Toni Clapés (RAC 1): «Mi vida es el ‘Versió’»

Toni Clapés

Antoni Bassas le ha entrevistado para ara.cat:
Esta semana, Toni Clapés Casals (Barcelona, ​​1967) ha comenzado su 25ª temporada en las tardes de la radio, que se dice pronto. Para ser un clásico como él no basta con muchas madrugadas los inicios, mucha dedicación, cuidar los detalles o haber disfrutado de la maestría de los mejores. En Clapés es un artista de la antena: tiene la capacidad de capturar la realidad de la calle porque tiene criterio propio sobre la sociedad, y posee la traza de convertirlo en programa de radio a través de su puesto crítico y el talento literalmente desbordante de una serie de personajes extravagantes pero reales como la vida misma. «Ahora me levanto a las siete de la mañana, escucho la radio, miro los digitales a ver qué podemos rascar, a las diez de la mañana empezamos la telereunión del programa, que vas viendo las casas de todo el mundo… al mediodía me voy a la radio y hay días que ceno un bocadillo. Arranca a las tres, y hasta las siete. Y cuando termino viene Xènia Lobo y me dice: «Toni, dos cosas». Que siempre son seis cosas y termino marchando tarde». Y en medio de todo esto, un linfoma que le ha cambiado la vida. Si quieren escuchar a Clapés sin manías, recomendamos que se miren el vídeo.

  • Mi vida es el Versión. Cuando estuve de baja por el linfoma pensé que trabajaría menos y disfrutaría más de la vida. Y resulta que trabajo más que nunca. Antes, llegabas a la radio y cogías los periódicos, decías «por la tarde haremos esto», y te ibas a comer con aquella tranquilidad que ya tenías el programa montado.
  • ¿Tú disfrutas ante el micrófono?
  • Sí, pero la preparación del programa se me hace pesada. Por ejemplo, hablar de la pandemia me da mucha pereza. Como los especialistas han ido cambiando de discurso… Al principio, era una gripe. El otro día había una tertulia en can Basté y el doctor Clotet estaba totalmente de acuerdo con el doctor Trilla, el doctor Trilla totalmente de acuerdo con la doctora Campins… Un día hice un gag en el que todos se daban la razón. Aquí el único que pone la nota discordante es Oriol Mitjà.
  • Pero te lo pasas bien haciendo el programa.
  • Yo necesito cinco minutos de estar solo antes de entrar al estudio para sentir en mi cabeza como irá el programa. Si el programa sale como yo lo tenía en la cabeza, salgo contento.
  • A ti te gusta la radio bien realizada, que la gente no se pise, pero el Versió es un desorden creativo cuando sacas los muñecos de la caja.
  • Hay momentos que estoy gritando por antena un actor, porque los muppets [los personajes del programa] a veces entran en un bucle y hay gente que me pregunta si me he enfadado y yo disimulo: «Hombre, es coña, todo está guionizado… «encima, con la pandemia Oriol Cruz hace el programa desde casa; el señor Bohigas está en Matadepera Ràdio, que los de Matadepera están hasta el sombrero, de él; el señor Marcel.li ni viene al estudio y Montse Llussà hay días que tampoco. No nos vemos, y yo tengo que estar enviando WhatsApp: «Ahora dime eso, ahora calla, calla…!»
  • Por casualidad, porque en RAC 1 todo igual. Nos estábamos maquillando para hacer la foto de la campaña y el Jofre Llombart le dice al Basté: «¿Tú crees que deberíamos hacer los partidos de España?» Y el Basté: «Sí, y tanto». Porque el Basté estaría veintidós horas trabajando. Y Basté me dice: «Oye, y tú con los muppets ¿no harías los partidos de la selección española?»
    Con un independentista, Vicente Martí, que decía que se le veía el plumero del Grupo Godó, amigos del Rey, y otro que era: «¡Uy, cómo sufrir, vamos ‘paña!»
  • El Adri. Jordi Milán, el director de La Cubana, me dijo que éramos La Cubana radiofónica, que para mí fue un honor. Jordi hizo un programa en Telecinco y los directivos de la cadena le dijo: «En esta serie sólo sale gente fea, y claro, no funciona». Y Jordi les contestó: «¿Pero usted coge el metro?» Yo busco perfiles de gente. Vicenç Martí nació un día en el Camp Nou, con un tipo detrás que criticaba a Iniesta: «enharinado!» Y, en ese momento Iniesta marca un gol, y entonces: «Que bueno que es». Y cuando faltaba un cuarto de hora se levanta y dice: «Yo ya tirando».
