Una de las voces más recordadas de los primeros años de la democracia recuerda la importancia de estar «todo el día con las unidades móviles en la calle».
Noventa años está cumpliendo Radio Granada. Y si esta institución es la suma de todas las voces que por aquí pasaron, la de Diego Oliva emerge con juventud y fuerza en un contexto crucial para entender la historia de un medio resiliente como ninguno, que ha virado y revirado tantas veces como ha hecho falta gracias a la enorme capacidad de estar presente, de estar pegado a la calle como parte de los acontecimientos que narra. Y ahí estaba el joven Diego (Granada, 1961), bisoño por fuera y guerrero por dentro, transmitiendo la emoción del narrador cuyos miedos y deseos coinciden con los de una sociedad que despierta entre la cautela y la energía del descubrimiento primero.
Sigue manteniendo Diego la química incontenible con el micrófono, voz fluida y verso fácil. Maneja los tiempos y el tono, la inflexión y la cadencia, esa elegancia singular tan suya que a veces dibuja algún trazo que conecta con Jesús Hermida. Disfruta. Está en el patio de la que fue su casa durante más de una década antes de marcharse a Antena 3 Radio y de emprender luego una carrera por la comunicación corporativa que le llevó a Caja Rural, primero, y a CajaGranada -en sus mejores años-, después.
Durante la entrevista, Diego Oliva, que mantiene la belleza serena de los tiempos que fueron, repasa momentos históricos vividos en la entonces recién creada redacción de Informativos de Radio Granada, como el golpe de estado de febrero de 1981. Tiene claro que «Radio Granada revolucionó la antena creando una redacción de Informativos» en cuanto la ley lo permitió, y destaca la sensibilidad y empatía de esta institución por su gran vocación de servicio que se materializaba constantemente «con las unidades móviles todo el día en la calle». También agudiza la mirada hacia la Granada actual, siempre crítica y comprometida.
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