Carles Cuní (Grup Flaix): «Flaix FM está más orientada a las clases medias, medias-bajas»

Carles Cuní

Vicent Sanchís le ha entrevistado para elmon.cat: En el paseo de Gràcia de Barcelona, ​​en un edificio sólido y privilegiado, se encuentran las oficinas y la redacción del Grup Flaix, una empresa de éxito, con dos emisoras musicales que hacen agujero entre la gente joven desde hace tres décadas.

El 1 de noviembre Radio Flaixbac cumplirá treinta años
Flaix FM y Ràdio Flaixbac son como los viejos bolígrafos BIC naranja o cristal. Dos trazos y un estilo. El local es de propiedad y la empresa es solvente, en un ecosistema, el catalán, cargado de puñetas y precariedades. El grupo nació en Terrassa y se fue esparciendo en doble dirección, de norte a sur. Hace treinta años.

En el gran local del paseo de Gràcia está, de vez en cuando, pero más de lo que dice, Carles Cuní, que hace tiempo compró las acciones de las que se desprendió Miquel Calçada, su socio desde el primer momento. Ambos habían cabalgado juntos desde que Calçada tuvo la ocurrencia de pedir a los propietarios de Baqueira/Beret que les cedieron la explotación de la emisora ​​de radio de la estación de esquí. Ahora no se hablan.

Carlos es hermano pequeño de Josep Cuní, dos nombres para la historia radiofónica de Catalunya, y se hizo conocido y celebrado presentando el programa La nit dels ignorants en Catalunya Ràdio durante nueve años. Un largo camino con rosas constatables y pocas espinas, a pesar de que él comienza y termina la entrevista remarcando que lo suyo no es fruto de la vocación; que, en la radio, sólo ha buscado siempre ganarse la vida. Carles tiene unos ojos azules furones y una sonrisa permanente y travieso. El propietario del Grup Flaix no delata precariedades ni está por puñetas.

  • ¿Qué es para usted la radio?
  • Una forma de ganarme la vida.
  • ¿Sencillamente?
  • Sencillamente.
  • ¿No le despierta ninguna adhesión, ninguna pasión, ningún vicio añadido?
  • Nunca he tenido una relación pasional con el medio. He mantenido siempre una relación estrictamente profesional. A diferencia de otros compañeros apasionados…
  • Muchos. Todos los que he entrevistado en esta serie.
  • Escucha, si mantienen ese tipo de relación, mejor para ellos o peor para ellos, no lo sé. En mi caso, de verdad, siempre lo he visto como un modus vivendi. Toda la vida.
  • Y eso que se estrenó de jovencito…
  • Empecé muy jovencito, sí, en Ràdio Terrassa…
  • Debía llevar calza corta todavía.
    -Año 81. Con veinte añitos. No, calla, con diecinueve. Pero eso no fue vocacional. Yo estudiaba periodismo en la Autónoma y…
  • ¿Por qué?
  • Buena pregunta. Pues tampoco lo supe bien…
  • ¡Qué determinación!
  • Seguramente porque tenía una visión perversa o mitificada de su profesión. De todas formas, en primer lugar, fue por descarte. Nunca me he sentido de ciencias. Por tanto, debía ser de letras. Dentro de las letras, la literatura, el derecho, todas estas cosas, no me llamaban para nada la atención, y me pareció que lo del periodismo podría ser divertido. Y ya lo he dicho, tenía una visión muy sesgada de los corresponsales de la guerra. Creía que lo que a mí me gustaría sería dar la vuelta por el mundo explicando los conflictos a la gente. Me apunté a periodismo por esta visión digamos mitificada de la profesión. Cuando empecé a estudiar la carrera empecé también a trabajar en prensa escrita, que es lo que siempre pensé que tenía que hacer. Probablemente también -y eso no sé si debería ir al psiquiatra u otra cosa de éstas-, porque, como ya había un precedente en mi familia, que es mi hermano mayor y que se ha dedicado a ello desde mucho más joven que yo y, además, llevamos muchos años, la radio en casa formaba parte del mobiliario. Quizá por eso el medio nunca me había llamado la atención, porque ya había uno de la familia que se dedicaba a ello.
    Yo estaba estudiando primero de periodismo en la Autónoma y hacía prácticas en distintos periódicos. En aquella época empecé en El Noticiero Universal, en Europa Press, en la corresponsalía del Maresme, en El Correo Catalán, haciendo de corresponsal en mi pueblo, Tiana, en Montgat, Masnou, Alella, Teià… Aquel verano mi hermano mayor había ido a comer con el director de Radio Terrassa, emisora ​​de la Cadena SER, y le dijo que buscaban a un periodista para hacer la sustitución estival en los informativos. Fui, pero para hacer de periodista. No por hacer de locutor, ni de realizador, ni de presentador. En esa época todavía tú redactabas las noticias y las leía un locutor profesional. Entonces me pregunté que quien leería mejor lo que yo había escrito que yo mismo. Me enseñaron la técnica del locutor y acabé leyendo mis propias noticias.
  • ¿Ahora escucha la radio?
  • ¿Ahora escucho la radio? Sí.
  • ¿Qué emisoras?
