Ràdio Klara: 40 años de utopía libertaria en las ondas

Radio Klara

Joan Canela escribe en publico.es: La histórica emisora autogestionada cumple años, convertida en un proyecto consolidado y con el relevo generacional como reto principal.



El final de los 70 fueron convulsos. Los años posteriores a la caída de la dictadura estuvieron marcados por una explosión de luchas y creatividad: huelgas y protestas, pero también fanzines y contracultura. Una realidad que, demasiado a menudo, los medios de comunicación no querían recoger o, si lo hacían, era para ridiculizar y criminalizar. «Era necesario crear nuestros propios medios de expresión», explica Manolo Gallego, uno de los fundadores de Ràdio Klara. La decisión se tomó a finales de 1979, en unas jornadas culturales celebradas en el desaparecido cine Alameda, organizadas por una de las ramas de la recientemente escindida CNT.

El proyecto se preparó minuciosamente. «Estuvimos casi tres años de análisis, documentos, estatutos y la activación de recursos económicos», continúa Gallego, pero, finalmente, en marzo del 1982 Ràdio Klara levantaba su antena en la azotea de una vivienda particular de Montcada (municipio al norte de València) y empezaba sus emisiones.

Los inicios no fueron fáciles. Sufrieron tres cierres, el primero con la UCD todavía en el gobierno y los otros dos ya con el PSOE. «Después ya vieron que esto no servía de nada, porque aunque nos confiscaran o precintaran los equipos, nosotros volvíamos a emitir. Al final nos dejaron por imposibles y nos toleraron», recuerda Gallego.

Otro de los fundadores, Aniceto Arias, incide en que «Ràdio Klara no nacía con vocación de marginalidad sino que, conscientes del papel de los medios de comunicación sociales en las sociedades modernas y al servicio de quien están, se pretendía una auténtica alternativa de comunicación radiofónica que se proyectara hacia el futuro».

Y realmente cumplieron. Desde un principio, Ràdio Klara no solo se convirtió en la voz de los colectivos libertarios y contestatarios valencianos, como por ejemplo el Grupo Ecologista Libertario, el Movimiento de Objeción de Conciencia o la Casa de la Dona, además de la misma CNT, sino que también fue la vía de difusión de la rica vida contracultural de una ciudad que vivía su propia «movida». De hecho, la radio se financiaba organizando conciertos con el nombre de Movida Musical Ràdio Klara, que contaban con la participación de bandas como La Resistencia o Carmina Burana.

«Todo esto movía mucha gente y era despreciado por los otros medios. El programa Al loro por la cara pinchaba estos grupos y tenía una audiencia enorme», continúa Gallego.

También el mundo literario o artístico utilizó a menudo los micros de la radio, que emitía en directo las tertulias literarias de la librería Cavallers de Neu, que, como el cine Alameda, también ha desaparecido. «Para poder hacerlo, teníamos que montar la antena en la azotea de la casa, que estaba hecha polvo y casi se hundía», recuerda el histórico activista.

Emitió uno de los primeros programas de temática LGTBI
También emitió uno de los primeros programas de temática LGTBI –cuando ni siquiera se llamaba así-: La pinteta rebel, conducido por algunos de los más históricos activistas gays de la ciudad. Desde entonces, Ràdio Klara no ha dejado de difundir toda la actividad alternativa, social o cultural, valenciana: la eclosión punk, la campaña contra la OTAN, la insumisión, los primeros grupos de música en valenciano, hasta el 15M y la Primavera Valenciana.

«Se hace imprescindible el reconocimiento a la audiencia, especialmente a aquella que, con su aportación, ha contribuido, de una manera definitiva, al sostenimiento económico de Ràdio Klara durante estos 40 años», apunta Aniceto Arias.

Con la consolidación del proyecto, y una vez superados los intentos de cierre, empezó a plantearse su regularización. «Insistimos en la regulación. Nos quejábamos tanto que al final éramos amigos de los funcionarios que llevaban el tema», explica Gallego.

Finalmente, consiguieron arrancar al gobierno de Joan Lerma –quien tenía como asesor en políticas de comunicación a un joven Ximo Puig- una ley de licencias para «radios culturales».

Las beneficiadas fueron tres, una por provincia. Radio Escavia, en Segorbe, que era una emisora sin trasfondo político; una radio educativa de los jesuitas en Ibi, y la misma Ràdio Klara en València. «Era una fórmula porque no pudieron decir que regalaban licencias a los anarcos estos», asegura Gallego divertido. Una legislación que es la más avanzada del Estado en la materia y que nunca ha sido replicada en ningún otro territorio.

Jóvenes y radio, el reto pendiente
En la era del boom del podcast, a Ràdio Klara le faltan las voces jóvenes. «Esta es nuestra urgencia principal ahora mismo», reconoce Manolo Totxa, una de las personas más activas en el proyecto actualmente. Y no es por falta de adaptación a las nuevas tecnologías. De hecho, Ràdio Klara fue de las primeras emisoras en España en emitir en directo por internet y mantiene una constante actividad en las redes, donde cuelga la mayoría de sus programas.

«El problema no es tanto el podcast –continúa Totxa- que nos permite conseguir contenidos de altísima calidad, como el modelo organizativo. Mucha gente prefiere hacer su programa de forma autónoma, y entonces se pierde todo el espíritu comunitario que la radio ofrece».

Cuenta con unos 100.000 oyentes habituales en FM
Esta falta de gente joven se refleja también en la audiencia. Con unos 100.000 oyentes habituales en FM, sus datos son muy buenos. Además, la cifra se multiplica en momentos de tensión informativa, como por ejemplo con la guerra de Ucrania y, todavía más en momentos de conflicto local, como por ejemplo durante la revuelta estudiantil conocida como la Primavera Valenciana.

«La gente nos llamaba y nos explicaba lo que estaba pasando en directo. La radio es un medio muy dinámico y permite hacer estas coberturas muy ágiles e inmediatas». Aun así, reflexiona Totxa,»si la mayoría de programas los hace gente muy mayor, su audiencia tenderá a tener su edad, por las temáticas, el lenguaje y los intereses que transmiten».

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