Una hora con José María García: «Ahora ya no sé si vuelvo o me voy»

José María García

Pablo Juanarena le ha entrevistado para marca.com: Quedamos con José María García (Madrid, 1943) en la Plaza de las Cortes.
Se adelanta a la hora pactada. Tiene prisa. Empezamos a hablar sobre las fotos que queremos hacer. De pronto aparece Roberto Gómez en chándal.
Quieto todo el mundo. «Voy a correr al Retiro». García sentencia: «Vas mucho a correr, pero no se nota». La policía le saluda.
«Daos prisa, que viene una manifestación». Nos dan permiso para acercarnos a los leones. El Congreso, García, Gómez… Es como volver a aquel 23F de 1981.
Miramos en el móvil una foto en blanco y negro de aquel día. Un García de 37 años encaramado a la unidad móvil de la SER.
Cuatro décadas después, repetimos la foto. Todo sigue igual. Y todo ha cambiado. Entramos al hotel Palace y empezamos a hablar.

  • ¿Entonces SuperGarcía es un regreso o una despedida?
  • En este instante no te sé decir lo que es. Ahora ya no sé si vuelvo o me voy. Tengo ganas de hacer algo, de colaborar, de ayudar a este país que me ha ayudado tanto y a tantos millones de personas que han estado conmigo de manera incondicional.
    Pero para eso necesito una empresa con la categoría suficiente para mandar en este complicado mundo.
  • ¿Cuántas entrevistas has hecho estos días? Ya has contado todo. No nos va a leer nadie. ¿Te han entrevistado bien?
  • He visto gente muy joven, tremendamente válida. A Broncano más o menos ya lo conocía. Me pareció un tío atrevido, pero sabe lo que quiere, sabe lo que busca y lo que busca lo ha encontrado.
    Pero fíjate qué curiosidades tiene la vida, a mí Pablo Motos no me gusta y el programa tiene mucho éxito. No iría a El Hormiguero.
    No es que no me gusten los muñecos. Creo que Pablo no es mal profesional, pero no se exige todo lo que vale. Espero que no le moleste.
  • ¿Has aprendido algo nuevo haciendo SuperGarcía?
  • He aprendido qué bonito es trabajar en lo que te gusta.
  • ¿Y qué es lo que menos te gusta de ese García que se muestra?
  • Pues que debería tener más calma, más paciencia, más frialdad. Él quería todo y ya. La vida es bonita también viviendola despacio.
  • Hay unas cuantas personas que sí se meten contigo…
  • Yo quería hacer una cosa absolutamente neutral, que si me llamaban perro me llamaran perro.
  • Pueblo, TVE, SER, Antena 3, COPE, Onda Cero… Has trabajado en muchos sitios, pero también has salido justo antes de que te echaran.
  • Lo que pasa es que cuando no te dejan ser tú tienes que tomar una decisión. Yo me fui de la SER porque no me dejaban trabajar.
  • ¿Y por qué García funciona mejor, o eso parece, en la radio que en la televisión?
  • En la televisión funciono también, ¿eh? Pero me gusta más la radio, la veo más auténtica, se pierde menos tiempo. La radio es actualidad, la radio es presente.
    La radio a mí me llena totalmente.
  • ¿Alguien te ha pedido alguna vez que apagues el puro?
  • Sí, y si estoy en un sitio cerrado digo que tiene usted razón y lo apago.
  • ¿Llamar al programa SuperGarcía no fue un poco egocéntrico?
  • Manolo Martín Ferrand. Ni siquiera le pregunté, me daba lo mismo. Y la música también la eligió él.
  • Love Song, de Simple Minds…
  • Él era un genio de la radio y un musicólogo importante.
  • En aquella Antena 3 coincidiste con Carlos Pumares.
  • Carlos era tremendamente ingenioso y un muy buen trabajador. A veces le daba algún arrebato…
  • Era una radio muy de arrebatos.