  • Soy oyente de radio en el coche. De siempre. De jovencito, en casa, si la radio estaba puesta, era porque la había puesto en marcha mi madre o quien fuera. Nunca he sido oyendo de radio en mi casa. Ni en el trabajo. Ahora subo al coche y por defecto lo primero que hago es poner Catalunya Informació para saber qué ha pasado. A partir de esta emisora ​​empiezo un periplo por las convencionales. Basté o Ustrell, cualquiera de los otros programas de la mañana… Depende de la hora del día, escucho unas emisoras o escucho otras, en función un poco también de los programas que hagan.
  • ¡Ah! No se escucha a sus emisoras…
  • Mis emisoras las escucho poco.
  • Perdone, pero qué desastre de propietario.
  • Puede que sea un desastre de propietario. [Ríe]. Esto no te lo negaré, pero ya me sé lo que hacemos en casa, porque me paso muchas horas aquí y, por tanto, por defecto ya sé lo que hacemos. Lo que no sé es lo que hace la competencia. Por tanto, si escucho emisoras musicales, es para saber qué hacen los demás, no qué hacemos nosotros.
  • ¿Cuál es la competencia? RAC 105, ¿por ejemplo?
  • No. La competencia son Los 40 Principales. Es nuestro principal competidor y lo ha sido siempre. Últimamente, sí, RAC 105 está trabajando para ser nuestra competencia, pero, por la razón que sea, no tenemos esa relación de tú a tú, porque los estudios de audiencia todavía nos priman a nosotros por encima de ellos.
  • ¿El coche salvará la radio?
  • Yo creo que sí. Cada vez más.
  • El desafío que afronta su empresa es muy bestia. La gente joven no escucha –o escucha poco– la radio convencional en el apoyo de toda la vida.
  • Sin embargo, es exactamente así, mientras conduces no puedes hacer nada más. Esto nos salva. Esta necesidad hace que la radio sea atractiva. Puedes hacer otras cosas mientras escuchas, y eso no lo permiten ni las televisiones ni los dispositivos móviles.
  • ¿Hacen estudios detallados de audiencia para saber qué fauna les escucha?
  • Sí. hombre, claro. El EGM es el estudio que rige en el sector de la radiodifusión en España.
  • ¿El EGM define todos los detalles de los entrevistados?
  • Sí. El problema que tenemos en estos momentos en el sector es que el EGM es un muy buen estudio cualitativo, pero un mal estudio cuantitativo. Es decir, en números globales es posible que exista un margen de error importante. En este sentido, son muchos más interesantes los Comscore y los estudios que realizan, por ejemplo, aquellos que se centran en la gente que se conecta a Internet, en las redes sociales o cosas de éstas. ¿Qué ocurre? Que, por culpa de las IPs, los estudios de Internet no permiten saber ni el sexo ni la edad ni la clase social de quien escucha la radio por red. En cambio, el EGM, al ser respuesta presencial o telefónica, te permite saber si son hombres, si son mujeres, si son mayores, si son más jóvenes… Creo que en el futuro, de una forma u otra, es tendrán que acabar fusionando estos sistemas para tener un estudio completo de la audiencia. Un estudio que nos dé una realidad cuantitativa y otra cualitativa.
  • ¿Qué clase de niños escuchan Flaix FM o Ràdio Flaixbac?
  • Según estos estudios de audiencia, Flaix FM y Ràdio Faixblac tienen públicos distintos, porque son opciones distintas.
  • Luego hablamos de ello, si quiere.
  • No. Te cuento ahora cuáles son las características que las definen, porque son muy fáciles. Es sólo el tipo de música. Es decir, Ràdio Flaixbac es una emisora ​​de pop-rock de las que se llaman mainstream, emisoras tradicionales de música popular, mientras que Flaix FM es lo que se considera una emisora ​​de nicho, porque está especializada en un tipo de música determinada. Hay emisoras de jazz y las hay de country, o de rock o de oldies… En este caso Flaix FM es una emisora ​​de reggaeton, que es la música urbana que los niños de ahora ha elegido como referente. A partir de ahí, Ràdio Flaixbac es más femenina y Flaix FM es más masculina. La media de edad es prácticamente la misma en ambas, porque hablamos de un target que iría de los quince a los treinta y cinco años, más o menos… Ràdio Flaixbac se orienta más a las clases medias, medias-altas, y Flaix FM está más orientada a las clases medias, medias-bajas. Ràdio Flaixbac tiene mucha más presencia en lo que sería la Catalunya de comarcas y Flaix FM, en el área metropolitana de Barcelona.
  • Veo que sí, que se lo tienen bien apamado.
  • Hombre, por eso nos gastamos mucho dinero, para que nos hagan estos estudios y nos den esta información.
  • ¿Qué porcentaje hacen ustedes de música en catalán en ambas emisoras?
  • ¡He! Aquí está lo que dice la ley y las exenciones que el Consejo del Audiovisual de Catalunya puede hacer…
  • Y que ha hecho.
  • Y que ha hecho desde el año…
  • 2007, con Josep Maria Carbonell como presidente.
