Ismael Barrios, director de Radio Castilla-La Mancha: «La pandemia nos dio como un subidón de servicio público; nos creímos esenciales»

Ismael Barrios

Manuel Moreno le ha entrevistado para ABC: Radio Castilla-La Mancha (o CMM Radio) cumplirá 20 años a finales de este mes y lo celebrarán el 28 de mayo con una programación especial dedicada a los que hacen posible esta emisora pública. «Estamos convocando a un buen número de personas que, de una u otra forma, participan en el sonido de nuestra radio», cuenta Ismael Barrios, su director. Él está al frente de una plantilla de casi 40 profesionales (desde redactores y técnicos hasta presentadores musicales y administrativos). «Cocinero antes que fraile», Barrios comenzó en esto gracias a la música, cuando alguien, en la calle del Comercio de Toledo, le cuestionó:‘¿Por qué no vas a la radio a hacer una prueba? A ti, que te gusta tanto la música’. Empezó poniendo discos y hasta ahora, a punto de cumplir 62 años, «como Tom Cruise».

  • ¿Es usted un psicólogo metido a periodista o un periodista con estudios en Psicología?
  • Yo empecé Psicología, pero no terminé. Luego cambié a Periodismo y tampoco acabé. Pero me introduje en la profesión en 1985. Comencé haciendo musicales y luego periodismo. Tuve buenos maestros y aprendí el oficio. Soy un periodista al que le sigue gustando la psicología.
  • ¿Le han servido esos estudios en Psicología en su carrera profesional?
  • Sí, mucho. La psicología es una herramienta fundamental para dirigir grupos, para mejorar las relaciones laborales… Me sigue gustando mucho.
  • ¿Radio Castilla-La Mancha o CMM Radio, que tanto monta, monta tanto?
  • Radio Castilla-La Mancha. Nuestra seña de identidad siempre será ésa y así se nos conoce en la calle. Los cambios de imagen son necesarios, porque esta casa es más una televisión que una radio y el formato transmedia había que incluirlo en esta nueva etapa.
  • Su radio comenzó oficialmente las emisiones regulares el 30 de mayo de 2001. Pero usted no llegó hasta 2015, cuando Emiliano García-Page sustituyó a Dolores de Cospedal al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha. ¿Qué se encontró cuando aterrizó?
  • Un grupo de gente muy muy desmotivada. En algunos casos, había hasta traumas profesionales. Me encontré un panorama, anímicamente, bastante malo. Pero duró muy poco, porque la gente aquí se motiva día a día. Fundamentalmente, es una radio en la que hacemos 24 horas de parrilla para recorrer 80.000 kilómetros de radio -la extensión de la región-, como decimos últimamente. Al final, la gente toma enseguida el pulso y quiere hacer bien su trabajo.
  • ¿Se ve el ejercicio de la comunicación con otros ojos desde un medio público que desde uno privado?
  • Hay bastante diferencia. Los medios privados siempre tienen una línea editorial y esto es normal. Cada empresa marca su camino, dentro de los principios deontológicos. Los medios públicos no deben tener línea editorial. Hay unos principios básicos a los que nos debemos y que se resumen en eso de servicio público. No somos los únicos; el privado también lo hace pero, a veces, de distinta manera. En los públicos, está por encima de todo la metodología y, en lo privado, además hay otras cosas: hay modelos de negocio, hay que mantener el medio y hay que pagar a los trabajadores. Y esto lleva otros condicionantes que hacen distinto el ejercicio; no digo peor, pero sí distinto.
  • Presuntos Implicados canta ‘¡Cómo hemos cambiado!’ ¿Cómo lo ha hecho la radio desde que usted empezó?
  • La esencia no ha cambiado. Ahora estamos en un momento de una gran transformación del medio. Hace diez-doce años, le tocó a la prensa escrita. Ahora ya nos hemos familiarizado con la lectura en internet, aunque creo que al modelo de negocio de la prensa todavía le queda; no acaba de rematar. Nos sigue molestando la publicidad mientras leemos en digital. Sin embargo, lo audiovisual está teniendo una transformación vertiginosa. En poco tiempo, los cambios han sido brutales. Pero hay una cosa que la radio sí ha perdido, algo que me parece fundamental: la exclusividad de la inmediatez. Ya no somos los primeros ni los únicos que contamos primero las noticias. Y ese cambio le ha hecho daño a la radio. Pero, mientras haya vida, la radio va a vivir y la esencia no va a cambiar.
  • ¿Qué opina de los pódcast?