  • Sí, era muy de arrebatos. Pero el tiempo pasa muy deprisa para todos. Ya no es lo mismo.
  • Hay noches de SuperGarcía que todavía siguen en el recuerdo. La del despido de Vicente Cantatore, por ejemplo.
  • Si tú tienes una mínima habilidad y el entrevistado te respeta lo suficiente, fíjate. El entrenador fue cesado en pleno programa.
    Yo no tenía información de lo que iba a pasar. Sabía que la relación no estaba bien.
  • Y el caso de Coco Basile…
  • Eso era otra historia, eran minutos cantados. Porque por eso Jesús Gil era como era.
  • Siempre has estado rodeado por un buen equipo de reporteros. ¿Quién era el mejor?
  • Decir un solo nombre es injusto. He tenido unos reporteros absolutamente fenomenales. Quizá los dos que más se han significado en el reporterismo eran Roberto Gómez y José Manuel Estrada.
    Cada uno con su estilo, y además yo se lo respetaba.
  • Pero alguna bronca se llevaban.
  • Bueno, eso había que hacerlo de cara al público. Y eso les y nos venía fenomenal. Y las broncas quedaban ahí, en antena.
    Luego nos íbamos a cenar o a tomar una copa.
  • Bueno, ya sabes que hay muchas leyendas sobre García.
  • Muchas.
  • ¿Es cierto que una vez usaste un doble de alguien metido en un coche para despistar al resto de medios que le perseguían?
  • Una vez mandé a un coche lejos y lo siguieron. Fue cuando a un chico de un pueblo le tocaron 30 millones de la época en la quiniela.
    Y ahí estuve jugando un poco con ellos. A un sitio, a otro, a otro… Y yo lo tenía controlado.
  • ¿Qué has sentido cuando te has escuchado de nuevo?
  • ¡Joder, los años que tengo y qué joven que estoy!
  • ¿No te arrepientes de nada?
  • No. Hay cosas que podríamos haber no hecho pero se han hecho. Pero creo que no hemos hecho daño a nadie. El enfado o la molestia del mediocre me la traen floja.
  • ¿Qué tenía la Vuelta?
  • Pues que me gustaba muchísimo. Pero por la Vuelta no se interesó absolutamente nadie hasta que se interesó García.
  • Y llevaste el helicóptero…
  • Para ser el transmisor de la radio.
  • Se cuenta que así ayudaste a Álvaro Pino para ganar una contrarreloj en una etapa en Jerez…
  • Eso es una infamia. No sé quién es el hijo de puta que ha dicho eso. Pero que se lo digan a Álvaro. La única ayuda que yo le hice es que no le dejé dormir con su mujer antes de aquella etapa contrarreloj.
  • ¿Y qué pasa con Perico? ¿Por qué tanta polémica?
  • Nada. Hemos tenido la suerte de que es un campeón en la carretera, porque fuera de ella es tonto. Si hacen un campeonato de tontos, queda el segundo.
  • ¿Por qué te alargabas tanto en los programas?
  • De vez en cuando había que hacerlo. Yo no tomaba ninguna decisión. Cuando los demás subían al despacho del director general para preguntarle cuándo empezaban, siempre les respondía lo mismo: cuando acabe García.
  • Muchos de tus colaboradores me insistieron en que no te gustaba perder ni a las chapas. ¿Hacías trampas en la Liga de Medios?
  • No. Todos los jugadores estaban en la casa trabajando. Trampas no. En su momento jugué con MARCA porque colaboraba con el periódico. O sea, que no había trampas.
  • ¿Y qué puedes decirme de Alfonso Azuara?
  • A mí me daba mucha pena Alfonso. Y yo he hecho mucho más por Azuara que muchos de ésos que van diciendo que son sus grandes o grandísimos amigos.
  • ¿Dejaste de creer en el EGM después de 1995?
  • Ni antes del 95 ni después del 95. Pero ya no sólo conmigo. Con Carlos Herrera ha hecho barbaridades, quitándole oyentes.