  • Sí, 2007. Y otra cosa es lo que nosotros podamos hacer, de más y menos, al margen de estas exenciones. La ley obliga a realizar el 25 por ciento al menos de música en catalán. En el caso de Ràdio Flaixbac nosotros tenemos una exención de la mitad; es decir, tenemos la obligación de realizar el 12’5 por ciento en catalán. En el caso de Flaix FM, al ser una emisora ​​de nicho, la exención nos permite realizar el 2 por ciento. En el caso de Ràdio Flaixbac, en estos momentos -que son unos momentos dulces en lo que se refiere a la música en catalán-, estamos muy por encima. No sólo del 12 por ciento. Del 12 y del 25. Ràdio Flaixbac emite ahora en catalán entre el 30 y el 32 por ciento de las canciones.
  • Pero en el caso de la urbana, de Flaix FM, el 2 por ciento es raquítico.
  • Es mucho, teniendo en cuenta que nos hemos pasado años en los que no se hacía ninguna canción en este tipo de música. Por ejemplo, en todos los años en que nosotros hemos trabajado con la música digamos electrónica, no había; nadie que la hacía aquí en Catalunya. No había ningún disco que nosotros pudiéramos aprovechar. Ahora, por ejemplo, sí que hay grupos que comienzan a hacer música urbana. Los Figa Flawas, por ejemplo, son un caso clarísimo y nosotros nos hemos volcado en un grupo como éste a tope. O, por ejemplo también, con los Tyets conseguimos que hubiera una versión electrónica de la canción Coti x Coti, por lo que sonó a Flaix FM en esa versión. Ya intentamos que exista presencia de este tipo de música en la emisora ​​más especializada.
  • Pero usted se preocupa mucho por el catalán. ¿No ha sufrido en todos estos años que los referentes musicales en esta emisora ​​estaban en otras lenguas?
  • Yo nunca he sufrido por varias razones. Una cosa es la lengua vehicular del medio y otra es la lengua de la música que nosotros ponemos.
  • Todo es importante, ¿no?
  • Todo es importante, sí, pero el producto que nosotros utilizamos para llegar a la gente es la música, y la lengua que nosotros utilizamos para llegar a la gente es el catalán. Son dos cosas distintas. Nosotros siempre hemos hablado en catalán, pero no hemos tenido una emisora ​​de música en catalán.
  • Pero mejor si se combinan los dos elementos, ¿no?
  • ¿Por qué?
  • Porque esto te da más cohesión, más coherencia, más eficacia…
  • Al contrario. Si hay un tipo de música que consume un tipo de población castellanohablante en Catalunya y yo puedo llegar en catalán a través de esta música, creo que estoy haciendo más trabajo por Catalunya y por la lengua haciéndolo de esta forma que no inculcándoles un tipo de música que no les guste o que no escuchen.
  • Esto puede convertirse en una excusa para mantener la hegemonía del castellano en según qué productos, sobre todo destinados a la juventud.
  • No te entiendo.
  • Quiero decir que la idea de proyectar productos en castellano o en inglés puede acabar precisamente por consolidar la ausencia del catalán en estos productos.
  • Vicente, hay algo que nosotros siempre hemos tenido muy claro. Nosotros podemos hacer cosas si nos escucha a alguien. Si nadie nos escucha, por mucho que hagamos, eso no sirve de nada. La primera prioridad que siempre hemos tenido en esta casa es tener audiencia. Y no sólo por la influencia, sino también por la cuestión crematística. Al final tú sabes perfectamente que en un medio de comunicación como el nuestro la única fuente de ingresos es la publicidad. Y la publicidad viene de forma casi directa en función de los orientes que tienes. Cuanto más oyentes tengamos, más publicidad tendremos.
    Esta publicidad nos permite pagar la fiesta, ¿me entiendes? A partir de ahí, si tienes la gente, puedes llegar a la gente. Si no tienes a la gente, ya puedes inventarte los discursos que quieras, que no sirven para nada.
  • ¿No le preocupa que ahora el Consejo del Audiovisual esté revisando las cuotas y las exenciones de música en catalán en los medios?
  • Sí, me preocupa porque espero que, de alguna manera… Aquí hay una pelea siempre entre la profesionalidad de quienes nos dedicamos a este tipo de radio y la ley o la gente que lo administra. O las necesidades de Catalunya o los intereses de las discográficas o los de los promotores musicales… No obviamos que quienes están detrás siempre de estas historias es gente que tiene intereses económicos…
  • No se esconden en absoluto.
  • Bien, pues, a partir de aquí, cuanto mayor sea la cuota que me imponen, menos capacidad tendremos de decidir profesionalmente el tipo de música que ponemos.
