
09.09.2025.- José Manuel Gutiérrez publica en laopinioncoruna.es que después de 40 años de carrera laboral en Radio Coruña, Isabel Bravo inicia una nueva andadura vital
Ha vivido momentos duros como la crisis del ‘Prestige’ y gozosos como la entrada de la Torre en el patrimonio mundial.
¿Se había planteado en algún momento trabajar en la radio antes de hacerlo?
Lo tenía clarísimo, no había otra opción para mí. Cuando nuestro profesor más duro en COU nos preguntó qué queríamos hacer, yo le dije periodismo y dentro del periodismo la radio. Me fui a Madrid a hacer cinco años de carrera, el último ya lo hice trabajando en prácticas en Radio Coruña, y a partir de ahí ya me quedé.
Entonces casi estaba empezando la radio informativa.
La radio se basaba en programas que recogían la realidad de la ciudad a través de entrevistas. Los informativos no tenían nada que ver con los de ahora en cuanto a preparación, minutaje y medios, pero en Radio Coruña tratábamos de reflejar lo que pasaba en la ciudad a pesar de que no había un equipo de redacción propiamente dicho.
Había gente que hasta entonces no había tenido hueco en los medios.
Era la primera vez que muchos colectivos y personas tenían acceso a un medio de comunicación. Empezaban a nacer entidades y nosotros éramos el altavoz que siempre ha sido la radio. Por supuesto que es muy importante la información internacional y nacional, pero lo local es lo más cercano y lo que sientes más a flor de piel y ahí la radio local, tiene un papel fundamental, brillante diría yo. La radio local quizás sea la que refleja de una manera más directa lo que pasa en las calles. Soy una defensora a ultranza de la radio local por lo que significa, por lo que hace y por la aportación que hace a la propia sociedad para que madure, para que crezca, para que demande, para que reivindique y para que denuncie, para que las cosas mejoren.
¿Cómo ha vivido la evolución tecnológica de la radio?
Hemos pasado de cero a cien en unos pocos años. Si se mira hacia atrás, no se creerá cómo se hacía la radio antes. Aún recuerdo escribir las noticias en la Olivetti y con papel de calco. Y ahora lo haces todo en el ordenador. No sé cómo hacíamos antes.
En una carrera tan larga como la suya habrá vivido todo tipo de situaciones, ¿recuerda algún suceso especialmente duro?
El Prestige, el hecho de ver cómo se iban sucediendo los acontecimientos, cómo las distintas partes implicadas trataban de mostrarte los hechos y pedían que las escuchases para reivindicar la verdad contra la mentira, contra la oficialidad. Ya habíamos tenido el Mar Egeo, pero yo no lo viví porque estaba a puntito de ser madre. La época del covid también la tengo muy interiorizada porque supuso hacer radio de una manera que nunca hubiera pensado, sola en el estudio, con el técnico enfrente y todo a través del teléfono. Recuerdo aquel primer domingo del estado de alerta en el que no sabía muy bien por dónde iba a salir la cosa y que nos atrevimos a hacer un programa de A Coruña opina con invitados en el estudio porque aún no sabíamos bien lo que era la pandemia.
¿Esas situaciones unen más a la radio con su audiencia?
No me cabe la menor duda. En momentos complicados, difíciles, la radio se reinventa. Es cuando muestra a todas luces su fortaleza. El reciente apagón eléctrico es otro ejemplo, porque ya no solamente es que estuviéramos desconectados, sino que la radio buscó la manera de estar ahí, de informar y poner a disposición del oyente todo sus medios humanos y técnicos.
Internet tampoco ha conseguido hacer mella en la radio.
La radio busca salidas para seguir viva, ya que ahí tenemos los pódcasts, aunque su audiencia no tiene el mismo perfil ni muchísimo menos, pero sigue estando ahí escuchando radio y eso es maravilloso.
Si tuviera que elegir un momento gozoso de su carrera en la radio…
Me estoy acordando ahora de la declaración de la Torre de Hércules como patrimonio de la humanidad, ya que hicimos el programa desde allí y fue maravilloso. Otro programa que también me gustó fue el que hicimos en Aranga buscando el contraste entre la ciudad y el rural y en el que participó el párroco de Xestoso. Uno de los últimos fue desde la prisión de Teixeiro y fue una oportunidad de conocer algo muy intenso e impactante. Fue un programa de A Coruña opina, que forma parte de mi historia porque en él he volcado mucho de mí.
Sustituir a Cándido Barral al frente de ese programa fue un reto que superó con éxito.
Alguna que otra vez lo recordamos Cándido y yo. Cuando me pasó el testigo ante el micrófono supuso una gran emoción. Pensé: ¡madre mía, qué responsabilidad! porque el listón estaba muy alto. Prometí la dedicación y el compromiso mayor con la audiencia y con los temas que podrían interesarle y le di mi propio estilo. Trabajé muy seriamente para cada programa.
Uno de los temas a los que dedicó más atención fue el de la violencia de género. ¿Está muy sensibilizada con ese tema?
Sí. El tema mujer me importa muchísimo, así como la violencia machista. Y también los temas sociales, la educación, la sanidad, los servicios sociales. Ahí me he implicado especialmente para reflejar las cosas que afectan directamente a una familia, a una persona. Ahí he sido especialmente sensible.
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