Fallece María Ángeles Cobas, destacada locutora en la historia de Radio Vitoria

María Ángeles Cobas

Fallece la histórica locutrora de Radio Vitoria, Maria Angeles Cobas. Su voz fue una de las más sobresalientes de la radiodifusión alavesa a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.



A través de los micrófonos de Radio Vitoria, su voz fue una de las más reconocidas de Álava durante practicamente cinco décadas. Profundamente enamorada de las gentes y tradiciones alavesas, en su última etapa profesional dirigió el matinal «Álava, buenos días» pero antes presentó y creó programas que la audiencia más veterana sin duda recordará: «El Mentirón», «Club de Amigos», «Mejorando Álava» o «El Mirador».

Maria Angeles o La Cobas, como le llamábamos y le llamamos cariñosamente en la redacción, inició su aventura en los micrófonos en 1956. Desde entonces, hasta su retirada en 2002, su voz, siempre con una nota de tono alegre, fue levantando acta en la historia del día a día en la ciudad; historia en la que siempre participó activamente.

Quienes la vimos cada jornada comprobamos como la sonrisa ante el micro era un gesto tan permanente como auténtico. Su trayectoria profesional vinculada a la cultura y los aconteceres del Territorio hizo que fuese en 1994 pregonera de las fiestas en honor de San Prudencio y posteriormente galardonada con el Celedón de Oro.

Txerra Díez Unzueta le dedica estas lineas desde noticiasdealava.eus:
Ayer, por la tarde recibí la noticia del fallecimiento de María Ángeles Cobas Peñacoba, mítica periodista de la radio local, asociada durante muchos años a la Sociedad Española de Radiodifusión, Radio Vitoria.

María Ángeles Cobas, Pines para los más cercanos, fue una periodista autodidacta que supo enfrentarse con éxito de audiencia a la transformación de la radio local, artesanal y próxima, a los cambios que la nueva tecnología digital imponía en la redacción, producción y emisión gracias a su gran corazón y capacidad organizativa y de mando.

Condujo con éxito las negociaciones entre la radio pública Eusko Irratia, empresa pública que compró a la Caja de Ahorros Municipal y Monte de Piedad de VG, la emisora fundada por el vitoriano Hernández Peña. Pines formó parte del equipo de trabajo de los años 70 y 80, con históricos de la radio local como Mari del Val, Judit Cobo, José Mari Sedano, José Mari Frutos, Jesús Escaño, Javier Cameno, Marian Bizkarra, Aurora Nieto, Rosa María Manero, Luis María Aramburu, José Luis Garrido, José Mari Fernández y algún otro nombre que seguro se me escapa y pido por ello perdón, y que supieron sobrevivir frente a las grandes cadenas radiofónicas en su pelea por la audiencia y la facturación publicitaria.

Se nos ha ido la voz de las mañanas de la programación de Radio Vitoria con su magacine Álava buenos días. Vitoriana fervorosa, alavesa de profundas raíces convirtió su trabajo en divulgación, defensa y exaltación de los valores e iconos más representativos de Araba.

Maestra de periodistas, en sus manos se ha forjado una larga cadena de profesionales radiofónicos desperdigados en variados campos de la actual radio. Sintió la radio, experimentó el calado radiofónico de la simpatía, la educación y el buen hacer ante el micrófono con conocimiento aquilatado de los contenidos a tratar, y por ello se convirtió en la voz de radio vitoria.

Se nos ha ido la golondrina de la radio, una mujer valiente frente al micro y decidida en el decir y hacer. Se nos ha muerto María Ángeles Cobas. Su voz perdurará para siempre en los pliegues de las ondas hertzianas. ¡Goian bego!

Y por su parte José Ángel Martínez Viguri en El Correo:
Todas las mañanas, temprano, su característica voz se colaba a través de las ondas en muchísimos hogares vitorianos y alaveses, cuando la radio era parte indisoluble de la cotidianidad. Un rito. Sus delicados pulmones, los que le proporcionaron ese tono tan cercano, tan familiar durante décadas, dejaron de respirar el viernes. A los 83 años. La voz de la locutora y periodista María Ángeles Cobas, Angelines para sus oyentes y para todos, se apagó por la tarde en su domicilio de Vitoria, sobre la cama en la que descansó las últimas semanas de su vida, muy fatigada, en retirada.

Su compañero, amigo y confidente Javier Cameno pudo despedirse de ella. Como otras muchas mañanas, a eso de las once, acudió a visitarla a su casa sin sospechar que sería la última. «Estaba ya muy malita, con un hilo de respiración. Pero cuando le han dicho: ‘mira, Angelines, ha venido Javier’, ha movido los ojos», relata a El Correo el también periodista. Ambos, curiosamente, recibieron el Celedón de Oro el mismo año, 2002.

En el caso de Angelines no fue una fecha cualquiera. Fue la de su retirada profesional después de 46 años de radio. «Con ustedes, amigos oyentes, la emisora EAJ-62 Radio Vitoria», decía su voz amable, una entre las varias de aquella época de la emisora local. Compartieron programas también Judith Cobo, José Mari Sedano, José Luis Lafuente y José Mari Frutos.

«En nuestra cita diaria con los oyentes llega ‘Álava, buenos días’», anunciaba Angelines a través del micrófono, que lo dominaba, cada mañana cuando arrancaba con su programa, su magazine, acompañado de esa música tan singular, tan alavesa compuesta por Carmelo Bernaola.

«Era muy cercana, muy buena, muy alavesa, muy vitoriana…», ensalzan quienes la trataron durante años. Ella también se atribuía cierta timidad, curiosamente. «Empecé a saco, con 18 años. Pasé una prueba y me cogieron para sustituir a Judith Cobo, que se casaba», declaró Angelines en una entrevista concedida a El Correo con motivo de su jubilación el 27 de febrero de 2002. «Al principio tuve que hacer de todo: informativos, cultura y deportes. Había estudiado Bachillerato y Comercio, pero de cría me escapaba con las amigas a una emisión titulada ‘Chavales’. Así comencé a recitar. Antes de entrar en la radio ya me había puesto frente a un micro». En el momento del adiós, de su última intervención en antena, se sintió feliz, reconfortada. No en vano, como confesó, «he entrado en sus casas (las de los oyentes) a diario y me han recibido y llamado como si me conocieran de siempre. La voz se les ha hecho familiar, ha formado parte de la vida de muchos vitorianos».

De aquellos años mágicos guardaba infinidad de recuerdos, anécdotas, cascarrillos… El que más gracia le hacía comentar tenía que ver con el momento más vitoriano de cada año. La tarde del 4 de agosto. «Desde la emisora nos inventábamos las retransmisiones del chupinazo». Y eso que los locales, en los años 50-60, estaban bien cerca de la plaza de la Virgen Blanca. «Un locutor se ponía ante el micro y con la mano y la boca simulaba el ascenso del cohete. Otro dejaba caer la tapa de un piano de cola que había en la emisora y así sonaba el estruendo del chupín. Entre todos hacíamos el murmullo de la gente en la plaza sin salir del locutorio». Y se carcajeaba al contarlo.

María Ángeles fue una mujer hiperactiva. Concejala del Ayuntamiento de Vitoria entre 1974-1979 y teniente de alcalde, fundó la Asociación de Donantes de Sangre de la Seguridad Social, ejerció de vicepresidenta de la Asociación de Amigos del Aeropuerto de Foronda, voluntaria de Manos Unidas y pregonera de San Prudencio’94.

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