  • ¿Cumplirían la instrucción de aumentar estas cuotas? Nunca ha habido ninguna sanción por este motivo…
  • Hombre, en principio nuestra voluntad es cumplir la ley, porque por eso somos un medio de comunicación formal, serio… ¡y legal! Estos mismos que nos aplican este tipo de normas y leyes a los legales no hacen nada en este país para intentar evitar la piratería, que es uno de los malos endémicos de la radio en España y, por tanto, en Catalunya. Cuando a veces se nos compara la capacidad que tiene el CAC aquí, en Catalunya, con el CAC francés, por ejemplo, la gente no se detiene a hacer una reflexión necesaria. El CAC francés no deja de ser un estado que tiene la capacidad de legislar. El Parlament de Catalunya tiene unas capacidades muuuuyuy limitadas a la hora de legislar según qué cosas. Cuando en Francia el CAC obligó a las emisoras de radios musicales a poner el 40 por ciento de la programación en francés les dio toda una serie de prebendas para compensar el riesgo que esto les podía suponer tanto a nivel de audiencia como publicitario. Una de esas contrapartidas fue acabar con la piratería. Les garantizaron que sólo podrían emitir quienes tienen el título habilitado para ello. Esto aquí nos daría una seguridad jurídica que no tenemos en ese país. Otra garantía fue que prohibieron a una serie de marcas, de empresas, anunciarse por televisión. Marcas y empresas que tienen la obligación sólo de anunciarse por la radio, como los grandes centros comerciales. Esto dota a la radio de más ingresos. Además, existe una regulación que afecta a las emisoras municipales -en Francia el fenómeno no tiene la importancia que tiene en Catalunya-, para que la gente tenga muy claro que no hay competencia desleal entre emisoras públicas y privadas. Todas estas prebendas que da el CAC francés aquí no están. Nos ponen el 25 por ciento en catalán y no pueden hacer otra cosa porque el CAC no tiene la capacidad de legislar al respecto…
  • Incapacidades propias y crónicas. Estas normas afectan ¿Los 40 o las radios fórmula españolas se escapan para emitir fuera de Catalunya?
  • Sí. En Catalunya, sí, porque las frecuencias que utilizan son catalanas y están obligados a realizar unas desconexiones donde están estas cuotas.
  • ¿Las cumplen?
  • Sí. Por lo general, las cumplen. Al menos en lo que respecta al 12 por ciento. Si las fijan en el 25, no sé si todo el mundo podrá cumplirlo o qué pasará.
  • Se ha referido antes un par de veces a ingresos publicitarios. ¿El Grup Flaix está bien servido? ¿Se salen? ¿Son rentables?
  • Mi empresa es todavía una empresa que da beneficios a final de año.
  • ¡Uau!
  • Todavía. También es verdad que éste es un negocio que ha cambiado mucho estos últimos años. Ya no es tan negocio, como era antes, evidentemente. La llegada de internet ha hecho que mucho del dinero comercial y publicitario que antes venía a parar al sector tradicional -periódicos, televisiones, radios, publicidad exterior y todo esto- ahora también vayan a redes sociales, a Youtube, a Spotify y otros sistemas de consumo que son los que existen. Por tanto, hay mucho menos dinero, los medios somos los mismos o más, y hay mucho menos que repartir entre todos.
  • ¿El algoritmo de Google es el enemigo? Puede multiplicar la audiencia de cualquier tramo de sus programas por ciento.
  • Sí, pero la audiencia en catalán no me la multiplicará por esa cifra en todo el mundo. En ese sentido, creo que tenemos un problema. En este mundo global, los que trabajamos en catalán estamos en franca minoría. Es una cuestión de volumen, de números. Si hay diez millones de catalanohablantes en el mundo…
  • Qué más querríamos. Esto dice la Generalitat. ¿Usted se lo cree?
  • Hago una suma y…
  • ¿Se cree las cifras oficiales?.
  • Mira, yo siempre he defendido que, por lo menos a nivel periodístico, el sistema catalán de comunicación no existe. Nunca he visto a lo largo de mi vida profesional ningún medio de comunicación que haya tenido presencia en Mallorca, en Valencia, en Andorra y en Catalunya. Esto no lo ha logrado nadie. Ningún diario ni revista. Bueno, sí, está El Temps, que quizá sea el único, un poco, en pequeñito.
  • Retomemos el hilo. Si en el remate resulta que somos cinco o seis millones de catalanohablantes reales y habituales, esto es poca gente.
  • Sí. En el mundo de internet, esto es poca gente. Muy poca gente. Y esto condiciona.
  • Volvemos a su recorrido profesional. Después de Ràdio Terrassa, en 1983 entra en Catalunya Ràdio, trabaja en diferentes programas y en 1987 recala en «La Nit dels ignorants». ¿La idea de programa fue suya?
  • La idea de «La nit dels ignorants» es mía, pero está basada en un programa que se había hecho antes en Ràdio Barcelona y que se llamaba «Solos en la madrugada», y que había presentado precisamente mi hermano mayor, Josep Cuní. Con una diferencia importante, «Solos en la madrugada» era un programa al que la gente llamaba para hacer preguntas de cosas que no sabía y el reto era que el equipo del programa debía encontrar la respuesta. Como nosotros no teníamos presupuesto para tener un equipo que tuviera la capacidad de obtener la respuesta, nos inventamos la opción -esta es mi aportación- que fueran los mismos oyentes quienes respondieran aquellas preguntas que sabían a quienes no las sabían.
  • «Buenas noches, Badalona, ​​el nombre». Le acusaron de ser demasiado frío, distante, aséptico en las intervenciones. Pero también le reconocieron que el programa hacía “mucha compañía”…
  • Mire, no sé…
  • ¿Por qué era tan frío?
