El Ayuntamiento de Madrid quiere recuperar la frecuencia en la que emitía M21 Radio

M21 Radio

Guillermo Martínez escribe en elconfidencial.com que emisoras piratas ocupan el dial. El Consistorio tiene varios proyectos encima de la mesa para valorar qué emitir, aunque de momento el equipo municipal prefiere no dar más detalles.



No saben quiénes son, ni a quién se dirigen exactamente, pero les han robado su radio. Eso es lo que ha sucedido con la frecuencia 88.6 de Madrid, propiedad del Ayuntamiento de la capital. En desuso desde que las emisiones terminaron con la llegada de la nueva corporación presidida por José Luis Martínez-Almeida, los ecos de la antigua M21 de Manuela Carmena aún sobrevuelan en las ondas. El alcalde la definió como “un chiringuito” que costó seis millones de euros para una audiencia de 400 personas, unas cifras desmentidas con rotundidad por el director de M21, Jacobo Rivero. Sea como fuere, el Consistorio no puede hacer uso de esa frecuencia ahora pirateada para desarrollar, según confirman, los diferentes proyectos que tienen encima de la mesa.

Los hechos fueron denunciados en octubre de 2021 ante la Guardia Civil. Cuatro meses después, ya en 2022, el Ayuntamiento volvió a reiterar su denuncia para liberar ese espacio radioeléctrico de una emisora pirata. Asimismo, dieron traslado a la Comunidad de Madrid, competente del espacio radioeléctrico, y a la Jefatura Superior de Telecomunicaciones del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en la que se ubica la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, lo que no deja de ser una muñeca rusa de diferentes administraciones en diversos niveles territoriales. En el Área de Economía del Ayuntamiento se afanan en desligar lo que ocurre actualmente en la frecuencia 88.6 de la FM con el pasado de la emisora, uno de los proyectos estrella de Carmena. “Nosotros somos los propietarios, quienes hacemos las gestiones con el Ministerio, pero ni tenemos la competencia sancionadora ni inspectora, ya que ambas recaen en la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones”, arguyen. La ocupación, así pues, se materializa en la escucha de contenidos emitidos por individuos aún desconocidos para esta Administración. Tampoco hay nada claro al respecto, pues dependiendo de la zona en la que estés de la ciudad se escucha una cosa u otra, y de la capacidad de emisión del pirata. No pasa en todo Madrid ni pasa constantemente.

Un nuevo uso para la 88.6
La finalidad que persiguen desde el Ayuntamiento es liberar la emisora para poder hacer uso de ella, aunque nada relacionado con una radio: “Hay varios proyectos que aún estamos valorando para saber qué vamos a emitir”, aseguran desde el Área de Economía, aunque evitan dar más detalles al respecto.

La Comunidad de Madrid es otro de los peldaños de la escalera. Desde la Consejería de Administración Local y Digitalización, en concreto desde el Área de Transformación Digital y Telecomunicaciones, aseguran que no están llevando a cabo ninguna acción para devolver la frecuencia a sus legítimos dueños, y aseguran que “el Ayuntamiento de Madrid sigue abonando las tasas anuales de uso del espacio radioeléctrico”. Preguntados por actuaciones concretas, desde la Comunidad señalan a la Jefatura Provincial de Telecomunicaciones de Madrid, que a su vez depende del Ministerio ya mencionado. Pero hablar de la 88.6 de la FM en Madrid no deja de evocar su pasado. Jacobo Rivero fue el principal promotor de M21, tal y como denominaron a la radio pública municipal. Él llegó en julio de 2015 y dejó de ser director en enero de 2019, cuando entraron las dos ganadoras del concurso público que se realizó para la gestión. “Queríamos seguir la estela de lo que fue Onda IMEFE con Álvarez del Manzano en la alcaldía, crear una radio municipal que comunicara noticias de la vida diaria”, agrega el propio Rivero.

El inicio de M21
Desde su equipo se olían lo que podía venir, y vino, después. “Por eso nos reunimos con todos los partidos políticos que había en el Ayuntamiento entonces, para no entrar en conflictos, y decidimos darle un carácter netamente cultural. Intentamos poner en valor a los creadores de la oferta cultural de la ciudad en todos los aspectos, también en aquellos aparentemente menos mediáticos”, continúa el antiguo director. El proyecto, además, tenía una doble vertiente muy ligada a la formación. “Pasaron 241 personas por M21 gracias a programas de formación europeos y becas con diferentes universidades de Madrid, también privadas”, recuerda Rivero. El PP, aún en la oposición, cuestionó el proyecto, a pesar de que Esperanza Aguirre expresara su apoyo al inicio, según cuenta el exdirector de la emisora.

“Se emitieron miles de horas y tan solo recuerdo un problema, cuando a Macri le entregaron la llave de oro de la ciudad y se criticó, pero inmediatamente les dijimos a los conductores de ese programa que no lo podían editorializar al ser un medio público”, recuerda Rivero. Los programas, además, pasaron de 47 al inicio a los 80 del final. Él mismo aporta más cifras: “En formación pasarían unas 300 personas, y como puestos de trabajo estructurales había ocho hasta que todos ellos salieron a concurso público que apadrinaron Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo”.

Guerra de cifras
El proyecto comenzó el 1 de julio de 2015, pero hasta septiembre de 2016 no empezaron a emitir. Previamente, habían tenido que preparar el espacio. Todo ese desembolso es una parte de la cantidad invertida que censura el PP, tal y como apuntan desde su Área de Economía: “Fueron seis millones de euros en pago de programas, equipos, técnicos y adecuación de los estudios”.

Rivero responde: “Nosotros pagábamos entre 125 y 350 euros por programa emitido a sus conductores, y lo normal era un programa semanal. Luego se igualó en 225 euros”. El antiguo director niega que el coste ascendiese a 6 millones de euros y también desmiente los datos de audiencia que apuntaban a sólo 400 oyentes. En cuanto a este último factor, Rivero recuerda descargas de podcast que superaban las 20.000. “Todo eso lo podríamos comprobar si el archivo de M21 estuviera accesible a la ciudadanía, pero también lo cerraron”. Años después, Rivero guarda con un “inmenso cariño” la experiencia e insiste en que el cierre de la emisora fue un «ejercicio de censura». «Los programas se plantearon desde la auténtica honestidad y, sobre todo, como la idea de servicio público”, defiende.

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