El histórico presentador que ha triunfado este verano con la esperada vuelta de ‘El Grand Prix’ hace un repaso a toda su trayectoria, reconoce que tiene «muy mala leche» y sentencia que «en la radio y en la televisión nadie es imprescindible».
Ramón García no solo es un rostro visible de la pequeña pantalla desde hace décadas. Es parte de los recuerdos de todos nosotros, con él hemos compartido las Nocheviejas en invierno y los concursos en verano. Este año ha conseguido lo que parecía imposible, volver a reunir a toda la familia frente a la televisión y conseguir una media de share del 19,6 %, un dato que no se hace ni en el mejor mes de invierno, fechas con mucha mayor actividad televisiva.
El Grand Prix se ha convertido, de nuevo, en el fenómeno del verano y ha sabido adaptarse a los tiempos, rostros jóvenes, sin vaquilla y con un visionado que no se limita al directo. Tal y como cuenta el presentador «ha sido el programa más visto en streaming, más de 700.000 personas lo vieron más tarde, porque no podían verlo en directo. Así que bienvenidas sean las plataformas».
«Un hombre de radio»
A pesar de vincular su rostro a la televisión con programas tan importantes en la historia de España como ‘No te rías que es peor’, ‘¿Qué apostamos?’ o ‘Todo en familia’, Ramón se define como «un hombre de radio». «La radio es el medio, la inmediatez, la comunicación directa, la creatividad, cuando de verdad un profesional da la talla. La televisión es como el cine y la radio es como el teatro», cuenta el presentador mientras recuerda sus inicios en Radio Bilbao y reconoce que todavía hay días que se despierta soñando que está en un turno de los ‘40 Principales’ poniendo un vinilo.
«Cada oyente que tenía lo mimaba como si fuese de mi familia, porque la radio tiene mucha más oferta y que te elijan a ti es un privilegio que hay que mimar. La radio es una forma de vida y esto muy pocos oficios te lo da». Si hoy volviera a la radio elegiría un programa contenedor en el que compartir diferentes voces de las que aprender.
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