20minutos.es publica: “Sí, buenas noches, ¿dígame?”. Con ese pie inamovible, Carlos Pumares dio paso a todas y cada una de las llamadas que recibía en ‘Polvo de estrellas’, el programa con el que robó el sueño a miles de cinéfilos cada madrugada durante más de una década. Entre ellos me incluyo yo, entonces un estudiante de bachillerato que quería ser periodista e incluso, durante un tiempo, pensó especializarse en cine. Y eso que CINEMANÍA aún no había nacido.
Los años noventa aún gateaban cuando llegaron a España las televisiones privadas, con gran expectación primero y enorme decepción después. Una de ellas, Antena 3 Televisión, trató de replicar en la pantalla el sorprendente éxito que había alcanzado en las FM durante la década anterior. Entre los profesionales que compaginaron radio y tele en aquellos inicios estaban Miguel Ángel García Juez, Antonio Herrero, Bartolomé Beltrán o Pumares, que los sábados presentaba un maratón de películas bajo el paraguas, cómo no, de ‘Polvo de estrellas’.
Debí de ser de los pocos que conocieron al Pumares de la tele antes que al de la radio, al que la mayoría descubrieron a rebufo de José María García, recogiendo cada madrugada el testigo del programa más relevante que ha conocido la radio en España. Primero hasta las dos. Luego hasta las tres. Finalmente, hasta las cuatro.
Pumares, singularísimo crítico de cine -y de mil cosas más-, falleció en Madrid el pasado 12 de octubre. Al conocer la noticia, dije que me gustaría dedicarle un Nodcast (así llamo yo a los montajes sonoros que elaboro a base de cachitos, si quieren otro día les explico por qué), pero no disponía de material. Por suerte, y porque las redes sociales no siempre son un lodazal como siempre se dice, varias personas me indicaron dónde podía encontrarlo. Desde entonces, empecé a repasar decenas de programas de ‘Polvo de estrellas’, compartidos en distintas plataformas, y a seleccionar los fragmentos que más me sorprendían y o me hacían reír.
El resultado es este podcast con cinco episodios de media hora —en total dos horas y media, la duración clásica de ‘Polvo de estrellas’— cuyo título tenía que ser, precisamente, “Sí, buenas noches, ¿dígame?” Se trata, esencialmente, de un ejercicio nostálgico con el que los oyentes de ‘Polvo de estrellas’ podrán recordar la volcánica personalidad de Pumares, su amplio catálogo de filias, fobias y manías, y también apreciar cómo han cambiado algunas cosas, en “la cosa esta del cine” y mucho más allá.
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