  • Era tan frío porque me lo exigía el guión. Así de claro. Aquello era un personaje y el personaje debía ser así.
  • Porque usted no es así.
  • Yo creo que no soy así. Esto deben decirlo los que me conoce. Creo que no soy nada frío. Más bien, al contrario. Pero ahí debía serlo por muchos motivos.
  • También estaban sus silencios. Ni un murmullo de aprobación o de presencia mientras el oyente lanzaba la pregunta o proponía la respuesta…
  • Mira, lo de los silencios… Yo tenía claro que hacía radio. Existe un problema. Pero esto ya son cuestiones digamos… Ahora quizás entraremos en demasiados detalles, pero le servirán como explicación para entender el porqué. «La nit dels ignorants» es un programa radiofónico. Por tanto, estamos haciendo radio. Pero para hacer radio en este tipo de programas, los oyentes deben llamar por teléfono. Nada tiene que ver una conversación telefónica con una conversación radiofónica. Cuando usted y yo nos llamamos por teléfono yo puedo ir haciendo ruiditos -bueno, mmmm, ehem-, para saber que todavía estoy allí. Si yo hago esto por antena, la gente escucha una conversación telefónica, no un programa de radio.
  • ¡Aha!
  • Por tanto, tuve clarísimo que una de las cosas que debía considerar sagradas es que cuando la gente llamaba por teléfono yo no podía actuar como si mantuviera una conversación telefónica. Este silencio que se creaba era su efecto. Evidentemente, el otro, como sí hablaba por teléfono, tenía la sensación de no saber si yo todavía estaba, si aquello se había acabado o continuaba, si se había cortado o no…
  • Exacto.
  • Y esto hacía que fuera el oyente quien fuera diciendo de vez en cuando: “¿Qué me oye, que me escucha?
  • La frialdad… ¿Se emocionó usted alguna vez con alguna intervención?
  • Nnnnnno… No lo recuerdo, no lo recuerdo. Pero, en todo caso, escuche, volvemos allí mismo, yo iba allí, hacía mi trabajo, hacía mi papel, independientemente de que yo fuera de una u otra forma. Y, además, había otra cosa que era muy importante, Vicent. Escúchame, yo trabajaba en una empresa pública y eso lo tenía clarísimo. Aquello era una radio pública. Y como era una radio pública, yo no podía tener una interlocución con el oyente que llegara a un momento en que yo lo pudiera, por así decirlo, ni cortar, ni replicar, ni insultar. Si hubiera sido una radio privada, quizá mi actitud hubiera sido distinta. Pero, como era una radio pública, y la persona que participaba en ella no dejaba de ser un contribuyente, mi manera de defenderme era intentar ganar por agotamiento. Es decir, que llegara un momento en que el otro dijera todo lo que tenía que decir y yo dejara que terminara o que se desbravara. Esto más que replicarle o actuar de algún modo. ¿Si esto hacía compañía o no? Escuche, la radio de noche siempre la hace.
  • Empezó en 1987 y lo dejó en 1996.
  • Nueve años.
  • ¿Por qué se fue?
  • Por varias razones.
  • Le propusieron un cambio de horario, de doce a dos de la madrugada.
  • Aquella fue la gota que colmó el vaso. Pero al final hubo un tema de discrepancias con la dirección de la empresa en ese momento.
    Y yo consideré que después de nueve años… Además, yo veía que la fórmula para mí ya estaba agotada.
  • ¿Quién dirigía en ese momento Catalunya Ràdio?
  • Juan María Clavaguera. Yo tenía claro que la fórmula para mí estaba muy agotada. Todo esto se me había hecho muy repetitivo, muy repetitivo. Aquellas preguntas que probablemente no me emocionaban pero que el primer año, segundo o tercero, me provocaban curiosidad, me divertían, me hacían sonreír, al final siempre eran las mismas, que se iban repitiendo. En mi caso, aquél era un programa que murió de éxito. Probablemente, debería haber durado cinco, seis, siete años, y lo alargamos de forma artificial porque interesaba a Catalunya Ràdio y a mí, también, porque era mi trabajo, y ya está.
  • ¡Pero todavía se hace!
  • Aún se hace, sí, y escuche…
  • ¿Usted se lo escucha ahora?
  • Alguna vez, si voy a esas horas de la madrugada a casa, cosa que ya no ocurre a menudo, sí. Me hace gracia oír a Xavier Solà.
  • ¿Y qué siente cuando le escucha haciendo de usted?
  • Escuche, creo que Xavier, que es una persona que lo hace muy bien, se le ha llevado a su terreno y él ha sido capaz de hacer una versión muy diferente a la que hacíamos nosotros. Entre otras cosas, porque cuando hacíamos nosotros este programa tampoco había internet. Creo que ahora es más un programa pensado para los corazones solitarios y nosotros en aquella época teníamos la esperanza de hacer un programa que llegara a todo tipo de público, que fuera mayoritario, independientemente de las soledades. Tuvimos mucho éxito con los estudiantes, por ejemplo. Teníamos mucho éxito -y eso a mí particularmente no me gusta nada- el viernes por la noche…
  • ¿Por qué? ¿Por qué no le gustaba tener éxito el viernes por la noche?