    Y Vane Cabello se enamoraba de todos los jugadores guapos de los equipos contrarios.
    Y los tatuajes. La Vane salió de casualidad en unas llamadas que hacía el Peyu. Judit Martín, que es una actriz fantástica, la enganchó enseguida y la continuó imitando.
  • ¿Cuál es el propósito del programa?
  • Si tuviera que hacer una definición sería: Catalunya Informació con entretenimiento.
  • Tú también eres un poco personaje.
  • ¿Un muppet?
  • No, porque eres el director de la orquesta, pero siempre estás un poco enfadado.
  • A ver, yo soy así. Estoy contento de trabajar, pero también me pregunto: «¿Qué me queda de hipoteca? Tengo 53 años, a ver si hacia los 60 ya me puedo dedicar más a la hamaca y menos en la radio».
  • Y eso es parte del éxito del programa. Cuando empiezas a las tres ya haces voz de «¿qué hago yo aquí, a las tres?».
  • No, yo el éxito no sé qué es. Y es que, perdona, yo a las tres estaría haciendo la siesta … Si ni ceno, ¿como quieres que esté contento? A ver, estoy contento de trabajar, pero también me pregunto: «¿Qué me queda de hipoteca? Tengo 53 años, ¿Cuando me darán la patada? A ver si hacia los 60 ya me puedo dedicar más a la hamaca y leer libros y más clases de tenis y menos radio».
  • ¿Hay alguien a quien le debas mucho?
  • Si empiezo a hacer un listado no terminaría. Hago radio porque mi madre se dedicaba a recortar anuncios de pisos de La Vanguardia y los enganchaba.
  • ¿Porque quiso comprar un piso?
  • No, no, porque era su entretenimiento. Íbamos por Barcelona a mirar pisos que, evidentemente, no podíamos pagar. Quedábamos los domingos con un comercial que nos enseñaba un piso de La Llave de Oro… Y, entonces, la gracia de mi madre era encontrarle la pega por no comprarlo: «Es que el grabado de la cocina… Ya nos lo pensaremos». Y, entonces, pegando anuncios, encontró uno de una emisora, y como a mí me gustaba la radio, llamé a él. La emisora ​​se llamaba MK3, en la Meridiana. Y gracias también al apoyo infinito de mi padre, que me dijo: «Hombre de muchos oficios, pobre seguro. Si te gusta la radio, radio. Aguanta». Y, después, gente que ha apostado por mí, como Jordi Català y el Joan María Claeguera, que me dieron de seis a siete en Catalunya Ràdio, que para mí era como ir a trabajar a Apple. Antes había hecho pruebas para trabajar en Catalunya Música.
  • ¿Tu?
  • Sí, pero me preguntaron cuántos botones tiene un trombón y no en acerté ni una. Entonces entré en la SER. «Vendrán unos tipos de Reus, un tal Buenafuente, podrías hacer la unidad móvil». La estructura de un programa de radio la aprendí con Sardà, pero el caos y el Cubaneo es de Andreu.
  • Ahora eres bastante contundente en Twitter. ¿Esto es que te has hecho mayor o ha sido la enfermedad?
  • No, esto es que en Twitter le he perdido miedo. Antes te venía Elisabet Espuny y te decía: «Han llegado dos e-mails de queja». Y yo me desmontaba, hasta que un día Sergi Pàmies me dijo: «Toni, ¿tú cuántos oyentes tienes? Cien mil? ¿Y cuantos e-mails de queja? ¿Quince? Tú se tu». Y me saqué esta presión. Y en Twitter me he soltado. Es que estamos en un punto en el que no puedes decir nada. A mí me pasó un tipo por encima con el patinete y me mandó a la mierda! El! En Twitter igual. Pues si no le gusto, no me escuche. Este verano, después de comer, en el apartamento, para conciliar el sueño, en vez de hacer sudokus pensaba: «¿Qué le contesto a este hombre sin faltar al respeto, pero con un punto de sátira?»
