Currante, amable y de mente abierta: Constantino Romero, la voz inmensa que eclipsó al gran actor

Constantino Romero

Uppers.es publica que el 12 de mayo de 2013 fallecía Constantino Romero, uno de los presentadores de televisión más populares y uno de los dobladores más carismáticos de nuestro país: Darth Vader, Mufasa, Clint Eastwood, Roger Moore, Sean Connery o Arnold Schwarzenegger son algunos de los ‘grandes’ del cine que los españoles conocimos a través de su voz.



Cinco meses después de jubilarse
Romero desarrolló una de las carreras más completas del mundo del espectáculo: presentador, actor de doblaje, periodista, locutor y actor en películas y obras de teatro de autores conocidos.

Murió en Barcelona, a los 65 años, a causa de una enfermedad neurológica, apenas cinco meses después de anunciar su jubilación tras 47 años en los medios. El 12 de diciembre de 2012 el presentador se despidió de sus fans a través de su cuenta de Twitter: «Ahora jubilación. Gracias por el afecto. Han sido 47 años de trabajo. Y toda una vida. Radio, TV, teatro, doblaje. Ha valido la pena. Un abrazo. That’s all folks!!», añadió.

Criado en Barcelona
Aunque vivió la mayor parte de su vida en Cataluña, nació en Alcalá de Henares, donde su padre trabajaba como funcionario de prisiones, en 1947. Tras pasar su primera infancia en la localidad madrileña, con frecuentes escapadas a Chinchilla (Albacete), la tierra de su madre, se trasladó a Barcelona junto a su familia cuando contaba nueve años.

Inició su carrera profesional como locutor de radio, primero en Radio Barcelona, en 1965, y más tarde en Radio Nacional de España. En esos años, conoce a Mario Gas y empieza a participar en en montajes no profesionales de textos como ‘Historia de una escalera’, de Antonio Buero Vallejo, entonces un taquillazo teatral; ‘Llama un inspector’, de J.B. Priestley, y ‘Deja que los perros ladren’, de Sergio Vodanovic.

Estrella del doblaje
El doblaje procuró los mayores éxitos profesionales de Constantino Romero. Como actor de doblaje, encarnó a actores de primera línea, desde Roger Moore a Clint Eastwood, pasando por Arnold Schwarzenegger o Sean Connery, además de su trabajo en ‘La Guerra de las Galaxias’, dando voz a Darth Vader; a Mufasa, de ‘El Rey León’ y al juez Frolo de ‘El Jorobado de Nôtre Dame’.

Aún hoy, las redes sociales le recuerdan como el mejor actor de doblaje de todos los tiempos. Maruja Torres va aún más allá, alabando el carisma de su voz.

Televisión: grandes concursos
Fue en 1985 cuando dio el salto a la televisión con ‘Ya sé que tienes novio’. La popularidad le vendría poco después, al ponerse al frente del concurso ‘El tiempo es oro’, entre 1987 y 1992. Fue también presentador de ‘Pasapalabra’. En 2002 fue fichado por Castilla-La Mancha Televisión, donde condujo numerosos espacios.

Fue el narrador de galas y grandes eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y la histórica boda de Carlos de Inglaterra y Lady Diana Spencer. Además, fue la voz de muchísimos anuncios.

Cine: su pasión por el cine negro
La interpretación fue otra de sus grandes pasiones. Como actor participó en las películas ‘La verdad oculta’, dirigida por Carlo Benpar, y ‘Dí que sí’ (Juan Calvo).

El cine negro fue el género en el que se sintió más cómodo. Así, trabajó en ‘Olimpicament mort’, donde encarnó el papel del detective Pepe Carvalho; ‘Lola’, de Bigas Luna; ‘La veritat oculta’, de Carlos Balagué, o, más recientemente, ‘Héroes’, de Paul Freixas.

Teatro: cuando la voz pudo con el actor
Era lo mejor de él. Pero también le impuso ciertas limitaciones. El poder de la voz de Constantino Romero, tan importante en los actores, canibalizó la que podría haber sido una inmensa carrera actoral. Aún así, participó en importantes montajes teatrales, como su debut en ‘La ópera de perra gorda’, título de Bertolt Brecht y Kurt Weill, con el que Mario Gas, su amigo de la adolescencia, se consagró.

Otros importantes trabajos teatrales fueron el musical ‘Sweeney Todd’, de Stephen Sondheim, y ‘A Little Night Music’, otro musical, género con el que Romero se sentía especialmente cómodo.

No solo musicales
También se atrevió con otros géneros teatrales. Romero recibió muy buenas críticas por su trabajo en ‘No Hay Burlas con Calderón’, un ejercicio de estilo creado por Ángel Facio con el Centro Dramático Nacional en el que la acción de las obras de Calderón de la Barca se trasladaban a finales del siglo XIX, época dorada del vodevil.

Uno de sus últimos trabajos escénicos fue en ‘Beaumarchais’, de Sacha Gitry, bajo las órdenes de José María Flotats, obra en la que se convirtió en Benjamin Franklin y también en Campistron, presidente de la Académie Française. Además, intervino como narrador en ‘Ai Malvina’ (Recital de Dame Gweneth Jones), en el Liceo de Barcelona, y en ‘Pedro y el Lobo’, de Prokofiev, con dirección de Sergiu Comissiona, en el Teatro Monumental de Madrid.

«Cuando el amor acaba…»
A Constantino Romero no se le acabó el amor. En 1974 se casó con Joana Vilá, con quien vivió hasta su muerte. Los que le conocieron dicen de él que era una persona amable, profesional, incansable (solo hay que ver su ficha de trabajo) y con los pies en la tierra. Nunca se le subieron los humos ni cayó en la tentación de creerse como los los personajes a los que interpretaba, ya fuera con todo su cuerpo o solo con su prodigiosa voz.

Pero sí le gustaba recordar la frase de su personaje en ‘La Ronda’, en la que participó nuevamente dirigido por Mario Gas. «El pasado no existe; el futuro es incierto; el presente, evanescente, y el amor, cuando se acaba… se acaba», decía a menudo. Además del cariño del público, que permanece hasta hoy, Constantino Romero ganó una Antena de Oro y dos TP de Oro. En 1975 la Cadena SER le calificó como «la Voz de España». Y hoy, casi todos los que le recordamos seguimos pensándole así.

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