Homenaje de la coral del Club Victoria y Radio Ecca a su presidenta de honor

Radio Ecca

La coral Cantata del Real Club Victoria y Radio Ecca se prepara para rendir homenaje a su presidenta de honor, María de los Ángeles Ibáñez de la Fuente, fallecida a los 77 años de edad el viernes 28 de septiembre en su domicilio de la calle Pedro del Castillo Westerling próximo a la playa de Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria. Será durante su funeral previsto para este martes 9 de octubre a las 19.00 horas en la parroquia Nuestra Señora de la Luz, en el barrio de La Isleta.
Estuvo casada con Antonio Cacereño Díaz, fallecido en febrero de 2016, y tenía tres hijos: Antonio, María de los Ángeles y Andrés. La madre de María de los Ángeles Ibáñez de la Fuente, Ángela, falleció al nacer ella en septiembre de 1941 en el Madrid de la posguerra. Aún muy pequeña la dejaron con sus tías en Bilbao ya que su padre había decidido trasladarse a Gran Canaria. Disfrutó de los mejores veranos de su infancia con sus primos en Santander. Su padre se volvió a casar en Las Palmas de Gran Canaria con Paquita Rodríguez Mayor y en cuanto pudieron organizaron el reencuentro con la niña. Lograron que la trajeran a la isla. Todavía pequeña llegó a Gando de la mano de una expedición deportiva. La del Racing de Santander, que venía a jugar por primera vez contra la UD Las Palmas.



Trabajó en casa de su recompuesta familia, en Schamann, donde conocería a su futuro marido. Dedicó su adolescencia y juventud al cuidado de sus hermanos Juan Miguel, Begoña y José María -los dos últimos ya fallecidos- y a ayudar a sacar adelante las tareas del hogar. Llevaba la mayor parte del peso de la casa.
Trabajó en un quiosco de prensa y revistas en el parque de Santa Catalina. Se casó en 1965. Siempre despierta y laboriosa, mientras criaba a sus tres hijos alcanzó a estudiar y a conseguir el título de Graduado Escolar a través de Radio Ecca.
Vivió en Schamann y pasó temporadas en Valsequillo -de donde procedía su madre canaria, que había nacido, casi por casualidad, en La Habana-. Junto a Antonio Cacereño Díaz fundó su primera casa en Las Rehoyas. Luego viviría en dos más: en la Urbanización Sansofé y en Castillo Westerling. Disfrutaba de los veranos en La Garita, donde llegó a tener vivienda.
Colaboró con la Cruz Roja, para quien montó mesas para recaudar fondos a través de la Fiesta de la Banderita y participó en las asociación de vecinos de la entonces naciente Urbanización Sansofé.
Un día de Reyes Magos llegó a su casa un órgano. En principio, no era para ella, sino para su hija Ángeles. Pero fue Angelines, como la conocían su familia y sus amigos, la que se dedicó al instrumento. Más adelante consiguió acceder al Conservatorio Municipal de Música de Las Palmas de Gran Canaria donde estudió solfeo y otros conocimientos musicales.
Poco antes había entrado en el mundo de las corales, en el que fue muy feliz y posibilitó que viajara en grupo por España y Europa y hasta cantar ante el Papa. Esta actividad, la coral, le permitió realizarse y encontrar a buenos compañeros, algunos de los cuáles se convirtieron en verdaderos miembros de su familia. Primero estuvo en la Coral Franbac, del desaparecido Francisco Brito, pero fue en la coral Cantata del Real Club Victoria y Radio Ecca donde volcó todo su talento y pasión por la música. Con ella y su familia pudo disfrutar de los mejores momentos de su vida.

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