  • Siempre luché contra la dirección de Catalunya Ràdio por no hacer el programa el viernes por la noche. Yo quería hacerlo el domingo y no el viernes. Porque considero que la gente tiene unos hábitos que cambian mucho. A partir del viernes al mediodía, la gente hacemos un tipo de vida diferente. A mí me parecía que era mucho más normal hacer «La nit dels ignorants» el domingo por la noche que el viernes. No lo conseguí con Lluís Oliva ni con Joan Maria Clavaguera. Todas estas diferencias nos llevaron al final. La dirección de Catalunya Ràdio ya había intentado que el programa acabara un año antes. Continuamos un año más, pero ya un poquito a regañadientes y al cabo de un año ellos dijeron retrasarlo una hora y poner a Jordi Basté en esa franja, haciendo el fútbol para competir así con José María García y José Ramón De la Morena. A mí me pareció que Catalunya Ràdio precisamente en ese momento tenía la capacidad económica de poder competir con los grandes programas deportivos de la época de la radio española. Esto no era así cuando yo empecé con «La nit dels ignorants», que nació precisamente porque Catalunya Ràdio no podía hacer un programa de deportes competitivo. Por tanto, pensamos: “Vamos a buscar la audiencia femenina, porque la masculina ya la tienen los deportivos. Como no podemos ir a pelear por la masculina, buscamos a la femenina”. La idea original de «La nit dels ignorants» era buscar a las mujeres. Luego llegó a mucho más público porque la fórmula encajó.
  • ¿Las mujeres le buscaban a usted, con esta voz distante pero atrayente?
  • ¡Ja, ja, ja! Era divertido. Había una exposición pública con el morbo añadido que en ese momento la única posibilidad que tenían de verte era venir a los estudios. Sin internet ni redes sociales, yo era sólo una voz. Y es verdad, el poder de la voz en este sentido hace que la gente se acabe imaginando lo que quiere. No lo que eres. Todos nos acostumbramos a imaginar las cosas que nos gustan, no las que no nos gustan. A partir de ahí, es verdad, supongo que las mujeres o los hombres en ese momento que de eso me imaginaban alto, rubio…
  • Tiene los ojos azules… ¿Pero le buscaban o no le buscaban?
  • [Divertido]. Buscar… aaaah… Había de todo. Formaba parte del encanto de esa vida nocturna. [Ríe].
  • En 2014, dieciocho años más tarde, usted confesaba que todavía había noches que soñaba con que llegaba tarde al programa…
  • Es verdad. Y te lo podría confesar igual en el 2024. Hoy mismo te lo podría decir. Aún lo paso mal. Todavía hay noches que sueño con que tengo una entrevista y no sé qué preguntar, que llego tarde al programa sufriendo por no sé qué, que me quedo en blanco y no sé qué decir. Aún ahora me ocurre. Imagínate qué hartón de sufrir que nos dábamos.
  • Usted no estaba hecho para esto!
  • ¡Ya se lo he dicho desde el principio! No soy vocacional. ¡Esto ha sido un trabajo!
  • Ha hablado antes de su hermano y del psiquiatra. Mientras usted trabajaba en la redacción y mientras hacía «La nit dels ignorants», su hermano, Josep Cuní, mandaba mucho en Catalunya Ràdio…
  • Fue mi jefe durante muchos años, sí señor. Lo llevé muy bien porque yo soy un tío muy respetuoso y, sobre todo también, porque con Josep hay algo que, independientemente de que seamos hermanos, por mi parte hay una admiración profesional muy importante.
  • Si te peleas con tu hermano en el trabajo, cuando llega el fin de semana o coincide en una comida familiar, la cosa puede ser muy áspera…
  • Hicimos un acuerdo. Si nos peleábamos, en todo caso, en el trabajo, algo que había ocurrido alguna vez, no lo trasladábamos a casa.
  • ¿Y lo cumplían?
  • Lo cumplimos. Y todavía lo cumplimos ahora rigurosamente. [Golpea la la mesa martilleando cada sílaba con los nudillos]. Josep y yo nunca hablamos de trabajo en las comidas familiares. Nunca. Si alguna vez Josep y yo hemos tenido que hablar de trabajo, hemos quedado fuera del ámbito familiar, nos hemos ido los dos a comer a un restaurante o hemos hecho una reunión en su despacho o en el mío, pero nunca, nunca, hemos mezclado ambas cosas. Esto lo tuvimos claro precisamente por culpa de la relación que establecimos a partir del momento en que él fue el jefe de programas de Catalunya Ràdio. Yo ya llevaba un año trabajando cuando le fueron a buscar a Ràdio Barcelona y lo hicieron jefe de programas. En ese momento la jefa de informativos, Eva Algarra, me pidió que, si yo quería no depender de Josep, me sacaban de programas y me pasaban a informativos, y yo le dije que no, que yo era un hombre de programas y que me gustaban más los programas que los informativos. Pero es verdad, la relación, al existir admiración profesional, fue más fácil. Luego con otros directores esto no me ha ocurrido. No hubo una admiración profesional, y a mí me cuesta mucho trabajar con gente que no admire profesionalmente.