  • ¿Tanto te ha decepcionado el Rey Emérito?
  • Sí, claro. Durante muchos años yo le llamaba «el Primero de los Españoles». Pues si el primero va y hace eso, ¿qué van a hacer entonces los otros?
  • Y con el entonces Príncipe y hoy Rey también hablaste y lo cruzaste con los familiares de los jugadores, algo que ahora posiblemente sería impensable.
  • ¿Por qué no? Es estar a la altura del pueblo.
  • ¿Si te pregunto por Florentino Pérez entro en un terreno peligroso?
  • Para el mundo del deporte y sobre todo para los que informan del Madrid… para esa gente Florentino es un cáncer.
  • Dime una cosa buena de Florentino…
  • Se portó como un señor cuando murió Pedro de Felipe. Ese simple detalle… Claro que contra ésta hay mil. Me parecía imposible por lo egoísta que es.
    Me sorprendió favorablemente.
  • ¿Pero de todos los presidentes que has conocido es el peor?
  • Para mí, con una diferencia abismal, es el peor.
  • ¿Cuáles son tus pecados?
  • Pecados, muchísimos. Posiblemente ser excesivamente egoísta, pero en beneficio de los oyentes.
  • ¿Compartes entonces pecado con Florentino?
  • ¡No! Pero es distinto, porque yo soy egoísta, pero no para quitarle el trabajo a los colegas.
  • Siempre has dicho que te guardaste dos secretos, dos noticias importantes que comprometían al deporte español. ¿Las conoceremos alguna vez?
  • Por el momento y por mi parte, no. Igual hay otros que las saben.
  • Tengo que decir que gané un premio Ondas por tu culpa…
  • Algo habré contribuido, sí.
  • ¿Qué porcentaje le ponemos?
  • Tú, 80. Y yo, 20.
  • Pero algo tendrá de culpa también José Ramón de la Morena…
  • Sí. Entonces 15% para mí y 5% para José Ramón.
  • Siempre por delante…
  • No, siempre por delante no. Comparar las dos cosas es impensable. Cuando se va de la SER, me pregunta. Le digo que si quiere vivir experiencias nuevas, que se vaya, pero que verá la diferencia. ¿Te acuerdas lo que pasa cuando hay jugadores en el Madrid un poco violentos y cambian de equipo? Pues lo mismo.
  • ¿Por qué no ha participado Joserra en la serie?
  • Porque él es muy libre. Tendrá sus razones, que yo respeto. Como yo tengo las mías para decir que en la historia del mundo jamás una emisora compró a otra para cargarse a un tío. Ese tío era García.
  • ¿Por qué guardabas tantas cosas en un almacén? Guardaste una entrevista que te hicimos en MARCA.
  • Es curioso. Yo lo guardo todo, porque de vez en cuando lo uso.
  • A mí me llaman ‘garciólogo’, porque dicen que sé mucho sobre ti. Cuando no estés, me seguirán preguntando. ¿Qué les digo?
  • Que se fue un trabajador, que se fue contento y tremendamente orgulloso, y que desde allá donde esté rezará para que esta bendita profesión que se está acabando pueda recuperarse.
  • El último episodio se titula ‘Ángel o demonio’. Cuando todo esto acabe qué te espera. ¿El cielo o el infierno?
  • Donde Dios diga. Que me deje unos añitos para poder ser tremendamente feliz con mis tres nietas, porque a mis hijos casi no los pude atender. No tenía tiempo. Ahora tengo tres niñas que son mi sueño y mi maravilla.



Este lunes 12 se emite con ese título el tecer y último capítulo de la serie documental, al que corresponden las imágenes sobre estas líneas y en el que se verá un García familiar y emotivo. «Hay un ejercicio de sinceridad y de redención por su parte», afirman Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, directores.

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