerte repentina de Josep Sala nos dejó en la más absoluta de las miserias.

– Pero salisteis adelante …
– Si, dejé mi trabajo en una emisora nacional y me dediqué a tiempo completo a Ràdio Platja d’Aro. No podía no hacerlo.

– Pero tú ya eras director de RPA
– Cuando en 1988 montamos Vall d’Aro Ràdio con Josep Sala él sugiere que yo constara como director, pero era sólo una formalidad, porque éramos corresponsables a todos los efectos. A las horas la gestión de la radio era muy amateur, y ambos teníamos nuestras profesiones aparte de RPA.

– ¿Y a partir del 95 se profesionaliza?
– En el 95 ya empezamos a recibir apoyo del Ayuntamiento y nos ceden el local de la Masía Bas. Puedes imaginar que el traslado de una emisora sin Josep Sala que era el técnico fue complicadísima. También empiezo a impulsar la utilización de las nuevas tecnologías que en aquella época asomaban. En aquellos años el equipo humano de
la emisora fue clave para no caer en el pozo del desánimo.

– En cambio nos consta que la emisora renace y vuelve a brillar como los mejores tiempos.
– Vinieron buenos años. El Ayuntamiento se fue involucrando cada vez más, sencillamente porque de hecho era su emisora, y nosotros, ayudados con las nuevas
tecnologías, conseguimos volver a ser referente en la Costa Brava.

– ¿Cuando se tuerce todo esto?
– En 2008. Hasta ese momento la emisora siempre había sido autosuficiente económicamente. Mientras los pueblos vecinos hacía años que los ayuntamientos habían absorbido todo el presupuesto de sus emisoras, RPA seguía sin necesitar ninguna aportación económica. Y recalco necesitar, porque nunca lo habíamos pedido. El Ayuntamiento nos cedía el local y nos compraba algunos equipamientos.

– ¿Y que pasa en 2008?
– Con la gran crisis financiera de 2008 la economía global empieza a flojear. Y de rebote el comercio, las empresas y los clientes. No nos salen los números. Pedimos ayuda.

– ¿Y la encuentra?
– De entrada no. Es cierto que había un nuevo equipo de gobierno, que quizá no nos conocía bastante bien, pero de repente vimos que la primera vez en 26 años que pedíamos ayuda económica al Ayuntamiento para gestionar «su emisora» la respuesta era que no.

– Mala pieza en el telar.
– Pues sí. Fueron meses muy duros.

– ¿Como terminó?
– Hicimos ver al Ayuntamiento que la petición de ayuda no era un capricho sino una emergencia vital.

– Pero hubo cierta polémica.
– La verdad es que estuvimos a punto de cerrar. Sin ayuda era insostenible. La clave de la solución vino cuando la nueva jefa de comunicación se dedicó unos días a escuchar la emisora y valorar lo que hacíamos.

– ¿Le gustó?
– Quedó impresionada del nivel radiofónico que teníamos. No se lo esperaba.

– Y se desatascó.
– Comenzamos a recibir una pequeña ayuda a través de la Asociación que habíamos creado.

– La COCU
– Si, el Colectivo Cultural Ràdio Playa d’Aro.

– ¿Qué papel jugó y juega el COCU?
– En el 2008 se definió la gestión y pasó a ser una actividad sin ánimo de lucro gestionada por esta entidad cultural. Creamos el COCU entre todos los colaboradores que eran o habían sido a la emisora.

– ¿Y está cómodos en este modelo?
– Estamos vivos. Cómodos no sería la palabra. Los recursos de los que disponemos no nos permiten hacer todo lo que quisiéramos. De todos modos el Ayuntamiento tiene planes para cambiar la gestión. Dentro de un año puede que estemos mucho mejor que ahora, o que no estemos.

– Eso es muy radical.
– Lo es. Desgraciadamente no hemos encontrado ninguna vía que nos garantice que el grupo de gente que hace 35, 20 o 15 años que manejan la emisora lo puedan seguir haciendo.

-¿No la habeis encontrado?
– No la han encontrado, perdón.
– Confianza en que la encuentren?
– Ojalá.

– Muchas gracias Joan Perich y felicidades por estos 30 años dirigiendo la emisora. ¿Algo más para terminar?
– Que las felicitaciones las deis a los cientos de colaboradores que han hecho posible esta vida de radio, a la gente que desde las administraciones y el mundo empresarial ha creído en nosotros, y los comerciantes que nos ayudan a cubrir el presupuesto. Tenemos clientes que hace 36 años que nos ayudan sin interrupción, les deberíamos hacer un monumento, porque más allá que los podamos dar un servicio más o menos rentable, sabemos que dan valor a la labor social y ciudadana que hacemos como objetivo prioritario cada día desde 1982.

– Por muchos años!

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