
20.03.2025.- Charo Alonso escribe en salamancartvaldia.es que una fiesta de la radio, el programa en directo con el que Radio Usal conmemora su aniversario ha sido un hermoso y variado recorrido por la cultura salmantina en la que han participado, de la mano de Elena Villegas, directora y alma de la radio universitaria y de Felicidad Campal, representante de la Biblioteca de la Casa de Las Conchas, muchos de los protagonistas de los programas de la emisora y de la vida cultural salmantina. Y como no puede ser de otra manera, la mesa inicial está protagonizada por las instituciones: el concejal de cultura del Ayuntamiento de Salamanca, Ángel Fernández Silva, el diputado de cultura, David Mingo y las encargadas de las actividades culturales de la Universidad, quienes debatieron sobre los diferentes programas que se desarrollarán durante este año, el deseo de innovar por parte de la universidad salmantina y los proyectos en curso entre los que destacan los Paseos literarios por Salamanca, el fomento de la lectura en las bibliotecas de nuestros pueblos de Carmen Martín Gaite y sobre todo, en palabras de David Mingo, el deseo de que el Instituto de las Identidades sea un centro etnográfico de referencia, una mirada al pasado a la vez que se premia el talento actual con los premios que convoca la Diputación, del que da fe otro de los invitados.
Cultura viva apoyada por las instituciones que deben ser “eficientes y colaborativas” y que este año están volcadas en la persona de la escritora salmantina cuya poesía se reconoce y recita, poesía que celebra el próximo viernes 21 su día, como nos recuerda Alberto Buitrago, quien trae un verdadero regalo a la emisión aparte de su sabio discurso: Maribel Andrés Llaneros, una de las voces más reconocidas del panorama actual, premio Hiperión cuya palabra, aún en la brevedad del programa, es un auténtico regalo. Un lujo para montar en su viaje a Fermoselle, como aquel primer libro que nos descubrió su poesía. Como lujo es escuchar a Ángel Lemus, el artista que ha mezclado la modernidad con la tradición, cantar “al natural” su canción “Los ojos de mi charra”, un artista de la tierra de Ciudad Rodrigo que luce en uno de sus dedos un botón charro que reivindica la raíz que quiere versionar. Cultura viva, joven, que tiene su premio y su arte en la obra de Alexis García, estudiante de Bellas Artes y escultor dueño de un discurso muy serio y sosegado sobre la situación del arte actual.
Y todo con la velocidad viva de la radio y mientras Elena Hermida pinta un magnífico retrato de Carmen Martín Gaite a partir de la fotografía que ha elegido. Tonos ocres para una imagen de la que la joven artista destaca los ojos. Clásico y moderno a la vez, ha sido pintado mientras los diferentes invitados intervienen y es la artista la que primero se sienta frente al retrato y recuerda como sus abuelos también eran pintores. Memoria y aire de Martín Gaite que en palabras de la profesora y experta en temas de género Esther Martínez Quinteiro supo, a través de su escritura, crear una memoria más allá de la historia. Porque la historia debe contrastarse, ser fiel a los hechos, y sin embargo, la memoria es voluble, ideológica, subjetiva… y en los años cincuenta, temerosa de una situación difícil que Martín Gaite sorteó sin entregarse al discurso de la época. Estamos en el año de la autora y estamos en una biblioteca, de ahí que Inma Cebrián nos hable de los doce ¡Doce! clubes de lectura que hay en La Casa de las Conchas, que han acudido a un encuentro en Colompia, que Beatriz también nos hable del eco de las obras de Gaite en Estados Unidos y que tres participantes en los Talleres de Escritura Creativa de la biblioteca cuenten su experiencia que una de ellas define, maravillosamente, como “un deleite”.
Todo con la fluidez que sabe imprimir Elena Villegas, un prodigio de entrevistadora que confía en su fantástico equipo técnico sin el cual, nada funcionaría. Y seguimos en el Planeta Biblioteca, de ahí que Julio Alonso e Isabel Sánchez, mano a mano recuerden que es “un espacio de cultura que se define ahora más por lo que podemos hacer que por lo que tenemos”, como afirma Julio Alonso, bibliotecario de la Facultad de Documentación y una autoridad mundial en la materia. Un espacio intercultural, como la Torrente Ballester donde oficia Isabel su fecunda tarea donde caben el teatro, la música, el encuentro ciudadano, la organización de una Feria del Libro… porque para ambos “La biblioteca es un refugio para la intemperie”, y ya que hablamos del tiempo, Julio Alonso recuerda que, en tiempos de crisis energética, el gobierno inglés decretó que las bibliotecas eran espacios de calor. Un calor que para Isabel Sánchez, echando la vista atrás, nació de la calle, porque las bibliotecas municipales estuvieron en los mercados, en las plazas, y aun ya en los espacios interiores, mantuvieron ese espíritu siempre defendiendo el nivel de calidad cultura y su carácter de barrio.
Una historia, la de las bibliotecas municipales, que tiene mucho que ver con Don Jesús Málaga Guerrero, primer alcalde de la democracia y que, además de asfaltar calles y llevar el agua a una ciudad atrasada, quiso forjar cultura, y más en ese barrio antiguo al que cambiaron la cara. Se trataba de salvar monumentos, de, incluso, crear bibliotecas porque Salamanca, aunque no lo creamos, no tenía más que las bibliotecas universitarias. Y uniendo la necesidad de cuidar los edificios y forjar cultura, se consiguió abrir la Biblioteca de la Casa de las Conchas que ahora celebra su aniversario y donde Felicidad Campal le da las gracias emocionadas al alcalde memorioso que guarda la historia de la ciudad en su magnífico relato y las muchas páginas que ha escrito al respecto. Páginas que despliega con ese rigor ameno que le caracteriza y que es un feliz punto y seguido al paseo por treinta años de cultura que se cierran con el recuerdo del tanto de la mano de Laura Alonso. Música y educación para poner el colofón a un programa emitido en directo, donde el presente, el pasado y el futuro se han dado la mano en las ondas de la muy culta y docta Universidad de Salamanca, una de las pocas que tiene y mantiene una Radio que, felizmente, se abraza y abre a las instituciones para ser vehículo de cultura, testigo de su tiempo y ejemplo de invocación, caja de resonancia de todo lo bueno. Una tarea que merece, como poco, otros felices treinta años. Y no queda más que darle las gracias a Elena Villegas y a su fantástico equipo.
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