Carlos Llamas, director de ‘Hora 25’ entre 1992 y septiembre de 2006, forma parte de la historia del programa. Llamas, que ganó un premio Ondas al Mejor Programa de Radio en 1998, falleció en 2007 a causa de un cáncer. Sin embargo, su recuerdo continúa vivo y así ha quedado reflejado en el 50 aniversario de ‘Hora 25’, donde se le ha rendido un emotivo homenaje.
Su hija, Laura Llamas, ha recordado entre lágrimas el legado que ha dejado su padre: «Es alucinante como pasan los años y se sigue recibiendo el mismo cariño que al principio. Han pasado 14 años y parece mentira».
Sobre si todavía escucha los programas que dirigía él, Laura ha sido clara: «Sí, me los pongo. Sobre todo gracias a la gente que me lo manda y me dice, he escuchado esto y me he acordado de tu padre y me parece muy bonito. Yo se lo enseño a mi madre y a mi hermano y es un momento muy bonito. Son 14 años y le tenemos presente todos los días, tanto nosotros como vosotros».
Además, guarda muy buen recuerdo del trabajo en equipo y lo importante que era para su padre: «Desde pequeña, nos inculcó a los dos el trabajar en equipo. Es decir, siempre va a haber un líder, pero nunca va a ser nadie sin sus compañeros. Él mismo decía que sin sus compañeros ese programa no podía emitirse nunca y él no sería nadie».
Para recordarlo también han acudido varios periodistas que trabajaron con él, como Javier del Pino: «De primeras era muy seco, uraño. Era de las personas con las que había que rascar un poquito para conocerle». Sin embargo, Toñi Fernández ha destacado que «vivió una de las mayores transformaciones personales que he visto en mi vida. De ser ese tipo reservado, pasó a ser alguien que iba diciendo te quiero cada vez que tenía oportunidad».
Además, Fernández ha señalado. «Lo peor que le podías decir un día, a cualquier hora, era mañana desayunas con el presidente del Gobierno. Lo odiaba».
Por su parte, Pedro Blanco ha explicado el legado que le dejó Carlos Llamas: «A mi me enseñó a respetar mucho esta profesión y también a no tomárselo con solemnidad. Había que creer en esto pero no había que creerselo. Y lo intentado llevar siempre dentro».
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