  • ¿Nunca ha tenido la tentación de volver a trabajar nunca con su hermano?
  • No. Ambos hemos definido claramente el papel de cada uno. Él ha seguido apostando por la parte de programas, locutor y eso, y yo de hace muchos años he apostado por la parte de la gestión empresarial. Por eso también cuando me preguntan: “¿Has echado de menos el micro?”, digo que no. No le he echado de menos. No era algo que hiciera porque me gustara. ¿Me entiende? Yo lo hacía porque me pagaban.
  • ¿Y lo que hace ahora le gusta? ¿O sólo lo hace también para ganarse la vida?
  • Hombre, aaaaah, ¿me gano la vida? Sí. Si no, no lo haría. ¿Me gustar? Sí, me divierte.
  • ¿Quién tuvo la idea de hacer una emisora ​​de radio fórmula usted o Miquel Calçada?
  • La idea original original, la idea original, es de Miquel Calçada.
  • Ustedes eran amigos…
  • Sí. Entramos a trabajar en Ràdio Terrassa juntos y después fuimos juntos a Catalunya Ràdio. Hicimos un recorrido profesional juntos, en el que éramos compañeros de trabajo en diferentes empresas. Pero Flaix FM no nace de hoy para mañana, de la nada. Flaix FM tiene unos antecedentes que…
  • En el Valle de Aran.
  • Exacto. Fuimos a pedir a Baqueira/Beret que nos alquilara la frecuencia que en aquellos momentos tenía en propiedad en el Vall d’Aran para explotarla nosotros de forma profesional. Allí empezó todo. Esto lo descubrimos en un viaje que hicimos a los Alpes para Catalunya Ràdio precisamente. Porque nosotros hacíamos unos viajes promocionales, en los que llevábamos a esquiar a los Alpes, que organizaba Catalunya Ràdio. En ese viaje descubrimos que había gente que explotaba frecuencias de radio de emisoras de esquí. Y fue Miquel el que dijo: “Escucha, ¿no encontraríamos en Catalunya una estación de esquí con una emisora ​​de radio y que les pudiéramos pedir si la podemos explotar profesionalmente?” Y yo le voy que sí, que había una, Baqueira/Beret. Y ahí nos dijimos que sí.
  • Aquello fue haciéndose mayor, pero para crecer ustedes tenían que recibir las concesiones administrativas que regulaba la Generalitat. ¿Cómo lo consiguieron? Mucha gente lo intentó y no salió adelante.
  • Así es, sí.
  • ¿A qué lo atribuye? ¿Al éxito profesional de los primeros pasos? ¿A la influencia política? ¿A la gracia que tenían como personajes públicos?
  • Esto último ayudó, sí, pero también creo que en ese momento el CAC no existía, las concesiones las daba directamente el gobierno de la Generalitat, con mayoría absoluta de Convergència… El presidente Pujol en ese momento tuvo una idea clara de cómo debía reconfigurarse el sistema mediático aquí en Catalunya en contraprestación al sistema mediático español. Entonces el gobierno de la Generalitat dio una serie de concesiones a una serie de personas en un intento, creo yo, de contrarrestar la presencia de las grandes cadenas españolas, la SER, la COPE… Dieron frecuencias a Luis Del Olmo, para que montara una radio en Catalunya en catalán, le dieron también a Justo Molinero, para que montara una radio en catalán… En medio de todos estos personajes -que, fíjese, todos son mediáticos- estábamos nosotros, que, además, trabajábamos en la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales.
  • Justo Molinero debía llevar un taxi en ese momento…
  • Justo Molinero había comenzado con emisiones de radio piratas. Quería legalizar su situación. El gobierno de Felipe González creo que se lo prometió y a la hora de la verdad no lo hizo. Creo que, muy hábilmente, el gobierno del presidente Pujol, para llevar hacia aquí a su público, le legalizó lo que el gobierno del PSOE no había querido legalizar.
  • ¿Nunca les acusaron, los de la competencia o los aspirantes a protegidos, de criptoconvergentes?
  • Por supuesto. Nos decían «los niños mimados de Convergència». Era una frase que utilizaban en aquellos momentos. Esto fue así hasta que ocurrió lo contrario. Esto fue así hasta que dejamos de ser “los niños mimados de Convergència”, y los niños mimados de Convergència lo fueron los del grupo Godó o los de Grupo Zeta o los de cualquiera de los otros grupos que en ese otro momento marcaban la connivencia política que existe siempre en estos casos. Porque hablamos, como usted dice muy bien, de concesiones administrativas. Connivencias con el gobierno de turno o con los que mandan.
  • ¿Se siente agradecido al president Pujol por esa decisión?
  • Infinitamente.
  • ¿Mantiene relación todavía?
  • No. Ahora hace mucho tiempo que no he tenido la oportunidad de coincidir con él, pero sí, estoy infinitamente agradecido al president Pujol, porque yo sé que eso fue una apuesta, no sé si personal, pero, en todo caso, él fue quien la ejecutó. Aquí estamos 32 años después.
