Carmen del Monte, repasa su trayectoria en Radio Andorra y Radio Intercontinental

Lydia Linares (izq) y Carmen Del Monte (dr)

Su primera noche en antena fue la del 15 de diciembre de 1953. Durante seis temporadas fue la voz de «El Concierto de los Radiooyentes«, el programa bandera en los años dorados de la emisora. Después desfiló por Radio Intercontinental, Radio Exterior de España y Radio Nacional de España, ahora ya con su nombre real, Carmen Alonso (Madrid, 1934). Será una de las históricas que el 7 de agosto asistirá al 80 aniversario de la emisora. Un lujo.



A. Luego le ha entrevistado para bondia.ad:

  • Tenía que venir su hermana, y vino usted ¿Como se explica esto?
  • Efectivamente, Amparo, mi hermana mayor. Resulta que se había prometido con Luis Gasulla, un célebre locutor de Radio Barcelona y naturalmente no podía irse. Así que me hicieron la prueba a mi. En la delegación de Radio Andorra en Barcelona, que se llamaba 7 Roc. Había hecho cursos de locución y me cogieron a mi.
  • ¿Subió para incorporarse directamente al «Concierto de los Radiooyentes«?
  • Era el único programa en castellano que había en la parrilla. El resto eran en francés. Te elegían por la voz, como es lógico, era necesario un cierto aire, una cierta gracia para decir aquello de “Aquí Radio Andorra, emisora del Principado de Andorra”. Con musicalidad y con una sonrisa de oreja a oreja. Si no, no salía. Lo que no recuerdo es el nombre de la locutora a quien vine a sustituir.
  • ¿El nombre artístico, sugerencia de Trémoulet?
  • No se si fue él. Pero si que el director, dijo algo así como: “Carmen…, Carmen del…, Carmen del Mooonte!”. Como usted quiera, le dije. A ellos les convenía, porque como recibían miles de cartas, cada una con su billete de cinco pesetas, si venían con el nombre artístico quería decir que no eran correo personal, sino de la emisora.
  • ¿Miles de cartas, dice?
  • Y tanto. Con la canción que querían dedicar: Soy mineeero…, de Juanito Valderrama. Madre mía, que hartón de escucharla me pegué. Como El Sitio de Zaragoza, Su primera comunión… Piensa que había centenares de miles de emigrantes españoles dispersos por Europa, y que dedicarles una canción era una forma de contactarlos. Un día de San José acabamos a las seis de la madrugada, desde la diez de la noche, sin parar. Era una barbaridad: “Escucharemos a continuación El emigrante”, e inmediatamente después, las dedicatorias. Páginas y más páginas. Para el Pilar también se producían fenómenos así.
  • A duro por dedicatoria, aquello debía ser una máquina de hacer dinero.
  • Había programa cada día de la semana, incluso sábado y domingo. No se paraba nunca. Imagínate…
  • ¿Debía presentar otros programas, supongo?
  • Y tanto. Propusimos hacer un espacio dramático: Novela seriada, con la Editorial Molino. Escenificábamos ni más ni menos que Las Aventuras de Guillermo, entonces leidísimas. Yo hacía de Guillermo. Después también presenté «Club de Amigos de Radio Andorra«, que tenía incluso una edición en papel.
  • Cuando escuchamos hoy a los locutores de aquella época nos parecen estiradísimos
  • Eso era en las emisoras españolas. En Radio Andorra la inmensa mayoría de los locutores eran franceses, y tenían un estilo modernísimo, alegre, ágil y desenfadado que se te contagiaba rápidamente. Paul Servant, por ejemplo, que era el jefe de programas, un hombre extraordinario de quien aprendí muchísimo.
  • Por no hablar de William Danjon, que decía que no se había atrabancado nunca al micrófono. Pero quizá exageraba.
  • En absoluto. Ni una sola vez. Y no era fácil. En cierta ocasión, cuando recitaba la letanía de dedicatorias, había una que venía de un pueblo compuesto. En fin que terminaba con una cosa así como «cojón». Me dió un ataque de risa que no podía parar. Bajó el director a reñirme desde el control. Pero no había manera. Madre mía. Pero volviendo a William, era un hombre elegantísimo, cosmopolita, todo amabilidad.
  • Hay también fotos de los estudios llenos de fans, que observan a los locutores como si fueran estrellas. Se conviettieron ustedes en ganchos turísticos.
  • Piensa que eramos la voz y también la imagen de Radio Andorra. Publiamos al Roc de les Anelletes, con unas vistas estupendas. El estudio grande lo acondicionaron donde había estado el comedor del Hotel de France. Muy bien, por cierto. Era una sala enorme, con la mesa para dos locutores, el francés, que terminaba a las diez de la noche, y el español, que le tomaba el relevo. Y el gong, claro. Y detrás los ventanales, las cabezas de los turistas que habían subido a vernos.
  • Usted y Lydia Linares salen en todas las postales de la época
  • En una ocasión vinieron desde Australia para hacernos un reportaje, porque en onda corta se escuchaba Radio Andorra al otro lado del mundo.
  • El pastor alemán que aparece en las fotos, con usted y Lydia, ¿de donde sale?
  • Se llamaba «Aquí», ya ves, y vivía con la Sra. Maria, que cuidaba el edificio. Pero en el estudio no entraba, no creas.
  • La sintonía ¿la decian en directo o estaba grabada?
  • En directo, directísimo. Pero te explicaré una cosa: Cuando en 1955 enterraron en la Cava de La Tour d’Argent, el histórico restaurante de París, una cápsula del tiempo con gadgets de celebridades de la época -unas zapatillas de la bailarina Ludmila Rcherina, y una carta de Colette, y cosas así- también añadieron una grabación del “Aquí Radio Andorra, emisora del Principado de Andorra…”.
  • Se quedó hasta 1959. ¿Y después?
  • Trémoulet me propuso is a Radio Intercontinental, en Madrid, que tenía a medias con Serrano Suñer, el cuñado de Franco. Tenían que ser dos meses, y me quedó toda la vida. En Radio Intercontinental coincidí con Ángel De Echenique, una de las voces estrella de la radio de la época.
  • ¿La recordaban de su paso por Radio Andorra?
  • Yo ya había recuperado mi nombre, Carmen Alonso. Así que no me relacionaban con Carmen del Monte. Pero aún hice durante un tiempo unas entrevistas a celebridades de la época que se emitían por Radio Andorra: desfilaron los toreros Bienvenida, Estrellita Castro, Paco Rabal, que estaba enfermo y me recibió en su casa: le hice la entrevista en la cama.
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