3.06.2025.- Ignacio Fernández informa desde abc.es que el palentino José Luis Gago, periodista y dominico, forma parte de la historia de la radio en España. Su visión sobre el papel de los comunicadores revolucionó el medio a principios de los años ochenta, haciendo de ese invento de transmisión de la palabra por las ondas un producto competitivo ante el auge de la televisión.
El impulso que el padre Gago le dio, de la mano de otro paisano, Luis del Olmo, con la creación de la COPE, permanece vigente.
Su humildad y categoría humanas, propias de una figura histórica, siguen transmitiendo más allá de su muerte en onda muy larga y con frecuencia bien modulada, donde el éter y el cielo se confunden.
Ahora termina el proceso diocesano de beatificación. Muy oportunamente, el presidente de la Conferencia Episcopal, Argüello, en su condición de arzobispo de Valladolid, junto con el alcalde, Carnero, sellaron esta etapa con la inauguración de una plaza a su nombre junto al Convento de los Dominicos de San Pablo.
Su legado tiene cada día más vigencia, a medida que la sociedad de la generación Z y de los medios digitales se mete en líos. Su esfuerzo residió en comparar la comunicación con la transmisión de valores: los religiosos. Y nadie más antiguo que quien piense que Gago no es moderno.
Si Carlo Acutis va a ser el primer santo influencer, ojalá que al menos sea beatificado nuestro paisano. Su mérito no fue solo hacer de unas estaciones de radio sueltas un rosario de emisión común que, trasladado a las demás emisoras, focalizó en grandes comunicadores los programas con los que España se va al trabajo, pasa la mañana o entretiene su tarde.
El mérito del padre Gago fue reivindicar la humildad como forma del ejercicio del periodismo, y la condición de éste como fuerza transformadora a partir de los valores. En los tiempos que corren, una meritoria forma de santidad.
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