  • Están siendo un invento, desde determinadas áreas de la radio comercial, para abaratar costes. El pódcast es un audio que vive en internet y es atemporal. Pero no es radio y es mi pelea. A veces, creo que la radio se está viendo perjudicada por esa manera de entender el audio. Aquí hacemos pódcast de los contenidos de la radio, pero no es radio en directo. Y eso es una clave para mí. La presencia de la radio pública en la calle, en estos momentos de cambio, es el mejor pódcast que tenemos. Y yo me lo creo.
  • Por su currículum, ha desempeñado cargos de responsabilidad. Desde esa atalaya, ¿se ve la información con otro punto de vista?
  • Yo he sido cocinero antes que fraile. Cuando cuentan conmigo para estar al frente de determinados proyectos, yo ya había realizado musicales, magacines… No he hecho ni sucesos ni tampoco deportes, y me queda haber probado narrar un partido de fútbol, algo que me parece muy complicado y una obra de arte de los narradores. Es verdad que, al estar al frente de proyectos, lo ves distinto. Cuando tienes a periodistas que deben hacer un trabajo, a veces no lo hacen como tú lo harías. Pero tienes que dejar libertad para que el profesional haga su trabajo. Porque, si no, acabas con el oficio.
  • ¿Siente o ha sentido la presión de los de arriba? ¿Ha recibido toques de atención?
  • Presión cuando ejerces el periodismo siempre existe. Y el que diga que no está mintiendo. La presión es necesaria, la relación con el poder es necesaria. Si no te llaman los de arriba, vas a importar muy poco. No sólo para el de arriba; seguramente para la gente, que también llama. Y esto es importante también. La presión tiene que existir y yo agradezco la presión, porque origina tensión y la tensión es buena para que el trabajo salga bien. A veces trabajo mejor bajo presión que con tranquilidad.
  • Hay medios de comunicación que parecen brazos informativos de partidos políticos. ¿Qué peaje hay que pagar para ser imparcial?
  • No hay que pagar ningún peaje. Lo digo en positivo. Se cobra mucho más siendo imparcial. La imparcialidad, de todas maneras, es un asunto muy discutible. El periodista siempre intenta ser imparcial. Pero sólo se consigue si hay una buena metodología. Si el periodista no contrasta tres fuentes, no está haciendo bien su trabajo. Aunque, en los tiempos actuales, es difícil contrastar con tres fuentes. Estamos en un mundo absolutamente trepidante que con una nos vale. Por tanto, a veces la imparcialidad no consiste solamente en el deseo del periodista; consiste luego en el trabajo. ¿Es difícil conseguirla? Hoy más que nunca. ¿Cuántas fuentes de información debe consultar uno para saber si es verdad o no un vídeo que nos ha llegado al WhatsApp? Ser imparcial cada día es más difícil, pero tampoco antes resultaba fácil. También hay un componente de subjetividad en el periodista que no debemos perder de vista. Le pasa a los jueces, a los políticos,… La subjetividad forma parte de nuestro trabajo, pero insisto en el método. Nosotros para eso estudiamos. Tenemos que aprender a manejar la información. Si no sabes manejar el método, ya puedes decir que eres el más imparcial del mundo. Pero no lo eres.
  • ¿Es usted más de la producción propia o de las notas de prensa? Se lo digo por la abundancia de gabinetes de prensa. Cualquiera ya pone uno es su vida para que, en algunos casos, no le molesten los periodistas.
  • Yo soy más de producción propia. Creo que todos los periodistas apuestan por ello. Pero un jefe de un gabinete también hace su producción propia, aunque no hace periodismo. Y ahí es donde hay un cambio grande que se ha producido en los últimos tiempos. La producción propia cada vez es más difícil, porque hay muchas hojas que no te dejan ver el bosque muchas veces.
  • ¿Cómo ha sido informar durante la pandemia?
  • Ha sido difícil, duro, pero apasionante. Nos dio como un subidón de servicio público. Nos creímos esenciales y, más que nunca, la pandemia nos puso el espejo para enseñarnos que la radiotelevisión pública es esencial. Fue difícil, fue duro, fue distinto y ha sido todo muy desconocido. Pero el método no ha cambiado. Era informar, fiarnos de las fuentes todo lo que no podíamos fiar. Eso ha sido una peculiaridad. Hemos tenido una avalancha de información durante la pandemia que, a veces, era muy difícil saber cribar. Pero ha sido apasionante en cuanto a ese subidón de servicio público, que nos ha hecho sentirnos muy necesarios para el ciudadano. Se reactivó el alma de compañía de la radio y al programa La Rotonda se sumó en el confinamiento un buen número de niños que aún hoy siguen llamando. No hay mayor programa de participación en nuestra parrilla como el de Joaquín Guzmán. Llaman desde 222 pueblos de las cinco provincias. Y la aportación de los redactores de deportes fue esencialen los primeros meses de pandemia. Como se suspendieron las competiciones, desempeñaron tareas en la cobertura, y fueron decisiones. También con el temporal Filomena tomé el mayor número de decisiones de todo tipo y en el menor tiempo. Y logramos mantener la parrilla sin suspender programa alguno en cuatro días.
