Archivada la denuncia de Victoria Rosell contra el periodista Juan Santana (Radio Las Palmas)

Juan Santana

Luis Francisco Galván Mesa, magistrado titular del Juzgado de Instrucción 6 de Las Palmas de Gran Canaria, ha archivado la denuncia que su compañera Victoria Rosell Aguilar –hasta hace unos días al frente del Instrucción 8 de esa misma ciudad–, había presentado contra el conocido periodista, director y presentador de “El Pulso”, programa de Radio Las Palmas, Juan Santana Hernández, por un supuesto delito de “acoso”.
“Dispongo el sobreseimiento provisional de las presentes diligencias previas por el presunto delito de Acoso denunciado, al no constituir los hechos denunciados dicha infracción penal”, dice Galván Mesa en un auto al que ha tenido acceso Confilegal.



La candidata de Unidas Podemos al Congreso de los Diputados puede, eso sí, acudir a la vía civil, porque la penal se ha cerrado con esta decisión de su colega.
Rosell Aguilar había presentado esta denuncia contra Santana, sin darle publicidad alguna, 24 horas después de que el periodista hubiera interpuesto una queja ante el promotor de la Acción Disciplinaria (pAD) del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ricardo Conde, vía “on line” ante la Unidad de Atención al Ciudadano.
De acuerdo con el periodista, Rosell Aguilar se había mofado de él a través de Twitter, a cuenta de la foto de un accidente que sufrió en la que se le comparaba con otra del ogro Shrek.

La noticia de la denuncia la publicó Santana Hernández a través de su cuenta de Twitter “urbi et orbi” ese mismo 18 de septiembre.
La entonces magistrada, y ahora –otra vez política–, puso la suya 24 horas después contra el periodista por “acoso”.

Santana Hernández es uno de los periodistas más críticos –y también de los más escuchados– en las islas contra Rosell y contra su pareja, el también periodista, Carlos Sosa, al que éste invitó a su programa.
“Queda acreditado que ambas partes han participado en un cruce de comunicación que se materializa a través de una ‘foto’ con la cara del investigado después de tener un accidente y que la denunciante ha remitido a la red, que hay expresiones que no son dichas por él sino por otras personas y solo las reproduce, que el Sr. Sosa -pareja sentimental de la denunciante- solicitó acudir al programa de radio del investigado para en nombre de la denunciante y de él mismo dar las explicaciones necesarias sobre lo informado por el investigado, es decir, esta haciendo uso de su libertad de expresión e información en su programa de radio ‘El Pulso’ sobre las noticias que rodean a la denunciante, manifestaciones defensivas del investigado que no han sido desvirtuadas”, dice el magistrado Galván Mesa en su auto de archivo.

“En consecuencia, la denunciante ha participado en la denominada ‘acción reacción’ con la foto de aquel después del accidente- sin dientes en la parte superior de su boca- y acudiendo a la radio su pareja sentimental Sr. Sosa, a dar su opinión y explicación a las informaciones vertidas por el investigado en sus programas sobre las noticias generadas alrededor de la denunciante“, añade el magistrado.
Y concluye que no consta que la conducta de Santana tuviera vocación de prolongarse en el tiempo ni que alterara la vida cotidiana de Rosell Aguilar. No cumple, por lo tanto, las condiciones que establece el tipo penal.
“En la secuencia de conductas del caso examinado, no se aprecia la idoneidad de las informaciones vertidas en la radio que dirige el investigado, para obligar a la víctima a modificar su forma de vida acorralada por un acoso sistemático sin visos de cesar, alteración grave de la vida cotidiana (que podría cristalizar, por ejemplo, en la necesidad de cambiar de teléfono, o modificar rutas, rutinas o lugares de ocio…)”, apunta el magistrado Galván Mesa.

En el momento en que puso la denuncia estaban en juego las posibilidades de Rosell de convertirse en nueva vocal del CGPJ, propuesta por Podemos.
Ciertamente aquella denuncia mermaba sus posibilidades.
Si todo hubiera seguido su curso normal, en pocos días se hubiera conocido públicamente.
Hubiera sido un “antídoto” claro.
Sin embargo, no fue así.
Debido a una serie de dilaciones inesperadas, la denuncia terminó emergiendo cinco meses más tarde y el efecto difuminado.
Santana declaró ante el magistrado Galván Mesa el 8 de marzo pasado, a quien le explicó que su función, como periodista, era informar y que, en ningún momento, la había acosado, a través de Twitter, enviándole mensajes con esa intención.
En sus alusiones, tanto en su programa como a través de Twitter, añadió el periodista, no se refirió a la vida personal de la magistrada sino que tuvieron que ver por su participación en las elecciones y en su posible nombramiento para vocal del CGPJ.
A su vida pública.
Y finalizó afirmando que había actuado al amparo del derecho a la información y a la libertad de la expresión, contemplados en el artículo 20 de la Constitución.
Es lo que, al final, ha entendido el magistrado que ha hecho Santana: Su trabajo.

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