  • Silvia Soler decía el otro día en el Ara: «Reconciliarse con la vida significa liberarse de los prejuicios que uno tiene y de lo que piensen los demás».
  • Lo leí y estoy de acuerdo con Silvia. Tener que callar tras un tuit no me gustaba. Marta, mi mujer, me decía: «Qué manía tienes de joderte donde no te llaman». Pero es que eso de «estar curado del cáncer» no es exactamente verdad. Y te hace cambiar. Y hablar. El día que me diagnosticaron el cáncer, llego a la consulta del internista porque tenía un bulto en la axila y pensaba: «Este me dará una pomada. Para que luego digan que soy pesimista». Y el tipo me hace tres preguntas: «¿Tiene sudoraciones? ¿Se ha adelgazado? ¿Ha perdido peso?» Sí a las tres. «Siéntese en la camilla, quítese el polo». Me toca y me dice: «Tiene un linfoma». Yo le dije si era broma, y ​​me dice: «No, tiene un linfoma. La buena noticia es que el 90% se curan. Ya se puede vestir». Me quedé mirando la calle desde la ventana de su despacho, en el Clínico, pensando: «Entro en una nueva vida». Piensas que el cáncer siempre lo tienen los demás y ahora lo tenía yo. Y, entonces, te sacan los ganglios para analizarlos.
  • ¿Cuál fue el diagnóstico?
  • Fui con mi mujer, y la doctora se pone a hablar y yo que pienso: «Esto perfecto». Y Marta, que es más lista que yo, ya veía que aquello iba por el pedregal. Y dice la médico: «Tiene un linfoma que debemos tratar con quimioterapia, no podrá trabajar». «¿Que puedo ir a Calella de Palafrugell?» «No, porque si tiene una bajada de defensas tendremos que ingresar». Y cuando termina este proceso, llega la pandemia. Uno de mis sueños es ir a esquiar. Todavía no he podido. Y no sabes cuándo volverá a sonar la alerta, tal vez en las próximas análisis.
  • ¿Y como lo vives?
  • Disfruto mucho bañarme en el mar, de ir al teatro … Intento disfrutar al máximo de lo que hago y me falta tiempo. A Rosa Regàs le preguntaron: «¿Que hará, con el dinero del premio Planeta?
    Y ella dijo: «Comprar tiempo». Este verano me he apuntado a unas clases de tenis, con un monitor y todo, y me lo he pasado de narices.
  • Cuando una persona tiene cáncer, ¿qué es lo que más agradece los demás?
  • Lo que no te tienen que decir es: «¿Qué, cómo vas?» Yo siempre decía: «Joder, ¿como quieres que vaya? Entre las pastillas y la quimio, que no me aguanto, ¿como quieres que vaya?»
  • Te leo bastante desesperado con el estado de Barcelona.
  • Soy barcelonés, toda la vida he vivido en el Eixample, quiero mucho la ciudad, pero hemos perdido ilusión, tenemos dejadez, nos hemos convertido en un resorte. La gente viene aquí con un pack de 3 o 4 días, en pisos de estas empresas que dicen que gracias a ellas tu abuela puede tener un sobresueldo, y tanto les da igual la ciudad. Van a uno de los miles de súper que hay, que no sé cómo subsisten, otro de los misterios de esta ciudad, eso sí, en catalán, «supermercat», luego no te entienden, y compran el pan de molde y un zumo de naranja, y con ello pasan la semana. Todo el día de fiesta, y esta es la definición de Barcelona. Y el buenismo. Cuando era pequeño tenía una bicicleta en Castelldefels y el Ayuntamiento te hacía ir con matrícula. ¿Qué responsabilidad tiene una persona que va en bicicleta o en patinete? Mi madre fue al suelo por culpa de un tipo con un patinete. Es el caos, no hay un discurso. Cuando el Maragall tiró al suelo los chiringuitos de la Barceloneta la gente se enfadó, pero había un objetivo. Sin embargo ahora, ¿qué hacemos, pintar las calles con rotuladores?
  • ¿Te llaman mucho los partidos, a ti?
  • A mí, nunca. Por la tarde pasas desapercibido. Y si llaman, hablan con el director. En RAC 1, al ser una emisora ​​privada, los directores transmiten más la desazón cuando hablas de empresas o de patrocinadores, más que los políticos.



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