  • ¿Cuánta gente trabaja en el Grup Flaix?
  • Unos setenta.
  • Es una empresa de éxito. ¿Por qué se peleó con su socio?
  • ¡Ja, ja, ja! La palabra pelear no sé si sería la pertinente…
  • La utilizo yo… ¿Por qué rompieron?
  • Escuche, rompimos porque… En todo caso, no digo nada que no se sepa… Rompimos porque Miquel hizo una reflexión vital y en un momento determinado él decidió que quería dedicar su vida a una causa política y no a los medios de comunicación. Pero no sólo en Flaix. Ni en Flaix, ni en TV3, ni en Catalunya Ràdio, ni en ningún otro de los medios de comunicación. Él decidió dejar su modus vivendis durante muchos años, su vocación, por otra vocación, que no sé si pretendía que fuera también su modus vivendi, que era la política.
  • No le ha debido ir muy bien o se ha esfumado aquella vocación cuando se presentó al concurso para seleccionar al director de Catalunya Ràdio… Ha vuelto a los orígenes.
  • Sí, sí. Me consta que se presentó y no ganó por razones que desconozco.
  • ¿No se lo ha contado? ¿Todavía se relaciona con él?
  • No.
  • ¿Por qué?
  • Porque la relación llegó hasta dónde llegó.
  • Aquello no acabó bien, por tanto.
  • Sí, acabó muy bien, acabó en la notaría, donde llevamos a cabo lo acordado, que era que yo le comprara su parte del negocio. Y aquí se terminó la relación profesional y también se terminó la relación personal.
  • Y ahora no se hablan.
  • No. Hablar, no. No, no, no. No sé si la palabra es no hablar. Ahora sencillamente no mantenemos ningún tipo de relación. Ni personal ni profesional.
  • Muy bien. ¿Cuántas veces, después de esto, le han intentado comprar a usted una parte del negocio o una de las dos emisoras?
  • [Deja pasar unos segundos]. No sabría decirle cuántas veces.
  • Pero bastantes.
  • Algunas veces.
  • ¿Por qué no lo ha aceptado?
  • ¿Por qué debería hacerlo?
  • Porque tiene dos emisoras y podría estar tentado de quedarse una y aprovechar los beneficios de la venta de la otra. Para vivir bien…
  • Pero es que yo vivo bien.
  • ¿Es feliz aquí? ¿Usted vive para trabajar o trabaja para vivir?
  • Yo disfruto, yo me divierto, y, además, me siento realizado con el trabajo que hago en estas empresas. Estas empresas me dan unas satisfacciones importantes desde el punto de vista profesional y personal. Las empresas dan todavía beneficios… ¿Por qué debería vender? Es que no se me ocurre. Déjeme decírselo de otra manera. Mañana por la mañana no haría nada con el dinero que me pueda dar por estas empresas que no pueda hacer ahora.
  • ¿Alguno de estas compradores se ha enfadado después con usted?
  • No.
  • ¿Nadie?
  • No. Tengo que estar muy agradecido porque todo el mundo ha sido muy profesional. Y tengo una relación todavía extraordinaria con muchas de estas personas o grupos que…
  • Ha dicho “muchas”…
  • Es lícito que esto sea así. Al final, escuche, yo uso algo que es un bien preciado, escaso -porque, de frecuencias de radio, en Catalunya hay las que hay-, y por tanto, puedo entender que haya intereses políticos, profesionales o de cualquier tipo…
  • Empresariales.
  • Empresariales. Sí, ¿pero sabe qué pasa? Vicent, “empresariales”, en Catalunya, hay pocos. Empresariales de verdad, en Catalunya hay pocos.
  • Hay Mediapro.
  • Hay Mediapro [alargando las sílabas]…
  • Y Jaume Roures, que ahora cabalga solo. Esto es un interés empresarial…
  • Nunca he hablado con Jaume de si el interés era empresarial o de qué tipo era [Ríe]. En todo caso, escuche, yo era muy amigo de Jaume Roures, como usted sabe perfectamente, y seguimos siendo muy amigos.
  • ¿Cuántos años más se ve en frente de la empresa?
  • No sé. No he realizado cálculos. Haré 63 años en octubre. A ver, es que yo ya no llevo el día a día de la empresa tampoco. Escuche…
  • ¿Sabe lo que respondieron Jordi Basté y su hermano Josep cuando les pregunté por la retirada?
  • Morir al pie del cañón… En mi caso, no. Yo haré una salida lenta, paulatina, pero diaria, por decirlo de alguna manera. Hoy he venido aquí dos horas porque tenía que verle a usted. Pero, si no vengo, no ocurre nada.
  • ¿Juega al golf?
  • No.
  • Mejor. Es muy vulgar.
  • No lo veo como una alternativa a no venir aquí. Mientras pueda ser útil en la casa, intentaré hacerlo. Pero tengo muy claro que la vida no es sólo eso. Por eso, tal y como hemos empezado la entrevista, le diré que mi relación con la radio sólo ha sido profesional. Me han gustado mucho otras cosas y le he dedicado mucho tiempo. Música y deporte, ¿me entiende? Pero con esto no me he ganado la vida y con la radio, sí.

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