  • ¿Qué cambios ha provocado la pandemia en la radio?
  • El gran cambio ha sido el sonido robot y la ‘pronunciación mascarilla’. Nadie pensó nunca que hablaríamos por la radio con un trapo en la boca.
  • ¿Qué imagen recuerda de este largo periodo?
  • La muerte de Felisa por Covid, la madre de José Luis Fernández, Chunda. Nunca olvidaré la mirada de mi gran amigo cuando me dio la noticia.
  • ¿Cómo es lidiar los bulos y las falsas noticias?
  • Es muy cansado. Cansa mucho tener que revisar las cosas, pero forma parte de nuestro trabajo. Uno de los elementos nuevos en la metología del periodista es revisar, revisar y revisar lo que te llegue. Es muy cansado, pero hay que acostumbrarse porque forma parte del día a día.
  • En su larga carrera profesional, ¿ha tenido que soportar muchos improperios?
  • No, ni desde el exterior ni desde el interior. Ésta es una profesión en la que se discute mucho internamente, tienes que discutir. Pero no llegar al insulto o a las faltas de respeto. El periodista tiene que ser respetuoso, muy respetuoso, con el de fuera y con el de dentro. Pero no me he sentido agredido nunca.
  • ¿Y halagos?
  • Sí, sobre todo. Cuando uno ha terminado un programa, una pieza…
  • ¿Es de los que da palmaditas a sus compañeros?
  • Me gusta, por escrito y lo hago mucho verbalmente. Me gusta estar con la redacción. Yo he estado siempre acostumbrado a que, cuando se hace un buen trabajo, al compañero hay que darle la enhorabuena. No sólo que lo haga el jefe.
  • ¿De qué decisiones está más orgulloso desde que llegó a esta emisora?
  • Tengo una. Tiene que ver con el sonido de esta radio. Cuando yo llegué, tenía una obsesión. Era darle una seña de identidad a una radio que trabaja para una región a la que le es muy complicado tener una identidad. Y me esforcé mucho en buscar un sonido común a las cinco provincias de Castilla-La Mancha. Normalmente, ha sido la política el elemento vertebrador y ahora se comprueba que la radiotelevisión de Castilla-La Mancha, después de veinte años, es un elemento de unión. Pero es difícil encontrar algo común, incluso para poner un título a un programa. Pues, en ese afán de buscar un sonido, di con José Vicente Romero, un profesor de música de Ciudad Real, que me dijo: ‘El ritmo común a la región es la seguidilla’. Y trabajó para elaborar una sintonía, que es la que tiene Radio Castilla-La Mancha. Suena como una seguidilla, suena como una jota manchega. Y estoy muy orgulloso de eso. A la gente le gusta, nos identifica con la región e identifica un sonido de la radio.
    «Los técnicos de sonido son el alma, el corazón, la bomba de la radio»
  • Ha hablado de los periodistas, pero los técnicos de sonido, ¿qué papel juegan en su radio?
  • Son fundamentales, esenciales, imprescindibles. La pandemia nos enseñó que el teletrabajo se ha instalado también en las redacciones, pero nos abocó a una dificultad. ¿Cómo se hace una radio sin un técnico que mueva las teclas? Es el alma, el corazón, la bomba de la radio. Porque el redactor puede estar en su casa, frente al ordenador, incluso en un coche. Pero si no tenemos gente en el estudio… Yo llegué a plantearme preparar un EPI, como el que llevan los enfermeros. Si era necesario evacuar la casa, por lo menos que un técnico permaneciera. La verdad es que no hizo falta, pero pasó por mi cabeza. Es cierto que el trabajo técnico ha cambiado muchísimo, faltan técnicos de sonido en la radio y es un oficio que se está perdiendo. Ahora estamos probando una mesa de control para que se pueda trabajar de forma telemática, si fuera imposible que el técnico acudiera a la emisora.
  • Si no hubiera dedicado al periodismo, ¿qué habría sido: técnico de sonido o psicólogo?
  • Me hubiera gustado ser músico, guitarrista. En cuanto pueda, me voy a poner a ello. Porque yo comencé en la radio por la música, que ha sido una constante en mi vida.



64233