‘Estirando el chicle’, un podcast que habla de lo que hay que hablar

Alba Cidoncha escribe en Diario de Navarra que son carismáticas, divertidas y también necesarias. A veces, en su podcast, se hacen llamar Tronchi y Monchi, pero nunca queda claro quién es quién. Se trata de Carolina Iglesias (Oleiros, La Coruña, 8 de agosto de 1993) y Victoria Martín (Madrid, 7 de noviembre de 1989). Son cómicas, guionistas, creadoras de contenido -entre otras cosas- y ahora están en los oídos muchísimas personas gracias a su podcast Estirando el chicle, que en octubre de 2021 recibió el Premio Ondas al Mejor podcast o programa de emisión digital. Estuvieron con su espectáculo el domingo pasado en el Baluarte.



Ambas aseguran que este reconocimiento no ha cambiado su forma de ser. Lo que sí ha conseguido “es tener más facilidad para que las invitadas vengan al programa”, reconoce Victoria Martín.

Y es que durante las cuatro temporadas que llevan de emisión (obviando la primera, donde eran ellas dos, Susana Novo (Comunicación y redes), Nacho P. Pardo (Productor y pareja de Victoria) y un cirujano -“que fue mi idea y pido perdón, porque todo lo que es mi idea, a veces, es mal”, comenta entre risas Martín-) a su programa solo han asistido invitadas.

Rostros conocidos y variados, desde el mundo del arte hasta periodistas o creadoras de contenido. Este último con Karina, donde hacen un repaso de su trayectoria como profesional y como persona.

UN ESPACIO SEGURO

  • Pero, ¿qué hace que tanto invitadas como presentadoras se sientan tan cómodas para hablar de ellas mismas?
  • «Se crea un lugar seguro porque empatizas con lo que la otra persona está contando”, explica Carolina Iglesias.

Para ellas llegar a esto ha sido “algo natural, no una estrategia pensada”, añade. La gallega se pregunta: “¿Cómo soy capaz de hablar con una persona que acabo de conocer?”. Ella misma encuentra la respuesta: “Porque hablas de cosas que te tocan directamente como mujer, aunque vengamos de lugares diferentes”.
Ambas inciden en que ellas son las “primeras” que cuentan sus cosas. “Nos exponemos, de hecho, podríamos exponernos un poquito menos”, subraya divertida Iglesias.

MANOLI ‘LAS CHAPAS’
“Revisamos el programa antes de que salga, pero me empiezo a agobiar y a rayarme. Más tarde digo que está bien, pero me agobio muchísimo. A veces digo muchas idioteces. Soy un cuñado. Luego hablo de lo malo que es el heteropatriarcado, pero si es que yo soy el germen, quiero decir”, bromea Victoria Martín. “Aquí, Manoli La Chapas, que luego lo quiere quitar todo”, señala Carolina Iglesias divertida.
La madrileña cuenta que en estas ocasiones intenta hacer un “esfuerzo y un ejercicio de analizar si está bien o mal” lo que dice, pero hay otras cosas que “son tonterías de la propia comedia”. Martín confiesa entre risas que ella le pasa las preguntas “más comprometidas para la invitada” a Carolina, “que es quien se come siempre el marrón”.
Ponen el ejemplo del programa en el que invitaron a Manuela Carmena. “Cuando preparamos el guion pensamos en hablar de sexo con ella, pero Carol me preguntó a ver si me iba a atrever a hacer esa pregunta y le dije que no se preocupase, pero cuando entramos en harina… Le comenté que había una cosa de la que queríamos hablar, pero lo iba a contar mi compañera, retransmitiendo desde Pamplona, Navarra”, ríe a carcajada Victoria Martín.

LAS VITO CORLEONE
“Nosotras somos las Vito Corleone de la comedia, hemos creado una especie de cosa endogámica porque, al final, hemos contado con nuestras amigas”, compara Martín.
No siguen un patrón concreto, unas veces se escoge el tema en función de la invitada y viceversa. “Antes lo pensábamos en función de las amigas que teníamos y que nos encajaban”, recalca Carolina Iglesias. “Se nos han acabado las amigas”, agrega Victoria Martín.
Todas las que tienen, bromea Carolina, “ya trabajan en el programa”. Aunque advierte que, “porque es un podcast de Internet, que si llega a ser un programa, meto a todas”. “Hasta a nuestras madres”, le responde Martín.

No deja de ser un espacio muy escuchado y comentado, también entre sus compañeros de profesión. “Tenemos amigos y compañeros en la comedia que lo son de verdad, incluso algunos que no conocíamos como Luis Piedrahita o Goyo Jiménez, pero sí que siento que otros tratan de justificar lo bien que nos va diciendo que estamos de moda, o con que somos mujeres, y que ahora eso es algo que está de moda. Tanto ellos como instituciones. No pueden pensar que nos va bien porque lo podemos hacer bien”, opina Iglesias. Martín está de acuerdo en que esto pasa, “no de manera personificada, sino de manera más global en la industria”.
Empezaron este viaje durante la cuarentena de 2020 como una “autoproducción que hacían cuatro matados, que se publicó en YouTube y es lo que sigue siendo, lo que pasa que ahora lo escucha más gente”, dice Iglesias. Pero además, lo que no le parece “de recibo es que parte de la industria, por supuesto lo mínimo, haga de menos nuestro trabajo porque se ha hecho conocido. Porque lo que hemos conseguido, lo hemos hecho con trabajo, y es lo que hay”, defiende.

ES COMEDIA
Dada la repercusión del podcast, la exposición pública de ambas ha ido in crescendo. “En general, a todas las mujeres, en todos los ámbitos, se les pide que se posicionen, porque siempre es mejor tener a una mujer como persona a la que disparar. A ellos nunca les piden explicaciones”, sentencia Martín. Continúa: “No digo que se las pidan a ellos, no deben pedirlas. Pero a nosotras nos exigen hablar de unos temas u otros. A lo mejor no me posiciono, incluso en redes sociales, porque no tengo ni idea, y eso es lícito también, porque es un programa de comedia”, argumenta la cómica madrileña.
Carolina Iglesias, por su parte, piensa que puede “que no te apetezca recibir todo ese odio innecesario por salud mental”, porque cuando hay que posicionarse es “porque hay dos extremos muy enfadados, y cualquier opinión general el rechazo de la otra parte”, señala. Las cómicas terminan asegurando que su público es “muy respetuoso, y que a todas sus invitadas las han recibido con muchísimo cariño”.

68515